sábado, 18 de marzo de 2017
Pena penita pena
DIEGO GÓMEZ PALACIOS
Una vez más opto por tratar un asunto desagradable en clave de humor e ironía. Recuerdo que años atrás vi en el cine una comedia musical para niños en la que el personaje principal femenino recomendaba cantando que se pusiera un poco de azúcar en la píldora, para tragarla mejor. Yo siendo ya mayor encontré un apoyo en tal metáfora para mi actitud de ironía, sátira o guasa ante asuntos que, no por ello, dejaban de ser serios.
Para empezar podría haber titulado este articulito, basándome en el mensaje del autobús naranja, PENE, VULVITA, PENE.
De todas las denominaciones que asignamos a los chismes de mear y otros verbos, resulta que nos hemos quedado con los de sonoridad menos agraciada.
En los tiempos de recién casados en un grupete de amigos había una joven esposa, gallega o asturiana, que decía: “No sé porqué hay que llamarles penes, con las alegríes que nos dan.”
También tenía su guasa que a los Profesores Numerarios (PN) se les llamase PENES.
No quiero hurgar en las vulvas más de lo prudente, solo indicar que mis nietecitas se burlaban de mí cuando me oían decir chotete o chomino y me tachaban de ignorante porque “el abuelo todavía no sabe que eso se llama vulva”.
¿Se imaginan si los de Cádiz y su entorno que se dirigen a las amigas llamándoles chocho y a los amigos picha, lo ridículo y sin gracia que resultaría si los llamasen vulva y pene?
Estos individuos del autobús naranja que reciben subvenciones para difundir pegoletes, chorradas y obviedades. (Subvenciones que no recibe LA COMARCA, por difundir Cultura e Información). Ya que lo hacen a lo grande, debieran incluir los más de 40 sinónimos que gozan entre pene y vulva. Con ello evitarían que los nietecillos no tomen por catetos o groseros. O que desconozcan el género de un coleguita que dice tener una “minga” y una coleguita que tiene un“chichi.” Así como el cacao mental que se armó de pequeño uno de mis hijos y sus coleguillas, al tener una compi llamada Penélope y la seño con el mismo nombre, a las que llamaban Pene y se lo hubieron de cambiar por un ridículo Peni.
Aliara, Trini, Antonio Carlos, Vidal y demás folclóricos del CAMF y de Pozoblanco:
¿Podríais cambiar la letra de las sevillanas de las bragas de agujeritos de manera que terminen diciendo “pa la vulva tuya” y que queden graciosas?
Una vez más opto por tratar un asunto desagradable en clave de humor e ironía. Recuerdo que años atrás vi en el cine una comedia musical para niños en la que el personaje principal femenino recomendaba cantando que se pusiera un poco de azúcar en la píldora, para tragarla mejor. Yo siendo ya mayor encontré un apoyo en tal metáfora para mi actitud de ironía, sátira o guasa ante asuntos que, no por ello, dejaban de ser serios.
Para empezar podría haber titulado este articulito, basándome en el mensaje del autobús naranja, PENE, VULVITA, PENE.
De todas las denominaciones que asignamos a los chismes de mear y otros verbos, resulta que nos hemos quedado con los de sonoridad menos agraciada.
En los tiempos de recién casados en un grupete de amigos había una joven esposa, gallega o asturiana, que decía: “No sé porqué hay que llamarles penes, con las alegríes que nos dan.”
También tenía su guasa que a los Profesores Numerarios (PN) se les llamase PENES.
No quiero hurgar en las vulvas más de lo prudente, solo indicar que mis nietecitas se burlaban de mí cuando me oían decir chotete o chomino y me tachaban de ignorante porque “el abuelo todavía no sabe que eso se llama vulva”.
¿Se imaginan si los de Cádiz y su entorno que se dirigen a las amigas llamándoles chocho y a los amigos picha, lo ridículo y sin gracia que resultaría si los llamasen vulva y pene?
Estos individuos del autobús naranja que reciben subvenciones para difundir pegoletes, chorradas y obviedades. (Subvenciones que no recibe LA COMARCA, por difundir Cultura e Información). Ya que lo hacen a lo grande, debieran incluir los más de 40 sinónimos que gozan entre pene y vulva. Con ello evitarían que los nietecillos no tomen por catetos o groseros. O que desconozcan el género de un coleguita que dice tener una “minga” y una coleguita que tiene un“chichi.” Así como el cacao mental que se armó de pequeño uno de mis hijos y sus coleguillas, al tener una compi llamada Penélope y la seño con el mismo nombre, a las que llamaban Pene y se lo hubieron de cambiar por un ridículo Peni.
Aliara, Trini, Antonio Carlos, Vidal y demás folclóricos del CAMF y de Pozoblanco:
¿Podríais cambiar la letra de las sevillanas de las bragas de agujeritos de manera que terminen diciendo “pa la vulva tuya” y que queden graciosas?
No hay comentarios :
Publicar un comentario