Días fuertes de la feria y prólogo del otoño

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


Hoy viernes, mañana sábado y el domingo, son los tres últimos días de la Feria de Pozoblanco y también los de más concurrencia de personal en el recinto pozoalbense.

No voy a extenderme en si la feria de hace 30 ó 40 años era mejor que la actual, porque eso para mí es incierto. Las de aquellos años y las anteriores eran casi los únicos días de fiesta plena que se vivían al año, y por lo tanto todos, o casi todos, la esperaban con más anhelo y con muchos meses de antelación.

Trabajadores que vivían de continuo en el campo, familias de la localidad y muchas personas de nuestra comarca, acudían a la feria más importante de Los Pedroches, sumándose también pozoalbenses ausentes que dejaban unos días de sus vacaciones para regresar.

Todo lo bueno y lo malo está en nuestra mente, y la falta de celebración intensa en las fiestas de antes, hacían que la predisposición de la persona estuviera al 100% de actitud para disfrutarla.

El ciclo de aquellos tiempos se ha cumplido, y la feria ahora es distinta por determinados aspectos, entre ellos, la multitud de actos lúdicos de todo tipo que se celebran en cualquier fin de semana y las muchas personas que aprovechan estos días para irse fuera, porque tienen un precio de hoteles a la mitad de los que rigen en julio y agosto, etcétera.

La feria de ahora, por lo tanto, es diferente, pero yo diría que con gran variedad y con un recinto ferial muy completo, que no tienen poblaciones de 50.000 habitantes.

Siempre he creído que para que una feria tenga renombre, ésta tiene que ir acompañada de buenos festejos taurinos, y actualmente el equipo de gobierno está cumpliendo con dos corridas a pie y una de rejones, las mismas que se dan en Córdoba, que tiene una población de 325.000 habitantes.

No obstante, tres carteles de nivel que podrían darse en una plaza de primera, yo creo que son excesivos en la actualidad. Porque, se quiera ver o no, hay que reconocer ya que existe una palpable y paulatina decadencia en la denominada “fiesta nacional”, pues en los últimos cuatro lustros se le han ido sumando distintos inconvenientes, como el fallecimiento de muchos mayores que eran realmente los grandes amantes del “arte de Cúchares”, el pensamiento extendido ahora en muchos jóvenes de maltrato del animal que conlleva un escasísimo relevo generacional y también el precio de las entradas.

Por todo esto creo yo que lo que corresponde actualmente para la afición de toda la comarca es el programar dos festejos: Uno el sábado de pre-feria y otro el domingo de cierre con la de rejones.

El pasado sábado con un gran cartel se registró media entrada, y, mojándome, creo que mañana sábado estará por debajo de un cuarto, y el domingo media entrada. Si a esto descontamos las entradas de protocolo, muy complicado lo va a tener el bueno del empresario Antonio Tejero para cuadrar los números.

Mucha gente vive todavía en el recuerdo permanente del pasado y critican el actual modelo. Critican por criticar, porque aunque se hiciera lo que ellos dijeran, la verdad es que no se iba a incrementar el número de visitantes a la feria.

No quiero dejar este artículo sin hacer una referencia sobre una de las casetas de más aceptación, como es la de Izquierda Unida. Por un lado con su rico bacalao rebozado y por otro con su “Rincón Cubano”. Yo, como una gran mayoría, acudimos a esta caseta, por lo que me voy a permitir la licencia, con toda mi humildad, respeto y buena intención, de recomendarles que reconsideraran los dirigentes de este partido el nombre del mismo y la simbología expuesta, ya que, desgraciadamente, el régimen político de Cuba en la actualidad representa todavía la dictadura y el totalitarismo. Porque lo que ocurre en este país desde hace ya 60 años es una dictadura de tomo y lomo, donde una minoría vive a cuerpo de rey mientras que el resto vive en una completa austeridad o incluso miseria, sumando la falta de libertad en todos los sentidos.

Si en otra caseta del recinto ferial se hubiese optado por un nombre y una simbología acompañante que de alguna manera supusiesen un homenaje y un reconocimiento a una dictadura de las denominadas de derechas, habría un gran clamor popular y una manifestación para que dicho nombre y simbología desaparecieran, y para mí con toda la razón.

Como decía, con toda mi humildad y buena intención, recomendaría que se cambiara para el futuro el nombre de “Rincón Cubano” por el de “Rincón Caribeño”, que además hace una publicidad más real a los mojitos y variedades de bebidas propias de tierras caribeñas.

No cabe nunca hacer apología de ninguna dictadura, porque la dictadura es siempre intrínsecamente infame y reprobable, ya sea de izquierdas o de derechas, pues tienen el mismo fin, controlar y oprimir al ciudadano, llevándolo por el carril que mandan los opresores, y para que brillen por su ausencia la democracia y la libertad.

La feria de antes y la de ahora no es nada más que un estado interior y de mentalidad. Aquí, y no en lo exterior, está la verdadera clave para pasarlo bien o seguir en un estado de lamentación continua. Porque la verdad es que en la actualidad la Feria de Pozoblanco tiene variedad y calidad para quien quiera vivirla.

Termino acordándome de todos los que por una u otra razón no van a poder acudir a la feria. Especialmente envío mis mejores deseos a los que sufren y a los que padecen algún tipo de enfermedad, los ingresados en el hospital, los mayores impedidos y los que padecen distintos problemas de una cierta magnitud. Mi recuerdo y mi solidaridad hacia ellos.

Al finalizar la feria, entra de lleno el prólogo de cambio de estación, el otoño, que marca un tiempo diferente al verano, como si se tratara de un año nuevo que comienza y con él la ilusión de que algo bueno está por llegar.

La feria entra en su recta final con sus tres días grandes, dejémonos de nimiedades y disfrutémoslos, como si fuese la última, porque quién sabe cómo estaremos la próxima.

¡Feliz remate de feria a todos!


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