Las elevadas temperaturas reducen la presencia de las aves migratorias en Los Pedroches

SATURNINO MUÑOZ
LOS PEDROCHES

Un final de otoño extremadamente cálido y el comienzo de un invierno con los mismos valores térmicos están teniendo una incidencia muy destacada la invernada de aves procedentes del norte de Europa en la comarca de los Pedroches. Una falta de heladas que también ha provocado que la niebla se ha hecho la dueña de encinares y olivares, dificultando la recogida de la aceituna.

Esta diferencia de temperaturas con respecto a otros años está siendo comentada por ganaderos y agricultores como algo inusual y que suele ocurrir, según los de más avanzada edad, en muy raras ocasiones. Así, muchos de ellos contemplan sorprendidos como se ha reducido la estancia en esta época del año de avefrías y grullas en busca de alimento. 



Según los expertos el descenso en el número de grullas invernante en la Península Ibérica se explica porque en países como Alemania y en Polonia aún quedan miles de ejemplares, en torno a 50.000 grullas, que no viajaran hacia el sur nada más que cuando arrecie algún temporal de frío.

Habitualmente en las comarcas de los Pedroches y el Guadiato se concentra el mayor número de grullas que vuelan cada año Andalucía provocando imágenes de gran belleza plástica, que este año son más difíciles de contemplar y admirar. Su presencia en estos parajes se ha convertido en uno de los atractivos naturales más importantes con los que cuentan estas regiones. Un atractivo que cada año provoca la llegada de un gran número de visitantes atraídos por el medio natural y que desean pasar unos días contemplando a este especie y conociendo de primera mano algunas de sus características más importantes. 



Las rutas que utilizan en sus vuelos desde el norte de Europa están definidas por la localización de los lugares adecuados para realizar sus paradas intermedias en busca de sustento. Esos espacios siempre están asociados a cursos de agua, que son utilizados por estas aves como dormideros, como ocurre en nuestra comarca donde son empleados pequeños embalses. La captura y radiomarcaje de grullas adultas y jóvenes en España, así como otro gran número de estudios de biólogos y especialista, han podido establecer de manera preliminar que la grulla común retorna al mismo lugar de invernada cada año. Son zonas que nunca abandonan y que pasan de los animales adultos a los más jóvenes.

La grulla común se alimenta fundamentalmente de materia vegetal, raíces de hierbas, ramillas tiernas y vegetación subacuática de las orillas de estanques y pantanos. También come pequeños y medianos moluscos y crustáceos. Cuando inicia la emigración otoñal y frecuenta campos de labor, devora infinidad de semillas de toda clase de plantas, pero en nuestra comarca su principal alimento son las bellotas. De mediados de noviembre a últimos de enero sus lugares preferidos para comer son los encinares, mejor los destinados a la «montanera» o ceba de cerdos en los que se varean las encinas para que caigan las bellotas al suelo. 




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