El arte mayor de la lana

ARTURO LUNA BRICEÑO


El arte mayor de la lana en la edad media estaba controlado y dirigido por los comerciantes florentinos. Aún se puede ver en Florencia la sede de este arte mayor. Era una lonja a la vez que una bolsa. Allí se comercializaba la lana vendiéndola a los comerciantes que acudían, pero también se vendían lotes que estaban a cientos de kilómetros de allí. En esa sede se marcaba el precio de la lana que se producía en Europa. La más apreciada era la lana de merinas trashumantes. Lana que era producida por los tres millones de ovejas que recorrían las cañadas, cordeles y veredas que existían en España.

Los propietarios de los ganados estaban integrados en el Honrado Concejo de la Mesta, que vendía la lana a los factores florentinos que eran los que las distribuían por toda Europa. El puerto principal que se usaba para este comercio era el de Santander.

Aunque no se conoce de manera segura el origen de la oveja merina, si se sabe que fue introducida por los florentinos en España por el puerto de Sevilla. Unos le dan el origen en los ganados del norte de África, y que su nombre de merina le podría venir de las tribus africanas de los Benimerines. Otros opinan que es resultado de algunos cruces para conseguir una oveja que fuera resistente a las largas caminatas y a su vez produjera una lana de gran calidad. 

Telar ancho para veintucuatreños utilizado en Pozoblanco son iguales a los utilizados en el siglo XVI


También influía, de manera considerable, que los ganados iban trashumando de las zonas frías a las cálidas y se las esquilaba en los pastos del sur, que tenían un clima suave lo que facilitaba que el pelo rizado de la lana merina fuera muy fino y largo.

Otro factor que se tenía en cuenta es que los ganados debían de pastar en sitios llanos y sin maleza, lo que evitaba que se dañaran los vellones. Y se tenía en cuenta que había que lavarla recién esquilada. Por eso los lavaderos se encontraban cerca de los descansaderos o cabañas donde se hacía el esquilo.

Los ganados que trashumaban por nuestra comarca se esquilaban en el Valle de Alcudia y las lanas se lavaban en Puertollano.

A la pregunta 45 del interrogatorio de Las Relaciones de los Pueblos mandado por Felipe II en 1595 dicen: “…que los propios del Concejo desta villa son unas albercas adonde se lava lana, que se arriendan cada año en diez o doce mil maravedíes”. 

Telar angosto para tejer los medios paños fue uno de los ultimos utilizados en Pozoblanco.


Y a la pregunta 42 dijeron: “…hay hombres ricos pero son muy pocos que no llegan a diez vecinos y otros ciento habrán que tienen algún caudal con el que grangear en el labrado de paños blancos veintecuatreños que se hacen y labran en esta villa de labor mu perfecta que se hacen mejores que en ninguna parte del reino y por ser tales y labrarse tan bien se mandó que las personas que de ello tenían cargo cuando la cathólica Majestad del Rey Felipe, nuestro señor que Dios guarde, muchos años que nació, que en esta villa se labrasen dos medios paños, que dicen medias refinas blancas para hacer mantillas a Su Majestad… hay muchos oficiales de la carda y tejedores y los demás concernientes al dicho oficio y labor de los dichos paños y medias blancas y también se labra en esta villa barro de que se hacen muchas buenas ollas”.

Los vecinos de Chillón decían que habían perdido, porque se habían marchado, sus famosos tejedores. Lo hicieron siguiendo el abastecimiento de lana al ser trasladados los lavaderos desde el Rio Valdeazogues al Ojailén. Muchos de ellos vinieron a repoblar las Villas de los Pedroches. De las cuales solo Hinojosa del Duque tuvo Real Fábrica de Paños, aunque todas ellas tenían tejedores de paños, hilanderos, cardadores y tundidores. Pero los batanes estaban en el Río Yeguas y los manejaban gentes de Pedroche.

El arte mayor de la lana fue en el siglo XVI una de las industrias más importantes en Los Pedroches, Valle de Alcudia y Campo de Calatrava. Comenzó a decaer en el siglo XVII y la tuvieron que recuperar los ilustrados a finales del Siglo XVIII. 

Torno de liar que tilizaban los hilanderos y los tejedores para hilar la lana.



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