Don Antonio Rides y su mundo de manos dadas


EMILIO GÓMEZ
POZOBLANCO

En su perfil de WhatsApp tiene un mensaje que pone: “con los jóvenes”. Tiene 82 años pero dice que él es otro joven más. Cada mañana a las 08:35 despierta al vecindario tocando las palmas para recibir a los niños. A todos les choca la mano. Siempre tiene para ellos una sonrisa, una palabra, un gesto. Él lo tiene claro “son mis niños todos”. Muchos de ellos llegan dormidos hasta las escaleras. En ese lugar se encuentran a Don Antonio que los despierta. Les da energía para empezar el día. Unos sonríen, otros cogen carrerilla para chocarle fuerte la mano. Los hay que le dan un abrazo y también los que le cuentan lo que llevan en la cartera y el bocadillo que le ha echado su madre. El mundo infantil es pura fantasía. Don Antonio es un líder para ellos. Cuando no está alguna mañana, lo buscan, le ponen falta y al otro día le preguntan que dónde estaba.

Rides cree que “todos somos niños en nuestras vidas”. 


Las madres, padres y abuelos, que llevan a los niños al cole, también tienen una gran relación con él. Es muy ‘curioso’ y conoce a todo el mundo (a pesar de sus despistes). Don Antonio tiene claro que la familia es lo más maravilloso que tiene alguien: “tener al lado a los tuyos es algo que no tiene precio”, indica con su tono de voz grave. Parece que tiene un altavoz instalado, de los que nunca pierde pila.

Dice que es bonito “verlos crecer de año a año” y saber que “están en la casa salesiana”. El mundo del Rides es un mundo de manos dadas, de dedicación, de dar cariño con gestos, sonrisas y palabras. Lleva muchísimos años en Pozoblanco. En todo ese tiempo ha estado siempre relacionado con jóvenes y no tan jóvenes. Lo suyo es ‘enrear mucho’ pues ha sacado adelante proyectos de todo tipo. A don Antonio lo tienes que querer como se quiere a la buena gente. Es un niño con pantalones largos que vive la vida con ilusión. Feliz como Peter Pan.  

Su filosofía de vida es  hacer por todos pues es de esa clase de personas que conoce por el nombre a todos y por todos reza, el rezo de socorro de quien lo necesita. He visto todas las generosidades posibles en un hombre que ha ofrecido su vida a los demás.
Y  todo ello transmitiendo  esa felicidad. Y si no me creen, lo pueden comprobar cada mañana a las 8:35 en los Salesianos.  Pueden ver como se arremolinan niños y padres. Los que van por primera vez preguntan qué pasa aquí. Justo cuando van a subir las escaleras.  Allí está  Don Antonio recibiendo a niños y niñas con carteras.  Para todos tiene algo siempre. “Las sonrisas son gratis y podemos darlas a todas las horas del día” dice. El Rides es un ser entrañable.


– Don Antonio. ¿Otra vez septiembre?
– La vuelta a la escuela. Para mí es volver a ver a los niños en el colegio. Una alegría. Todos somos niños en nuestras vidas

– Todos los días le choca la mano a los niños. ¿Qué significa?
– Pues darle la bienvenida y recibirlos en su casa, la  casa salesiana. Los recibo uno a uno y me hacen muy feliz.

– ¿Qué le dicen?
– Pues cosas preciosas. Lo bonito es que todos me chocan la mano. Hasta los más tímidos. Unos me dan los buenos días, otros sonríen, me dan un abrazo, me enseñan su cartera y lo que le ha echado su mamá de bocadillo, me cuentan los juguetes que tienen. En poco tiempo me cuentan muchísimas cosas.

– ¿Y los mayores?
– Pues es maravilloso ver  la alegría de  los papás, mamás y abuelos que los llevan al colegio. Ellos también tienen una sonrisa. Me gusta hablar mucho con ellos. Tienen sus tesoros en  casa. La familia es la base de todo. También la de la felicidad.

– En su WhatsApp tiene un mensaje que pone: “con los jóvenes”. ¿Es un lema de vida?
– Totalmente. Los jóvenes son los que mueven al mundo como decía Don Bosco. Él  estuvo siempre a la escucha de sus jóvenes. Me gustaría estar  siempre con ellos. Yo me siento un joven más, aunque tenga 82 años.

– Lo quieren mucho en Pozoblanco. ¿Por qué?
– Pues no lo sé. ¿Sí? Pues yo los quiero todavía más.



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