Saliendo a la pizarra... Volviendo a empezar otra vez

PAQUI PLAZUELO MERINO
(Psicopedagoga)

Septiembre ya ha dado comienzo, y con él muchos escolares acudirán como cada año al colegio. El día 10 no sólo ponemos fin al descanso estival retomando nuestras rutinas y responsabilidades, sino que también se han de afrontar nuevos retos, experiencias, amistades y un sinfín de oportunidades vivenciales para aprovechar, ya que en el cole no solamente se aprenden materias, sino que es la experiencia de socialización más importante en la vida de los niños. Por todo esto, es relativamente normal que exista un cierto nerviosismo cuando llega el momento de enfrentarlo. Algunos serán veteranos y sabrán afrontar de mejor manera la vuelta. Otros, en cambio, acudirán por primera vez a la escuela. En este último caso, hemos de destacar que este es un importante acontecimiento, no solo para el niño, sino también para sus padres, ya que supone el inicio de una nueva etapa.

Teniendo en cuenta estas consideraciones, me resulta interesante compartir con el lector unas orientaciones para que padres e hijos puedan afrontar de la mejor manera posible este nuevo comienzo en el terreno académico.

Cuando se trata de la primera toma de contacto, siempre que sea posible, es preferible que alguno de los progenitores, o en su caso una persona de especial confianza con el niño, acompañen a éste al cole. Esto favorecerá un clima de aceptación por parte del chico hacia el colegio, además de que el nivel inquietud será menor, ya que se sentirá seguro con la persona que le acompaña. Los días previos al comienzo, e incluso en el trayecto al centro, podríamos hablarle de los nuevos “amiguitos” que conocerá y de los bien que se lo pasará. Asimismo, es notable que para los que repiten este “duro” momento de reanudar la rutina asistan junto con sus padres al centro, para reducir ese nivel de intranquilidad del que hablaba anteriormente.

Lo habitual es que durante el verano no se sigan horarios muy marcados, por lo que será de gran ayuda comenzar con las rutinas de sueño y comida algunas semanas antes del comienzo de las clases. Así lograremos que los peques de la casa vayan habituando sus ritmos biológicos gradualmente, lo que va a evitar que esos primeros días de cole estén excesivamente cansados, les cueste despertarse por las mañanas o sientan hambre a deshoras.

Para hacer más llevadera la “cuesta de septiembre” es deseable que se puedan compaginar con las clases algunas de las actividades que se hayan realizado durante el verano. Así, por ejemplo, si en el periodo estival se ha asistido con regularidad al parque, intentaremos que sigan yendo algunos días o planear alguna salida al campo en el fin de semana. Con ello conseguiremos que el cambio no sea tan brusco. Estas actividades pronto se podrán compaginar con las extraescolares que pasarán a ocupar algunas de las tardes en el horario de los alumnos.

Finalmente, otro de los temas a trabajar es la motivación escolar. Ello podemos conseguirlo antes de comenzar el cole, haciendo participes a los niños de la elección del nuevo material (mochila, libretas, estuche, colores, etc.) que van a utilizar en este curso escolar. Y hablando de motivación, nadie mejor que los padres para despertar en ellos el entusiasmo de ese primer día. Para ello, es adecuado hablarles de sus compañeros, de los profes, de las nuevas asignaturas que aprenderán, recordarles anécdotas del curso pasado entre otras muchas, siempre de manera optimista y entusiasta para que comiencen las clases con una visión positiva y con muchas ganas.

Adaptarnos a la rutina después de casi dos meses sumergidos en un “profundo periodo de relax” supone un gran esfuerzo para los adultos, más aún si se trata de jóvenes de corta edad. Si tenemos en consideración estas orientaciones, volver a empezar quizás no sea tan costoso.


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