Reflexiones de un nonagenario viseño

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


El otro día estaba con los amigos Javier y Evaristo en su empresa, la imprenta “Gráficas García”, cuando de repente entró un hombre mayor con su gorra y su bastón, portando en la otra mano una bolsa que contenía varias docenas de cuadernillos escritos por él con vivencias y reflexiones propias. Quería que le hicieran el favor de recortárselos para dejarlos todos igualados.

La vivacidad y extraversión del hombre me hizo entablar enseguida un agradable diálogo con él, y le pedí con interés el poder ver uno de sus cuadernillos. No sólo me lo dejó, sino que me lo regaló y dedicó allí mismo. El título es “Con la verdad por delante”.

¿Cómo se llama usted y qué edad tiene? Me llamo Juan Fernández López, tengo 92 años, ya que nací en 1.923 en El Viso de Los Pedroches. He sido jornalero, me vi obligado a emigrar en la década de los cincuenta a tierras asturianas, donde durante ocho años estuve trabajando en las minas, concretamente en el pozo Mosquiteras. Posteriormente, de 1.964 a 1.981, estuve en tierras catalanas, concretamente en Hospitalet y posteriormente en Esplugues de Llobregat. Desde junio de 2.014 vivo en la residencia de mayores de mi pueblo, aunque si te soy sincero yo estoy porque no me queda más remedio. En ese instante, su sobrino que lo acompañaba, me miró con ojos que reflejaban asentimiento sobre lo que había manifestado su tío.

Después de unos minutos de animada conversación nos despedimos, deseándole salud para continuar con su afición a escribir, ya que con éste son unos veinte cuadernillos los que lleva escritos. Él me dijo: “Miguel, lo más importante que hay en la vida es ser buena persona”.

Al llegar a mi casa me puse a leer su cuadernillo, de 78 páginas, parte de las cuales las tenía escritas a mano. A continuación reproduzco algunas de las reflexiones escritas por este jornalero sabio:

“- Apenas pisé la escuela, y mi juventud fue amargura, mi amor la literatura y mi historia breve esquela. Mis tres aficiones, la escritura, la cámara de vídeo y tocar el acordeón.

- Hay muchas personas que necesitan la residencia de mayores por estar solos, pero también hay otras que están por la falta de conciencia familiar. Llegará el día que cuando se casen los hijos, los padres les digan: Arreglároslas como podáis, ya que los bienes materiales que tenemos los vamos a necesitar para cuando seamos ancianos y no podamos valernos por nosotros mismos, para que nos atiendan en nuestra propia casa.

- Está más que comprobado que mientras las clases humildes sigan traicionándose entre sí, están condenadas a vivir peor de lo que por justicia y ley les pertenece.

- Para que los seres humanos podamos vivir mejor son necesarias la política y la religión, lo que ocurre es que cuando se introduce en ellos el egoísmo, se echan a perder.

- Cuando estamos en esta fase final de nuestra vida nos hacemos los fuertes cara al exterior, pero en la soledad lloramos recordando a nuestros hijos, nietos o biznietos.

- Las guerras no surgen de la naturaleza, las provocan las personas con sus diabólicos comportamientos y falta de respeto y amor al prójimo.

- Si en este mundo los pobres solamente fueran pobres de cartera, las desigualdades y las injusticias sociales tendrían solución. El mal está en una mayoría de los pobres, que además de serlo de cartera, lo son también de mollera”.

Estas son algunas de las reflexiones del nonagenario Juan, un proletariado de pensamiento y creencia progresista, pero que al mismo tiempo cree en la verdadera religión que predicó Jesucristo, basada en la humildad, la austeridad, el compartir con el que más lo necesita y en aplicarse en ser honrado con uno mismo y buena persona con los demás.

Triste y lamentablemente, hombres como Juan quedan arrinconados, porque en esta sociedad que componemos todos parece que no queremos aprender de su ejemplo práctico, de su experiencia, sentido común y grandes dosis de humanidad, entre otras muchas virtudes.

Una sociedad que no escucha las opiniones de sus mayores ni saca provecho de ellas es una sociedad enferma y con escasez de valores.




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