Entrevista a María Pilar Agudo Fernández, alpinista pozoalbense

EMILIO GÓMEZ 
POZOBLANCO

María Pilar Agudo Fernández es profesora de Instituto, trabajo que simultanea con el de guía de montaña en distintos recodos del mundo. Aunque accidentalmente nació en Sevilla el 6/6/1975, es, como toda su familia, de Pozoblanco.

Un intenso curriculum deportivo es la base de su actividad. Compitió en natación y ciclismo llegando al deporte de alto rendimiento en distintos equipos femeninos y clasificándose incluso para una Copa del Mundo. Actualmente compite en carreras por montaña y triatlón, aunque su dedicación principal es la montaña, disciplina en la que ha obtenido el Reconocimiento de Deportista de Alto Rendimiento de Andalucía. Ha vivido en Inglaterra, Francia y numerosas ciudades y pueblos españoles. Ha conocido más de 45 países, habla inglés y francés, ha publicado numerosos artículos en revistas y periódicos, da charlas sobre el mundo y sus montañas. Hasta ahora no recibe patrocinio ni ayuda de entidades públicas o privadas. Esta alpinista conquistó hace un año, en autonomía y sin sherpas ni oxígeno el Rocky Summit, una cumbre de 8.035 metros, y en julio de este año la cumbre en el Broad Peak (8.047 m.).

Entre otros muchos picos, Agudo ha ascendido hasta la cumbre del Broad Peak (a 8047 m). /M.P.AGUDO.

– ¿Dónde está el origen de tu gran afición por la montaña? 
– El origen está en una inquietud innata y en una educación por parte de mis padres que fomentó el deporte.

– ¿Sierra Nevada fue la madre de tu amor por este deporte? 
– Mi actividad montañera comenzó con mis padres los domingos de campo y de espárragos. Cada vez íbamos más lejos y subíamos más alto hasta que con 18 años me fui a estudiar a Granada y comencé a escalar en Sierra Nevada. De allí pasé a Alpes, Marruecos, Andes, montañas exóticas de África y Asia, montañas de exploración como el Damavand en Irán o el Margarita entre Uganda y Congo, actividades dificultad y retos deportivos.

– ¿Qué te dicen las montañas cuando vas a por ellas? 
– Un proverbio tibetano dice: “quien ha escuchado la voz de la montaña nunca la podrá olvidar”… la montaña puede susurrar cariño o puede rugir salvajemente. Ambas emociones son intensas y cautivadoras.

– ¿Cómo ve tu familia tu afición? 
– Es una forma de vida más que una afición. Una forma de vida fuera de los cauces habituales no siempre es bien comprendida en la familia ni en la sociedad. Mi Madre, Juana, sufre ante al peligro constante aunque respeta mis decisiones, comparte conmigo la montaña, se la estudia y en la distancia forma parte de las expediciones. Muchas veces está más informada que yo. Creo que mi Padre, Juan, si estuviera estaría orgulloso.

María Pilar, ante el monte Cervino. /M.P.AGUDO

– ¿Cuál es la cumbre más alta que ha alcanzado? 
– La más alta fue el Broad Peak, de 8.047 metros en Karakorum, uno de los 14 ochomiles, que subí en 2014 sola, sin oxígeno, sin porteadores, sin radio ni teléfono satélite, eso es lo que le da más mérito. La más exigente, fría y comprometida fue en 2009 el Khan Tengri , en Kazajsatan, de 7.000 metros por su Cara Norte y la más bonita el Ararat de 5400mts entre Turquía e Irán, es una montaña mágica, donde se inspiró el Diluvio Universal y donde se enterró el Arca de Noé. Si existe alguna tierra con fuerza y energía es aquella.

– Si tuvieras que explicar qué es el alpinismo en una frase... 
– Me atrevo a definirlo en una palabra: “plenitud”.

– En el mundo del alpinismo sigue habiendo una cultura un tanto machista. 
– En el mundo montañero con frecuencia oigo: “si ha ido una mujer no será tan difícil” o “a ella la subieron sus compañeros”. Tras toda la vida tratando con gente que hace estos comentarios, ya sean hombres o mujeres, creo que el problema real es el miedo a verse superados por una mujer. Con este punto de vista las mujeres lo tenemos mas difícil para encontrar compañeros y o patrocinadores. Afortunadamente, como en todas partes hay gente normal que respeta a cada uno indistintamente de si es hombre o mujer. Si puedo, elijo escalar con buenas personas antes que con buenos alpinistas aunque el objetivo deportivo sea menos atractivo.

– ¿Cuál fue su primera ascensión? 
– ... Creo que al Cerro Castillo camino de la Sierra. De alpinismo invernal, con nieve crampones y piolet mi primera ascensión fue al Veleta, ese día cruzamos media Sierra Nevada iba en chándal, jersey de lana y unas botas prestadas… nadie me explicó nada, no tenía ni idea de escalar, de las sensaciones de la altura, era la primera vez que me ponía unos crampones. ¡Ay que ver qué dura era con 18 añitos!

Mostrando la bandera andaluza en el Campo Base del Everest /M.P.AGUDO

– ¿Cuál es su próximo proyecto? 
– Al fin el sueño de mi vida que siempre pensé imposible: el 15 de septiembre parto a la conquista de picos vírgenes entre Pakistán y China. Me encanta! es atrevido y hace falta una buena dosis de templanza para pasarse un mes incomunicada en un laberinto de montañas con otros dos alpinistas que apenas conozco pero me emociona contribuir desde el alpinismo al mundo de la exploración, la investigación y el avance geográfico. Subiremos las banderas andaluza y española a cumbres nunca escaladas. Voy, como siempre sin patrocinadores, tirando de ahorros y trabajillos extras, aunque en concreto, para esta expedición espero la participación y apoyo de la agencia andaluza Alventus/Años Luz, que realiza curiosos viajes de montaña y exploración. Me encantaría contar con apoyo de empresas andaluzas… como sucede con el alpinismo en País Vasco y Cataluña, que este aspecto están mucho más avanzados que nosotros.

– ¿Qué se siente al alcanzar una gran cima? 
– Depende, a veces alegría, a veces miedo, casi siempre frío. No olvidemos que la cima es la mitad del camino, la mayor alegría está en descender y verte entera y a salvo.

– ¿Es duro despedirse de la familia cuando vas a la aventura? 
– Es lo más duro sin duda alguna, mucho más que el frío, el esfuerzo, el cansancio, la soledad… y más cuando parto sola que es la mayoría de las veces.

– Una anécdota. 
– Al cruzar el M´Goun en Marruecos encontramos gente que llevaba meses sin ver a nadie. Nos dieron de comer pero no querían que les pagásemos con dinero sino con jabón, un espejo y pastillas para el dolor. Se comieron toda la caja de aspirinas del tirón. Hace un mes nos sorprendió una tormenta brutal bajando del Cervino, una preciosidad roca de 4400mts casi vertical de los Alpes. Visto que era imposible seguir bajando, los 6 que estábamos en la montaña decidimos permanecer juntos y pasar la noche en un minirefugio a casi 4000metros de altura, allí nos apretujamos para pasar el menor frío posible, compartimos entre todos un sopinstant frío pues era lo único que teníamos. Cuando al día siguiente bajamos a la tienda, al pie de la montaña, nos habían robado la comida así que nos tocó continuar hasta el pueblo empapados, cargados , tras 4 días de actividad intensa y 24 horas sin comer. Pasé un ratillo regular pero al día siguiente ya estaba metida en otra aventura del estilo.

“Lo lejos que queda el suelo cuando quieres subirte a lo más alto” fue una de las frases que dijo María Pilar al mostrarnos algunas de sus fotos. Ésta, escalando cascadas de hielo. /M.P.AGUDO.

– El alpinismo te ha dado la posibilidad de convivir con otra gente, ¿ese lado salvaje de este deporte es lo que más engancha o es el deporte en sí lo que realmente atrapa? 
– Las montañas son historias compuestas de deporte, gente, cultura, religión, filosofía, paisajes, geografía, naturaleza, convivencia, soledad, tiempo, autoconocimiento, estrés, concentración, esfuerzo, nostalgia, alegría, emoción, pasión…

– ¿Eres consciente de los peligros de la montaña o no piensas en ellos? 
– Si te paras a pensarlos te bloqueas, sería imposible hacer nada. Hay que abstraerse, concentrarse y autocontrolar los miedos.


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