Carta a Jorge Dueñas

EMILIO GÓMEZ
(Periodista-Director)


El 28 de febrero, recién comenzado el día, nos despertábamos con la noticia de que te habías ido. A todos nos recorrió una tristeza, una melancolía, una desazón y una inquietud tremenda.

Tenías solo 23 años. Una vida por delante cargada de proyectos, de ilusiones, de sueños. Nadie debe de morir con esa edad, nadie. La vida es cruel en la tierra. Eso lo sabemos todos. Nunca pensamos que la muerte está acechando, pero lo está porque venimos para morir. Somos aves de paso. Es un error el pensar que venimos para mucho tiempo. La muerte está en cualquier esquina. Todos tenemos un destino.

Te has ido para el cielo y aquí en la tierra estarás en los que te han querido desde que naciste (tu familia), en los que te quisieron cuando creciste (tus amigos y novia) y los que te querrán (recordándote). Cuesta comprender que la vida sea el lugar más bonito y, a la vez, el más cruel. La vida es un extraño viaje con un final que nadie sabe descifrar.

Uno, en la vida, se va encontrando con muchos compañeros de viaje: amigos, compañeros de trabajo, amores reales, amores platónicos.. y la familia. Son personas que, como las piezas de un puzzle, van conformando de modo inevitable los tramos de tu propia existencia. En este día y medio que ha pasado desde tu partida, las muestras de cariño han sido muchas. Se han derramado muchas lágrimas por ti. Te has ido joven dejando el recuerdo de una persona en plenitud, buena, feliz con la vida, con la gente que te rodeaba.

Has partido para un viaje hacia otros rumbos, otros recorridos y otros espacios. Seguro que estarás al otro lado del mundo sonriendo y conversando plácidamente en algún lugar cálido y soleado. Creo que la muerte no es el final de todo. Nuestros compañeros de viaje tienen que ir a un lugar donde nos esperen. Yo vivo pensando que un día me encontraré con los que se me fueron.

Jorge, ayuda desde arriba a tus padres, novia y hermanos a los que le esperan unos tiempos realmente duros. Es difícil vivir sin ti.

Como muchos de los habitantes de Pozoblanco, yo te conocía. No tanto como tus amigos pero siempre digo que todos los que vivimos en el mismo pueblo y en la misma época, somos compañeros de viaje y vecinos de la vida. Feliz viaje Jorge.

Te has ido a la vez que Pablo Ráez ese chaval malagueño que nos decía “la muerte forma parte de la vida”. Creo que la muerte no es el final sino la continuación de algo que desconocemos pero que el fondo todos creemos que después de esto… todo continuará. 


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