Entrevista a Blas García, presidente de PRODE

“Seguimos luchando por hacer felices a las personas con discapacidad”


EMILIO GÓMEZ
POZOBLANCO


Blas García es el presidente de PRODE, una organización que se ha convertido en un referente andaluz y nacional. No es fácil encontrar organizaciones como PRODE que abarquen globalmente todos los apoyos necesarios para el desarrollo integral de las personas con discapacidad. PRODE está constituida como un grupo de empresas integrado por una asociación, una fundación y siete sociedades limitadas. Constituida hace más de tres décadas, actualmente cuenta con 27 centros y servicios integrados, 375 trabajadores y 135 voluntarios que prestan apoyo a 788 usuarios y 3.000 familiares.

García Ruiz es de esos emprendedores que piensan que “todavía quedan muchas cosas por hacer” aunque el crecimiento de la organización haya sido enorme. El balance de estos 32 años es de lo más positivo. PRODE abrió las puertas a miles de personas con discapacidad y a sus familias. Quiere seguir siendo esa puerta a la esperanza intentado que las personas con discapacidad tengan una vida mejor y sobre todo sean más felices. El secreto de PRODE es la capacidad para emprender, crecer, querer y poder. Todo ello con una estructura que se apoya en un equipo que mantiene unos valores tan necesarios para la sociedad en la que vivimos.

El presidente de PRODE insiste en que las personas con discapacidad cuenten con la mejor calidad de vida. /SÁNCHEZ RUIZ


– ¿Qué es PRODE?
– Una organización sin ánimo de lucro, o sea, que los beneficios que genera revierten a la propia organización, constituida hace 32 años, con el objetivo de buscar la manera de hacer felices a las personas con discapacidad. Cuando PRODE se constituyó su base estaba fundamentada en las familias y en el voluntarismo, hoy una de sus fortalezas radica en la alta profesionalización.

– ¿Cuántos centros, servicios y trabajadores lo constituyen?
– Está constituida por 27 centros y servicios integrados, por 375 trabajadores, de los que 220 tienen discapacidad, así como 135 voluntarios. Entre todos se les presta apoyo a 788 usuarios y 3.000 familiares.

– ¿Cómo ha llegado a crecer tanto?
– Por dos razones fundamentales: porque son muchos los apoyos que necesitan las personas con discapacidad o en situación de dependencia y sus familias para su desarrollo integral, lo cual ha hecho que sean muchas las exigencias de la organización en cuanto a generación de recursos, y porque ha habido muchas personas volcadas con el proyecto con altos índices de vocación, compromiso, esfuerzo, eficacia y eficiencia, orientados al logro de sus objetivos.

– ¿Cómo ve la gente a PRODE en el mejor de los casos?
– Queremos que la vean como el fruto de una sociedad avanzada que cada día hace más realidad el principio de igualdad. A nadie se le escapa que las personas con discapacidad o en situación de dependencia son un sector de población especialmente vulnerable que necesita de apoyos para su normalización en todos los ámbitos de la vida. Esos apoyos pueden ser de carácter natural, como puede ser el que viene de la familia, o profesional, que en muchos casos proviene de organizaciones sin ánimo de lucro, como es el caso de PRODE. En el mejor de los casos PRODE se ve como una oportunidad, sin la cual muchas personas con discapacidad no llegarían a alcanzar los niveles de calidad de vida que alcanzan la mayoría de la población.

– ¿Y en el peor de los casos?
– Como una organización que si bien hace un buen trabajo para la sociedad en el ámbito asistencial, no es así en el laboral porque hace la competencia a otras empresas, visión a mi juicio fuera de lugar en los tiempos que vivimos.

– ¿Te duele que comenten que PRODE está haciendo competencia desleal?
– No es agradable haber escuchado ese comentario, aunque sea minoritario, por lo que ello supone. Juicios de ese tipo perjudican a las personas con discapacidad. Me parece una inmoralidad enjuiciar la concesión de ayudas a las empresas que contratan a personas con discapacidad, por el daño que se les ocasiona. Estamos hablando de un sector de población con una tasa de desempleo diez puntos por encima al resto de la población; de cada cuatro personas con discapacidad, tres están desempleadas; los salarios de las personas con discapacidad son un 10% más bajos que los del resto de la sociedad, y en las empresa ordinaria, de 2006 a 2013, los contratos realizados han bajado de 29.000 a 20.000. Es evidente que, si buscamos la igualdad, se debe incentivar la contratación de sectores tan vulnerables como el de la discapacidad, pues de otra manera sería inviable que estas personas pudieran trabajar, algo propio, por ejemplo, de la época feudal, pero no de una sociedad avanzada en derechos como es la que tenemos en el siglo XXI.
Por otro lado hablamos de ayudas, por contratar personas con discapacidad, a las que puede acceder todo tipo de empresa, sin limitación, de igual manera que otras empresas reciben, con toda legitimidad, otro tipo de ayudas por otros muchos conceptos y en otros ámbitos según la ley aplicable. Ante esa realidad hablar de competencia desleal por apoyar el empleo de personas con discapacidad me parece inaceptable.

Blas García destaca la dimensión que ha alcanzado la entidad. /SÁNCHEZ RUIZ


– ¿La sociedad actual ha fomentado más sus valores o los ha ido perdiendo?
– Vivimos en una sociedad muy individualista en la que predomina el materialismo sobre la humanización. No me voy a poner a dar datos, pero estadísticamente está demostrado que cada día hay mayor desigualdad entre países ricos y pobres. Ese es el mayor indicador de la tendencia a la pérdida de valores en nuestra sociedad. Y no nos justifiquemos porque hablemos de un problema global de carácter internacional como si no dependiera de nosotros, esa pérdida de valores es perfectamente aplicable a nuestro contexto por el que, delante de nosotros, se pasean injusticias como la inmigración, la pobreza, la desigualdad, etc., y no nos movemos lo necesario para evitarlo en la medida de nuestras posibilidades. ¿Una respuesta demasiado pesimista? A cada pérdida de valores también hay una reacción muy fuerte de mucha gente que los reivindica.

– Su modelo es un referente andaluz y nacional. ¿Cuál es la clave secreta del modelo?
– En primer lugar partir del convencimiento de que todos los retos son superables, y que cada persona tiene un plan personalizado de vida por el que hay que luchar. Esta premisa lleva a PRODE a prestar un servicio de apoyo integral a las personas con discapacidad o en situación de dependencia y sus familias, o sea, en todos los ámbitos de sus vidas: alojamiento, manutención, ocio, ocupación, empleo, formación, salud, educación, etc. y en todo momento de sus vidas, desde que a una familia se le informa que vendrá un miembro con discapacidad, se les presta apoyo psicológico a los padres, y desde ese momento hasta la senectud de las personas con discapacidad, se le prestan a cada persona los apoyos necesarios para ser felices. Esta característica nos diferencia. No es fácil encontrar organizaciones que abarquen globalmente todos los apoyos necesarios para desarrollarse integralmente las personas con discapacidad. Esa meta tan exigente nos ha llevado a otra singularidad que nos distingue de la mayoría de organizaciones del sector: la estructura a través de la que nos organizamos. PRODE está constituida como un grupo de empresas integrado por una asociación, una fundación y siete sociedades limitadas. Con este diseño organizativo tan diferencial y único en Andalucía, e incluso escasísimo a nivel nacional, se busca tener la capacidad de llegar a cubrir todos los apoyos que las personas con discapacidad pueden necesitar para desarrollarse como tales.

– ¿Cuáles son los principales obstáculos que tiene PRODE?
– Aquí te contestaría con un lema muy aclaratorio de PRODE: “Alguien hizo un círculo para dejarme fuera y yo hice uno más grande para incluirlos a todos”. El mayor inconveniente con el que nos encontramos para alcanzar nuestra misión son los prejuicios existentes en la sociedad que, inconscientemente en muchos casos, dificultan la normalización de las personas con discapacidad como ciudadanos de pleno derecho. Y lo peor es que hablamos de un problema cultural, con lo difícil que es modificar ese tipo de actitudes y conductas tan arraigadas socialmente. Para comprenderlo te hablaría de la estigmatización que sufren las personas cuya discapacidad viene dada como consecuencia de una enfermedad mental. Por ejemplo, es tremendo el rechazo que experimentan estas personas a la hora de acceder a un empleo. Pero bueno, también somos muchas las personas que día a día hemos trabajado, trabajamos y seguiremos haciéndolo, por salvar esos obstáculos que nos permitan alcanzar un modelo de sociedad más placentero para todos. Habría que mencionar que, a pesar de los prejuicios, la complicidad de la sociedad con la causa es creciente e indispensable. Lo digo por no “echar una bronca” sin más a la sociedad; ni tampoco echar balones fuera, como si el principal obstáculo de PRODE viniera solo “de ahí fuera, de los demás que no entienden qué es esto”, también podríamos tener obstáculos a la misión que vienen de dentro.



PREGUNTAS PERSONALES

– Nombre: 
Blas García Ruiz

– Cargo: 
Presidente de PRODE

– Afición: 
Baloncesto

– Estudios: 
Sociólogo

– ¿Qué es la felicidad?: 
El retorno que experimentamos por poner nuestros dones y capacidades al servicio de los demás.

– Un sueño que cumplió: 
Poquito a poco vivir cada día más pendiente del presente que del pasado y el futuro, aunque a veces es complicado.

– Algo que no soporte: 
Hablar de los demás gratuitamente con malevolencia.

– ¿Cuál es el mejor sentimiento del mundo?: 
El amor.

– ¿Qué oportunidad dejó pasar?: 
Esta vida no se trata de oportunidades concretas, la felicidad está en el camino, vivir cada momento valorando lo que tengamos.

– ¿En algún momento se le vino el mundo encima?: 
Seguro que sí, pero se me ha olvidado. Es buenísimo tener mala memoria.

– ¿Cómo sería un mundo más justo y solidario?: 
Las personas anhelamos vivir en orden, tranquilamente y en paz. Sería un mundo más igual con menos envidias y más propicio para alcanzar ese anhelo.

– Mejorar la vida de las personas. ¿Cómo se consigue?: 
Con generosidad y conocimiento.

– La crisis económica qué le enseñó: 
A valorar lo que tengo. Es como la salud, se aprecia en su medida cuando falta.

– ¿La sociedad actual mira por las personas con discapacidad?: 
No lo que debiera.

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