La Comarca desde Córdoba... Justicia para la Chinchorra

DIEGO GÓMEZ PALACIOS


He dudado al poner el título de este articulito que se podría titular “De la puente al pozo” pero podría despistar a los lectores sobre su contenido.

Nací en Puente Genil aunque cumplí los cinco años en Córdoba. Después por razones de trabajo y menos veces por ocio, he acudido a mi pueblo natal y a Pozoblanco muchas veces, constatando que, salvo diferencias de acento en su léxico, ambos pueblos tienen muchas similitudes para mí: Gentes emprendedoras, singulares, difíciles en principio hasta que les encajas y algunos personajes la mar de originales. Hasta aquí casi como los catalanes.

En mi etapa como Delegado Técnico y Comercial de una empresa de ascensores tuve la satisfacción de montar el primer ascensor de Pozoblanco y todos los demás mientras trabajé en los ascensores. Igual me ocurrió en Puente Genil. Tiempos después supe que alguna Membrillera casó con algún Tarugo y viceversa. Ambos pueblos equidistantes de Córdoba capital, donde resido. Por lo antedicho comprenderán que tengo un pié en Pozoblanco y el otro en “La Puente”…, no sigo con el chiste tan antiguo y grosero que ya conocen.

Entro en el cogollo: En el programa La tarde de RTVA del día 15, el famoso Juan y Pico tuvo la ocurrencia de pronunciar el famoso dicho nacido en Puente Genil y extendido a casi toda España de: Tienes mas delito que La Chinchorra. Vale. Pero para hacerse el gracioso añadió: que vendió el coche para comprar gasolina. Ahí la cagó porque en los años de la “jambre “no había ni diez coches en el pueblo y La Chinchorra no poseía siquiera uno de juguete, era pobre paupérrima y trabajaba de sirvienta en la casa del jefe de la Guardia Civil de la zona, el famoso sargento “Maera”. Ella tuvo la osadía y el ingenio de irle birlando un pavo cada semana de los que poseía El Maera para que comiera su familia, hasta que en el enésimo pavo la descubrió el sargento. La castigó ejemplarmente pelándola al cero, espurreándole sangre de pavo por la cabeza y colocándole un cartel, como el INRI de Cristo, en que ponía ¡Por Ladrona!, la paseó por todo el pueblo subida y amarrada a un carro.

Después La Chinchorra hubo de seguir, sin pavos, buscándose la vida cuando en aquellos años productos tan básicos como el aceite, harina, azúcar, etc., escaseaban y eran objeto del perseguido y generalizado estraperlo, como medio de subsistencia de muchas familias.

La Chinchorra con antecedentes delictivos ¿Cómo se las apañó? El ingenio y la osadía no le faltaron: se dedicó a producir y vender nada menos que JOYOS DE ACEITE que contenían los productos antedichos pero al igual que la confitería y bollería, como artículos elaborados no eran objeto de vigilancia como presunto estraperlo, aunque lo fuesen las materias primas.

En definitiva, nada de coches ni gasolina, para mí es más bien una heroína, que merece tener un monumento en La Matallana, como reconocimiento y admiración a una buscavidas emprendedora, ingeniosa y valiente…

A propósito, algún cronista de Córdoba o cercanías podría informarnos quién era La Cipota y qué le ocurrió en Madrid. Quedarás (o has quedado) como La Cipota en Madrid. De pequeño lo oí decir cientos de veces a quienes fracasaban o se empeñaban en algo abocado al fracaso.

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