Una Visión panorámica de Los Pedroches

ANTONIO ÁNGEL BALLESTEROS (Arquitecto)

Los Pedroches se localizan al norte de la provincia de Córdoba, en un área topográficamente suave y homogénea que discurre a lo largo de un eje sureste-noroeste entre las estribaciones de Sierra Morena y la Sierra de Santa Eufemia.

Tradicionalmente ha sido considerada una tierra fronteriza; la última localización andaluza antes de entrar en tierras castellanas. Su definición como lugar intermedio no deviene exclusivamente de su localización, cuenta además con múltiples singularidades culturales, históricas y sociales que determinan la idiosincrasia del universo Pedroches y lo individualizan frente al territorio circundante. Por ello, practicar una aproximación al conocimiento de nuestra tierra parte de la necesidad de construir un marco que incluya diferentes visiones profundamente relacionadas entre sí: las características del medio natural, las circunstancias históricas, la construcción del contexto físico, el patrimonio arquitectónico y urbano o la raíz socioeconómica… son vasos comunicantes que confluyen en el fenómeno que actualmente conocemos como Valle de Los Pedroches.

Desde una perspectiva geográfica, en Los Pedroches podemos diferenciar tres unidades territoriales fundamentales: la dehesa, las grandes extensiones de cultivos cerealistas y el olivar de sierra.

La dehesa, por su magnífico estado de conservación e importancia en el desarrollo de la actividad ganadera de la Comarca, se presenta como ejemplo perfecto de la relación equilibrada y respetuosa entre el ser humano y el medio natural que habita. Todo ello a pesar de los intensos cambios de los modelos productivos.


Las grandes superficies cerealistas se localizan en el área occidental de la Comarca. Se trata de zonas con una topografía suave y una composición de los suelos favorable para el cultivo del cereal fundamentalmente. Hecho que facultó durante mucho tiempo su carácter como granero de Los Pedroches.

Por último, el olivar de sierra localizado en las estribaciones de Sierra Morena, supone una alternativa a las actividades agrarias principales. Se trata de un territorio que no cuenta con las mejores características geológicas y topográficas para el cultivo del olivar. Sin embargo, al contar con una parcelación de la tierra en la que abundan los pequeños y medianos propietarios, permite el desarrollo de una cultura del olivar singular.

La propiedad, el aprovechamiento y la explotación de las unidades territoriales fundamentales de Los Pedroches, son en gran medida, consecuencia o motivo de algunas de las circunstancias históricas que se han vivido en la Comarca.

Las Siete Villas de Los Pedroches se extendían a lo largo de las tierras de realengo y encontraron en la explotación ganadera un sistema económico que permitía la convivencia con el territorio natural. Los beneficios de dicho sistema no solo capacitaron la conservación del medio, también afianzaron el surgimiento de una clase media y una economía equilibrada.

En el Señorío de Santa Eufemia y Condado de Belalcázar optaron por una economía basada fundamentalmente en el aprovechamiento agrícola. Ambas demarcaciones mantuvieron intensas fricciones con las Siete Villas durante la configuración de los límites físicos. Sin embargo, su modelo productivo facilito el surgimiento de una economía autosuficiente en el marco de la Comarca.

Esta profunda raíz socioeconómica basada en la explotación agropecuaria de la tierra y el afloramiento de una estructura de propiedad en la que existía el equilibrio entre los pequeños, medianos y grandes propietarios, son condiciones esenciales para entender las características de la arquitectura popular de la zona. Nuestra arquitectura no solo reviste interés por su capacidad para resolver las necesidades propias del habitar, sino que surge como respuesta inteligente y eficaz a las demandas que generan las actividades económicas de sus habitantes, tanto desde el punto de vista de la unidad familiar, como desde la perspectiva de la utilización mancomunada o con vocación de servicio.

Un primer avance sobre nuestra arquitectura, podría atender a su clasificación de acuerdo al sistema productivo al que servían. Por ejemplo, existe una arquitectura del olivar que se desarrolla según las estructuras de la propiedad del suelo de las zonas en las que surge. De igual manera, la arquitectura agropecuaria, con extensos y variopintos ejemplos, se caracteriza por su capacidad de adaptación a las circunstancias productivas de la finca. Por último, las arquitecturas urbanas, se configuran como estructuras polifuncionales que dan servicio a un amplio arco de actividades.

También existe una materialidad propia en la arquitectura tradicional de Los Pedroches, relacionada con la utilización de materiales de construcción endógenos y la asunción de una serie de códigos constructivos y lenguajes arquitectónicos propios.

En definitiva, podemos aventurar como las distintas circunstancias que han influido en el desarrollo de la Comarca, tienen su reflejo en los más diversos aspectos de nuestra realidad agropecuaria, histórica, patrimonial, social… Sobre su conocimiento y comprensión o al menos humilde acercamiento, versará esta sección cultural del semanario La Comarca. Sirvan las palabras de hoy como modesta introducción.


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