Entrevista a Miguel Ruiz, cirujano



" Un médico tiene que querer a su paciente, escucharlo y sentarse con él para ver su parte buena"


Miguel Ruiz Fernández, cirujano del Hospital Valle de los Pedroches, se despidió de su profesión hace dos meses. En su acto de despedida estuvieron sus compañeros de profesión, familia y amigos. Una persona muy querida por todos al ser un extraordinario profesional y por su humanidad. Don Miguel, como lo conocen sus pacientes, ha estado 34 años en Pozoblanco. Es de Jerez de la Frontera aunque se considera ya un tarugo más. Tiene cuatro hijos a los que adora. Su vida la ha pasado entre la consulta y el quirófano. También era un médico de calle. Atendía a todo el mundo y, sobre todo, se entregaba a ellos en cuerpo y alma. Siempre dispuesto a ayudar.

Miguel recibiendo el reconocimiento del Área Sanitaria Norte por su jubilación. / SÁNCHEZ RUIZ


- ¿Cómo le va la vida de jubilado?

Pues de momento muy bien. Feliz. Trato de no tirar mucho de nostalgia y no pensar demasiado en lo que dejé atrás porque fueron muchos años. Me tengo que adaptar a esta fase de jubilado.
- Dejó el bisturí a los 67 años
Sí, lo dejé en la mesa. Ya no lo tengo en la mano. Eso sí, tengo el bisturí de plata que me regalaron en la despedida de mi actividad profesional.

- Usted llegó al Hospital de Pozoblanco en 1986

Así es. Ha pasado mucho tiempo. En ese año llegamos los médicos especialistas al Hospital de Pozoblanco. Poco a poco fuimos preparándolo todo. Al principio empezamos a hacer las cajas de instrumental para la cirugía y a organizar quirófanos y un verdadero hospital de atención sanitaria. Atendíamos, al principio, las Urgencias y los mandábamos a Córdoba pues no se hicieron intervenciones. Pero ya en mayo se empezaron a hacer intervenciones y hasta hoy donde tenemos un gran equipo.

-¿Cuántos años lleva en Pozoblanco?

Pues 34 años. Me considero un tarugo más. De hecho me he jubilado y sigo aquí. Muy a gusto y feliz en este maravilloso lugar.

- ¿Usted ha sido un gran cirujano, listo y con gran capacidad?

Bueno eso serán otros los que lo digan. A mí me ha gustado mucho mi profesión. Le he dedicado muchas horas.

-¿Volvería a ser médico?

Sí, yo seguiría siendo médico. Sin dudarlo. Es una profesión muy vocacional.

-¿Le decían siempre Don Miguel?

Sí, lo hacían. Yo lo he aceptado aunque siempre decía a la gente que no me tenía que poner el don que con quererme y respetarme era suficiente.

-¿Un médico tiene que querer a sus pacientes?

Siempre. Un médico tiene que querer a su paciente, escucharlo y sentarte con él para verle la parte buena que tiene. Y por supuesto quitarle la parte mala que para eso está el cirujano.

- ¿Qué tiene que hacer un médico?

Pues un médico tiene que curar, saber, estudiar, estar preparado, hacerlo bien y también saber tratar a la persona con humanidad. Le tienes que dar una atención médica cercana. Lo tienes que atender con mucho cariño. No solo curan las medicinas y el bisturí. Cura el amor que le des a esa persona ejerciendo como confesor y psicólogo.

-¿Qué recuerdos tiene de sus compañeros de profesión?

Muy buenos. Para mí todos son maravillosos. Buenísima gente y grandísimos profesionales. Todos los que han pasado por el Hospital han hecho cosas grandes. Creo que han sido 35 cirujanos los que han trabajado en estos años en nuestra área. Solo puedo decir que siempre he tenido diálogo, acuerdos y buen ambiente por su gran disponibilidad. Pero no solo ellos sino todos. Conmigo han sido muy buenos. Por eso cada momento ha sido estupendo.

- ¿Aguantó hasta los 67 años?

Estuve dos años más porque me veía bien. Además ante la falta de especialistas en los comarcales creí que sería bueno que aguantara ese tiempo.

- ¿Un cirujano con qué opera?

Con la profesión y la sapiencia que uno tiene. También con la cabeza, con el corazón y el alma, porque también le pedimos al de arriba que nos ayude desde arriba en la intervención.

-¿Se quedaría con muchas cosas de su vida?

Sí, he tenido una vida muy llena y muy satisfactoria. He completado muchas facetas y todas me han dado mucha felicidad. Le doy muchas gracias a Dios. Todavía me veo muy bien. No me creo que tenga 67 años y que todavía juegue al pádel.

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