sábado, 4 de marzo de 2017

El mejor político. Y el cobalto, el oro del futuro

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


Dentro de la influencia que tienen las actuaciones de los políticos de nuestros pueblos, que son los de incidencia directa en nuestro vivir diario, empieza a haber una tendencia clara por parte de los partidos a ir poco a poco cambiando los criterios para designar a los que integran sus listas, pensando más en la valía y trayectoria que acreditan las personas que van a aparecer como cabeza de cartel y los cuatro primeros de la lista.

El mejor político es el que tiene una adecuada preparación, humildad, honradez y muchas ganas de trabajar y aprender, que huye de la demagogia tan al uso y del halago fácil. Lo más importante es conocer y valorar con tino cada situación y circunstancia, para que le lleven a una probabilidad mayor de tomar en su justo tiempo y medida la decisión más acertada para el bien común, que no está en la adopción de medidas populistas o meramente cosméticas, propias de manipuladores y engañabobos, sino en abordar con sabiduría y coraje los problemas reales de la comunidad.

El gobierno es como una empresa o un equipo de fútbol. Es un grupo de personas que deben trabajar por un fin común y por tanto se necesita un líder que sea el máximo responsable, que mande por encima del equipo, aunque a éste le dé su margen de libertad, pero que al mismo tiempo sepa llamar al orden cuando uno de sus componentes comete, por ejemplo, agravios comparativos, además jugando con los dineros públicos.

La honradez no sólo está en no echarse nada al bolsillo de forma ilegítima, también está en no favorecer a amigos o conocidos, bien otorgándoles dineros de sus partidas o dándoles prioridad en trabajos temporales por delante de otros que tienen más méritos.

De la misma forma no debe temblarle el pulso cuando tienen que decidir entre dos posturas y hay que tener determinación para descartar la menos rentable.

Debe de estar a pie de calle, escuchar al ciudadano, reflexionar y actuar. Marcar las prioridades, pero con el objetivo real de que éstas se cumplan en tiempo.

De la misma manera tiene que tener el ingenio necesario, moviéndose donde haga falta, para saber acarrear y atraer recursos a nuestros pueblos, potenciando y ayudando en lo que pueda a los empresarios y a los que creen empleo o se pongan por primera vez de autónomos.

Los presupuestos anuales están para que, dentro del equilibrio lógico con el capítulo de ingresos, se consiga la gestión más óptima posible con el dinero público, para que éste resulte eficiente y efectivo (que no efectista), provechoso y racional, teniendo por principal premisa el desarrollo del pueblo y la mejora en las condiciones de vida de sus habitantes. El que se acabe un ejercicio con superávit no lo hace necesariamente mejor político, pues no es lo mismo la gestión de una compañía mercantil, que pretende el beneficio monetario, que la gestión de una administración pública, y puede ser que no haya sabido darle buen uso a unos dineros que están para que reviertan en la mejora del pueblo y con ella de su ciudadanía. Cumpliendo estos mínimos, para mí ya tiene ganado bastante para que en las próximas elecciones cuente con mi voto.

En el segundo apartado de mi artículo, quiero recordar que la economía crece bastante menos de lo que nos quieren vender nuestros gobernantes. Y para muestra el botón del precio del oro, que sigue estando un 40% por encima de su valor real, lo que determina mundialmente las debilidades del crecimiento económico. Actualmente la onza de oro (28,70 gramos) está en 1.250 dólares, lo que hace que con el dólar muy fuerte comparado con el euro, que casi está a la paridad 1,050 por 1 euro, nos da que el kilo de oro rebasa los 40.000 euros, cuando si estuviera por debajo de los 30.000 euros, sería el mejor termómetro para mostrar que la economía en líneas generales funciona.

A los que tengan algo de dinero ahorrado, y están comprobando que los bancos y cajas no le dan un céntimo de interés, incluso en parte de ellos les cobran por mantenimiento o por diversas operaciones, se les presenta una buena oportunidad de futuro, comparable a lo que ha subido el oro en el último lustro, más de un 50%. Me estoy refiriendo al cobalto, que en los últimos 5 meses ha subido su precio un 50%, como es el caso del Fondo de Inversión suizo Pala Investments o el propio chino Shanghai Chaos, donde ambos se han dedicado a comprar y almacenar unas 6.000 toneladas de cobalto, para especular con ellas.

Este metal es un componente clave para aumentar la autonomía de las baterías que usan los automóviles eléctricos, cosa que irá en aumento en los próximos años, con lo cual se puede calcular que el aumento de este metal crecerá un 20% anual.

El 60% de la reserva de este nuevo oro está en la polémica República Democrática del Congo. Actualmente la producción está en unas 900 toneladas al año, calculándose que para el 2020, estarán en 5.250 toneladas. Sumado a que para el año 2025 se calcula que habrá más de seis millones de coches eléctricos funcionando. Actualmente el precio del cobalto está en 21 dólares la libra, cuando en 2015, estaba en 10 dólares.

Piénseselo, si tiene un poco de dinero ahorrado y quiere dar un paso adelante aceptando algo de riesgo y sobre todo una inversión a medio plazo (unos 5-6 años), en el cobalto puede tener el paralelismo del metal amarillo. 


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