La Tercera era una categoría distinta y más fuerte

EMILIO GÓMEZ
POZOBLANCO

Durante estos años nos han echado muchas mentiras. Supongo que serán piadosas. Los entrenadores rivales que llegaban estos años al Municipal decían que la División de Honor era muy fuerte, casi tanto como la Tercera. No era verdad. Ahora lo sabemos. Los rivales de este año traen a coristas y artistas que poco o nada tienen que ver con los de la categoría que dejamos atrás. Al Pozoblanco le está costando adaptarse. Mucho. Ha ganado dos partidos, ha empatado otros dos y ha perdido nueve.

No le será fácil al bueno de Javi Moreno hacer una buena temporada, por más que trate de convencernos de que ahora hay que jugar para ganar (se tenga o no el balón). El equipo adolece de muchas cosas. Sabemos que hay que pelear más que el rival. Un balón dividido es la jugada más simple del fútbol pues se lo lleva el que mete el pie más fuerte y el que tiene menos miedo. Pero, a veces, eso no es suficiente. En ocasiones se requiere un juego suelto en ataque. 



El problema fue no prever en junio o julio que el asunto podría complicarse, como así ha ocurrido. Pues, no nos engañemos, los fichajes estrella no han dado (todavía) el resultado esperado. Sabemos que Quique Roldán e Ito vinieron para marcar la diferencia y, ahora, no juegan de titulares. Javi no tiene culpa de ello. El hombre busca en el banquillo pero no encuentra para completar su once ideal. Moreno jamás se rindió para competir con el carácter, la fuerza y entrega de los equipos solidarios y bien situados, trabajado a conciencia que ha elaborado Javi. Faltan los duendes. Los que rompan el partido en un acción. Y en esas está.

El domingo llega La Lebrijana, un equipo que está en la zona baja de la clasificación. No obstante, la cosa no está para fiarse de nadie. En el Pozoblanco hay malestar con el equipo de Lebrija, quien no quiso venir a jugar el sábado. El Municipal tendrá que afrontar el domingo dos encuentros de fútbol. Vamos a ver si resiste el tapete pues las lluvias también lo embarran todo. Y volviendo al inicio: La identidad del equipo varía con la nueva categoría. No se puede poner en práctica la gran receta que el año pasado tenía Quero: posición, posesión y presión; no es lo mismo el juego que en la División de Honor, los futbolistas rival defienden más y mejor, y por otra parte la velocidad de balón, es otra. Un mundo distinto. No se fíen si alguien les dice que la División de Honor era una Tercera. 


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