Desde mi ventana de Southampton… Tiempos para hacer las maletas

MIGUEL CARDADOR MANSO
(Ingeniero Superior Industrial)

Suena la campana (ring, ring, ring), acaba el primer “round” de esta batalla política en la que nos encontramos. Como suele pasar en el boxeo, cada uno tendrá su ganador a los puntos. Me incorporo a mi mesa, miro este espacio en blanco como una oportunidad de expresar otro tema. Con el fin de variar y dejar a otras personas más cualificadas y expertas, la oportunidad de hablar de los resultados de los comicios pasados.

Pero mi forma de mirarlo cambia. No siendo capaz de dejarlo en el tintero. Algo crece en mi al consultar el INE (Instituto Nacional de Estadística) y ver que mi Andalucía, es la segunda comunidad con más emigrantes en los cuatros últimos años, primera en tasa de paro con el 34,23% (tenemos incluso el honor de tener la provincia con más paro de toda España, la ganadora es Cádiz, con el 42,34%), de las últimas en todo lo referente al PIB y para rematar, el caso de los eres, con unos 1.000 imputados y 6.000 millones defraudados. ¿Sabemos lo que es ese dinero? Dividiendo entre la población andaluza, es como si nos hubieran quitado casi 1.000 euros a cada andaluz a punta de navaja. No sé a ustedes, pero a mí al menos, la verdad es que me vendrían muy bien.

Pues si con todo lo anterior, el “premio” al partido que ha estado gobernando los últimos cuatro años, por no contar desde antes, es que pierde cero escaños respecto a 2 012. La explicación más sensata que se me ocurre, es pensar que el Karma se ha estado divirtiendo jugando a los dados. Y v ale que las medidas del gobierno central influyen. Pero no lo son todo, así que no me vale de excusa.

Pienso, ¿cómo voy a tratar otro tema al ver la cantidad de indignación que existe entre los jóvenes? La dimensión es tal, que por primera vez el fútbol sale perdiendo y no veo nada del clásico en las redes, la actualidad es únicamente Andalucía. Así que, eso de vivir en otra dimensión, no ser conscientes de la realidad, que tenemos todo hecho y sólo nos preocupan el botellón y las fiestas. En esta ocasión querido lector, creo que debería de dirigirse estas acusaciones hacia otras personas con responsabilidades de voto y de paso recordarle lo que esto conlleva.

Si éstas son las ganas que hay de mejorar y cambiar las cosas mal hechas en el pasado en mi tierra, me temo que nos llegan tiempos de hacer las maletas de nuevo para muchos. Y no porque es Semana Santa y nos vamos a ir de vacaciones a un lugar de ensueño. Otra tanda de generaciones con la fortuna de comprar un billete d e sólo ida.

Por dar un color positivo, me voy a poder plantear esta aventura como el viaje fin de carrera que no hice con mis compañeros de estudios, como esas vacaciones de verano que nunca hemos llegado a organizar los amigos del pueblo o una de esas excusas (de las que tanto nos gustan a los nuevos) de ver Europa y más allá.

Ante este “planazo” de futuro me siento desilusionado, triste, cabreado, avergonzado y traicionado. Desde chico, distintos sectores de la sociedad, decían: estudia, sigue el camino correcto, trabaja por las cosas, esfuérzate por lo que quieres,… y tendrás un futuro asegurado. Tras 25 años intentando hacer eso, sacando buenas notas, trabajando en los veranos desde pequeño, consiguiendo una carrera, idioma, experiencia en el extranjero, muchas ganas d e avanzar, ser in dependiente y cambiar la situación actual. Mi recompensa ante todo esto es aspirar a unas prácticas, donde si consigues pagar el alquiler con ellas puedes considerarte ganador de la lotería, y posteriormente un trabajo. En el que con lo que te da para ahorrar, quizás pueda irme a vivir con mi pareja a los 40 y tantos.

¿Qué país es este?, ¿cómo es posible que al llegar el invierno, los que se han vestido de cigarra durante el verano disfruten de comida y casa, y las hormigas no tengan a donde ir? Una vez más, se ratifica la teoría de Albert Einstein:”Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”.

Se dice que la juventud no tiene ilusión por nada, debido a que no pasamos las dificultades de nuestros progenitores. Sin quitar razón a ésta posible causa de lo que ocurre actualmente, lo que yo digo es, ¿no será que a la juventud nos han quitado la ilusión de creer y luchar por las cosas de aquí? Porque recuerdo, los conductores del autobús social hasta la estación actual en la que nos encontramos habéis sido los adultos. Nosotros íbamos atrás dormidos o haciendo lo que nos mandabais.


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