Un nuevo estudio revela la importancia histórica de la ermita de Consolación

SATURNINO MUÑOZ 
BELALCÁZAR

El salón de plenos del Ayuntamiento de Belalcázar ha acogido la presentación del libro “Ermita de Consolación, Apuntes”, elaborado en estos últimos años por Claudio Rodríguez Rodríguez, que ha dedicado décadas al estudio del pasado y el patrimonio monumental y arqueológico de esta villa del noroeste de la comarca de Los Pedroches.

En el acto de presentación el alcalde de Belalcázar, Francisco Luis Fernández, destacó la importancia de este análisis sobre uno de los edificios monumentales más antiguos de los que tiene la localidad. Fernández también alabó la trayectoria profesional y humana de Claudio Rodríguez como docente en Belalcázar, recordando anécdotas y algunos de los valores y conocimientos que le transmitió en los años que fue su alumno.

En su intervención Claudio Rodríguez tuvo palabras de agradecimiento para el consistorio de Belalcázar y para la hermandad de la Virgen de Consolación, como promotora de esta publicación, “ya que sin su colaboración y ayuda finalizar y editar este libro habría sido totalmente imposible” afirmó. El autor también desveló algunos de los aspectos más destacados de su investigación, poniendo de manifiesto los vínculos de esta ermita con la historia de la antigua villa de Gahete, hoy Belalcázar, así como con diversos acontecimientos históricos vinculados a la conquista y repoblación cristiana de estas tierras en la baja Edad Media.

El autor del libro, Claudio Rodríguez Rodríguez, junto al alcalde de Belalcázar. /S.M.

Según Rodríguez la ermita de Consolación debió de construirse a finales del siglo XIII, dada la indudable traza gótica de gran parte de esta construcción, “estando su edificación asociada a la antigua aldea de Coslada, situada en este paraje, de la que ejercía como parroquia”. La primera mención escrita de este templo, donde se informa de su existencia está datada en 1399, unos años antes del gran proceso de reformas que sufrió la ermita, cuando se amplió su superficie, se construyó la arcada izquierda de su nave central, así como las pinturas góticas que representan la Purificación de la Virgen en la capilla de la Purísima y las del Nacimiento de Jesús, que están casi ocultas en la capilla del lado del Evangelio.

En su investigación Rodríguez desvela que la ermita de Consolación se construyó en la antigua dehesa de Valbellido, que contaba con una superficie de 1250 hectáreas y formaba parte de los bienes comunales del Concejo de Belalcázar. Situada a tan sólo cinco kilómetros de Belalcázar, la ermita se sitúa sobre importantes vías de comunicación antiguas, ya que por sus inmediaciones discurrían la antigua calzada romana número 11, que unía Córdoba con Mérida. Tras la reconquista cristiana fue un importante lugar de paso y tránsito de personas y mercancías, ya que el templo está enclavado junto al antiguo camino Real de Sevilla, que era utilizado para transportar desde Almadén el azogue que era empleado en América en las explotaciones mineras.




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