sábado, 4 de marzo de 2017

¿Nos cargaremos la cementera?

DIEGO GÓMEZ PALACIOS


Ahora se llama COSMOS, como mi equipo de sansones de cuando yo era un chavalín. Ya entonces y desde mucho antes, con el nombre de ASLAND, existía la fábrica de cemento a 1 km de los últimos vestigios de población municipal, el Zumbacón; arrabal de chabolas, deplorable, tercermundista, se ubicaba en una hondonada entre la carretera al Muriano, Guadiato y Pedroches y las vías del ferrocarril, que estaba permanentemente inundada o enfangada salvo en verano cuando te llegaba el polvo hasta las espinillas. Este arrabal fue eliminándose a raíz de una visita de Franco a Córdoba para, entre otros actos, creo que inaugurar la algodonera CEPANSA, hoy extinta. Ambas factorías podían verlas los ciudadanos procedentes de los de Los Pedroches, Guadiato, Extremadura y parte de la Mancha, a derecha e izquierda de la carretera respectivamente y después, a la derecha, el desgraciado Zumbacón.

Cada vez que Franco acudía a nuestra ciudad agarraba un cabreo por motivos distintos; espero contarlos. En aquella ocasión abroncó a las autoridades advirtiéndoles que no quería volver a ver aquel espectáculo, el Zumbacón, o rodarían las cabezas de los responsables que él designaba.

En aquellos “felices tiempos” y después, hasta hace unos años la ASLAND obsequiaba a más de media Córdoba con unas tremendas polvaredas, mayormente con nocturnidad, que los paisanos soportábamos con nuestro habitual masoquismo y paciencia. Había competencia diaria por guarecer los seiscientos bajo los árboles de sombra. La empresa terminó eliminando esas emanaciones porque eran polvo de cemento y significaban pérdidas.

Ahora la COSMOS sigue “jodiéndo la marrana” en otro aspecto, el medioambiental. No hay que ser docto en esta materia para estar del lado de la protección del Medio Ambiente sobre todo cuando la polución se produce entremedias de viviendas y negocios con mucho público. Queman como combustible materias que hay que eliminar y que producen toxicidad de por sí o al quemarlas.

Con este problema hay que demostrar que la cuna de la cultura y de sabiduría clara fuente no solo tuvo esas virtudes antaño, sino que las sigue teniendo. ¡Ojalá!

Hay que negociar entre empresa, políticos, sindicatos y ciudadanos para que la COSMOS no se vaya al carajo o sea, Marruecos u otro país africano, colonia económica de USA o Reino Unido, ni a Cataluña donde saben arreglarlo todo. Que se quede en Córdoba.

Muy importante el Medio Ambiente pero con paridad en importancia están los Puestos de Trabajo y la Economía de la zona, máxime cuando cae la que nos está cayendo. Hay que compatibilizar o equilibrar la balanza. Hay que evitar que la COSMOS se vaya de nuestra provincia. Hay que echarle talento, ingenio generosidad y diálogo, no debemos perder empleos y encima comprar cemento en “el quinto coño”, en lugar de vendérselo.

No hago referencia a Cataluña gratuitamente. En los años 60 había en Córdoba capital más de una docena de pequeñas industrias dedicadas al curtido de pieles. Eran molestas y hediondas hasta en las fotos de carnet y producían vertidos altamente contaminantes; nuestro Ayuntamiento les tenía declarada la guerra, fueron desapareciendo rápidamente y los “niños” de esos empresarios se dedicaron a otra cosa.

En los últimos años 70 fui testigo en vivo y en directo de que como casi una veintena de curtidoras de pieles de reciente creación, estaban juntitas en un polígono industrial de Badalona (como se sabe, comarca de dehesa con ganado ovino, caprino, vacuno y de monte, ¡por las narices!). Estaban juntitas como en la Edad Media, y después, hacían los gremios para no molestar a terceros, pero estos industriales habían conseguido además que la Administración Local o Provincial, con anterioridad a las Autonomías, instalase para ellos una depuradora de residuales que evitaba la contaminación por vertidos tóxicos. En aquella ocasión y en otras puntuales he sentido sana y justa envidia de los catalanes.


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