Los Pedroches (Parte I)

ANTONIO GARCÍA HERRUZO
(Maestro)

“Uno a uno, todos somos mortales. Juntos todos, somos eternos” APULEYO

Plácemes y albricias, Miguel, camarada y fiel amigo!!. Pasó el tiempo en que las sombras son ideas y las ideas sombras. Hoy vuelves con tu periódico a convocar a toda la ciudadanía pedrocheña a la unión en la defensa de esta bendita tierra que le es común, y que está por encima de anquilosados localismos y absurdos protagonismos. Sí, ¡¡plácemes y albricias!!.¡¡Y larga vida a La Comarca!!. A lo largo de mis 65 años siempre tuve una inquebrantable fé en el hombre. Siempre me pareció más efectivo (y afectivo) el hombre que sueña al hombre que piensa, porque de razones vive el hombre, ¡pero de sueños sobrevive!. Más la historia y las poblaciones no son más que formas acabadas de vida en las que la ascensión del hombre ha cristalizado y sus esperanzas están puestas sólo en las resurrecciones y en la renovación.

MACHADO nos dejó escrito: “¿RENOVACIÓN? ¡Desde abajo!. Le dijo a la cucaña el árbol.”

¡PEDROCHES!: Todos estamos convocados, ahora desde las páginas de La Comarca, a luchar por esta tierra nuestra y de nuestros mayores, con la bandera de la audacia, porque ella y sólo ella fue siempre la madre del éxito. Y en esta lucha cotidiana, sí, cotidiana, o somos optimistas o somos pesimistas. Sí, se tiene fé o no se tiene fé en el hombre, en los valores innegables de esta tierra. ¡No puede haber ni dudas ni vacilaciones!. Estamos en un bando o en otro. De un lado con LOS OPTIMISTAS (tú eres uno, Miguel), esperando un mañana mejor, con los hombres que tienen fe en el hombre, que tratan de recoger sus aspiraciones, de transformar su vida, oyendo el grito de un instinto que le empuja lejos de la miseria… Pero, ojo, del otro lado caminan los PESIMISTAS, hacia atrás, sin nada que pedirle al mañana, los que creen, profundamente, que cada uno tiene que coger su miseria con las dos manos y tenerla por entera compañera. Gentes pusilánimes a los que sólo ocupa el pasado, los que creen tener el secreto (¿) de la Historia y de las tradiciones, cuando, ni unas ni otras, les sirvieron nunca de enseñanza.

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