La caída de los héroes

EMILIO GÓMEZ
(Periodista-Director)


Hubo un tiempo en el que el héroe era el que lograba la victoria ya fuera en el campo, en el ruedo, en el cine, en los negocios, en la consulta, en la calle o en el colegio.

Hubo un tiempo en el que se premiaba el talento, la capacidad, la expresión, la cultura, el trabajo, el saber. Hubo un tiempo en el que la victoria caía del lado de la verdad, de la razón, del valor, del sentimiento, del conocimiento.

No sabemos lo que pasó que todo cambió. Hoy se convierte, en muy poco tiempo, al héroe en villano y al villano en héroe sin saber el porqué. Se derrota al verdadero héroe con medias verdades o enteras falsedades. ¿Qué está sucediendo? La lucha por robarse protagonismos lo está arruinando todo. Y así estamos con héroes falsos puestos por sí mismos y con héroes escondidos porque la sociedad así los quiere. Estamos pisando a nuestros referentes. Alejados del arte, de la literatura, del talento de la palabra, del conocimiento. Los héroes de la cultura de masas también son defenestrados. Zidane se fue. Dicen algunos que llegó a ser tan querido que puso celosos a los que ostentan el poder en la Casa Blanca. Sandoval culminó un milagro que bien vale un camino al Santuario. Salvó al Córdoba en el Arcángel. Todos lo saben aunque a algunos le moleste que él fuera el principal artífice del mismo. No lo renovarán. Las luchas de poder con envidias a flor de piel.

Así podría seguir. Pero me quiero parar en el maestro José Tomás. Su pureza es tan fuerte que no pueden con él. Él se apartó del mundo. Era necesario para que se reconociera su heroicidad. Buscó su verdad apartándose de los focos. La televisión te cuelga un día del cielo y otro te arrastra por el suelo. Él lo sabía. Y lo dijo. No entra una televisión en mis faenas. Es un hombre hecho a sí mismo que se manifiesta como tal. No es prisionero de esta sociedad movida por caramelos envenenados, por la envidia y el desasosiego del rastrero. Ha sabido echarse a un lado para caminar solo agarrado a su verdad. No le importa lo que diga porque él va por dentro. Esa es la cuestión que estamos acostumbrados a ir por fuera siendo esclavos de las opiniones de los demás. Nos manifestamos en las redes, en los whatsapp, en un día a día lleno de valoraciones canallas que ni siquiera son verdaderas. Labores de emboscada y disparo por la espalda. A la orden del día está. Y de ello no se libran ni pequeños, ni medianos ni héroes. Pero así está montado el quiosco. También para cambiarlo. Para ello, tenemos que tener los medios y querer. Nos han ubicado en una sociedad de falso bienestar. Injusta y poco de fiar. Perdimos los referentes. Hay muchos que se dedicaron a embarrar el terreno y a confundir a la sociedad.

Es hora de divisar otros personajes. También dentro de nosotros mismos. Hora de reconstruirse y luchar por la verdad aunque sea dentro de un volcán con cuervos negros revoloteando a nuestro alrededor. Ya nos hemos dado cuenta que no se quieren héroes de verdad, ni ciudadanos de verdad, ni cosas de verdad. Ni siquiera comemos de verdad. Es el mundo artificial. Este en el que vivimos.


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