sábado, 3 de octubre de 2015

La nueva cultura

EMILIO GÓMEZ
(Periodista)

Las mochilas de los niños del Colegio son como las de los presos. Cada día pesa más la cultura en kilos. Por fortuna existen las ruedas de las mochilas aunque estas ruedas están peleadas con bordillos y escaleras. Los niños son un negocio para las editoriales y para todos los que están al lado de las editoriales que son las que dan el visto bueno a los libros de texto escolares. Intereses comerciales de las editoriales y del Ministerio de Educación.

Antes, nuestros mayores, estudiaban en una ENCICLOPEDIA que lo tenía todo. Ahora libros y libros de texto que se renuevan en estupideces cada año. La cultura es muy buena para las grandes editoriales . Los libros de texto de nuestros hijos están preñados de modernismos que no los entiende ni el que los escribe. Los cambian tanto que lo que hacen es enredarlo todo. Han cambiado tanto que han borrado lo esencial. Un enorme laberinto de libros que son difícil de descifrar para el profesor.

En lengua han editado tantos libros que a cada cual es más malo. Por cierto se dice la asignatura de lengua pero no se dice que lengua es.

Sí, podría llamarse sin miedo LENGUA CASTELLANA O LENGUA ESPAÑOLA pues somos españoles. Pero ahora lo que se lleva es el inglés. Si no sabemos inglés, estamos perdidos. Hay que pronunciarlo bien: el Windows, las canciones hay que cantarlas en inglés, aunque nuestro inglés sea macarrónico. Y al olvidar que la lengua más universal es el castellano. Los catalanes hablan en inglés o en catalán. En Español está prohibido. Qué nadie les diga que son españoles.

Esa es la educación que ahora tenemos, esa educación que esconde la historia más nuestra, más íntima. La historia de nuestra literatura, de nuestra filosofía, de nuestro arte, de nuestra vida. A veces me pregunto que los nuevos sistemas educativos olvidan lo esencial. Esos libros de ahora no recogen esa fantasía de imágenes, de olores, de sabores, de cuentos de aventuras, esas aventuras que se contaban en la cama antes de que se cerraran los ojos de los aventureros infantiles receptores de los cuentos. Ya no son niños de cuentos, eso le suena ahora a rancio, a cosa de viejos. Todo lo de antes es considerado hoy casposo y aburrido.

Cuentos como los de antes o tebeos como los del Capitán Trueno, cuentos de héroes que uno se imaginaba metido en su cuerpo. Se llamaba a la imaginación. Ahora los héroes son los futbolistas del momento, los cantantes de canciones estúpidas y los cascos para aislarse del mundo en el MP3 O MP4 o lo que sea. La relación del cara a cara y no la del aislamiento detrás de unos auriculares o de una conexión WIFI.

Todo es tan artificial. La comida es artificial, hamburguesas de pollo, ¿de qué pollo?, hamburguesas de ternera ¿de qué ternera? Nadie les dice que son de lo peor del pollo y de la ternera, nadie les explica nuestros valores, nuestro pasado, nuestra evolución. Nadie les dice que el césped es una copia mala del verde de los pastos o que la noche de verdad está en las noches de luna llena con los silencios en libertad, lejos del agrupamiento del botellón.

Pero esa es otra historia en la que los culpables no son los jóvenes sino el interés comercial que hay detrás de todo. Como ven detrás de cada acción hay un interés económico.


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