Emoción carnavalera

EMILIO GÓMEZ


En la vida hay que ser feliz con cualquier cosa. Para eso hay que llenarla de ratos buenos. Hay gente que se emociona con el Carnaval. Será por ello que la gente tiene ahora ganas de calle. Trajes preparados y gargantas a punto de entonar las notas afinadas en busca del verso perfecto. Llegó el Carnaval. Y la emoción. Hay mucha. Hace tiempo que descubrí que el carnavalero es una persona sensible aunque todo lo disfrace con buenas dosis de humor. La ternura está en su interior. Es un artista que comparte su soledad. Se comporta como tal. Vive momentos únicos, irrepetibles y reveladores. Un día un carnavalero me dijo que esta fiesta le da grandeza a su vida. Una manera de inmolarse en la pureza. Esto tiene mucho de verdad aunque sea un juego de palabras, de rostros y de carcajadas. 
Es una forma de expresarse que nació antes de que existieran las redes sociales. Un perfil verdadero para dejar atrás los fantasmas que, a veces, nos persiguen. Una verdad bien contada muy profunda. ¿Quién no siente pasión por este lío de locos y de locas que mezclan la risa con el llanto? El Carnaval está más vivo que nunca en todos los rincones del planeta. Vivimos en una sociedad falta de talento, de personajes de calidad y de fondo humano. Por eso hace falta que se salga a decir que basta ya de falsedades e hipocresías y se haga con el talante de los buenos oradores. La fantasía está en la palabra, el duende en la música y la magia en el gesto. No hay peor disfraz que el que se pone uno en su día a día si se engaña a los demás. Y no hay mejor disfraz que el que uno se coloca cuando va a cantar la verdad. 
Durante estos días muchos corazones creativos saldrán a la calle. Para ser reconocidos. No por sus ropajes sino por su originalidad. El carnaval es contrario a la sociedad borreguil que tenemos. Contrario a la falsedad. Contrario a lo preestablecido. Contrario a todo lo que no nos gusta. Es un sentimentalismo verdadero aunque un poco canalla. El carnaval es un arte, un espectáculo, una oferta cultural y de ocio. Como se quiera llamar. Y es una emoción que se lleva dentro. 
El carnavalero es un artista que habla de la vida, de su tiempo, de su pueblo, de política, de amores, de problemas sociales, de personajes públicos. De lo que nos pasa y de lo que nos sucede. Es un diálogo con uno mismo y con la sociedad (a la que le canta).

No hay comentarios :

Publicar un comentario