Amaral, la banda que escucho en las noches que duran un poco más

EMILIO GÓMEZ
POZOBLANCO


Era el verano del 98. Estaba en el coche cuando de pronto escuché en la radio una canción “Rosita, no te hace falta llorar, Rosita, esa sonrisa traviesa , miiii Rosita, Rosita, esa traviesa me trae de cabeza”. Cuando terminó el tema, el locutor presentó al grupo Amaral como autor de esta maravilla, la primera que escuchaba de estos maños. Desde entonces, he seguido todos los temas de ellos. Sus canciones son una declaración de todo, de amor, de odio, nostalgia,.. Sus letras te atrapan entre una melodía envolvente. El próximo 28 de abril estarán en el Teatro El Silo de Pozoblanco en un ensayo general de cara a su gira Nocturaltour2015. Las entradas serán adjudicadas por sorteo. El lleno está asegurado. Amaral es el sucesor de aquellos grupos españoles de los 80. Es curioso pero cuando terminó esa década de oro, el pop nacional empezó a languidecer.

Hoy salen pocos grupos relevantes ni hay esas canciones que emocionen como en aquella época. Uno de ellos, Amaral que está formado por Eva Amaral y Juan Aguirre. Es una combinación exquisita de voz muy personal, letras inteligentes y melodías de otros tiempos.

Mucha gente cree que Amaral es solo Eva. Es mucho más. Aguirre es el sonido de una de las mejores guitarras nacionales. Es como si en cada tema, cada sonido procediera de una guitarra distinta. Dice que tienen más de 40 guitarras. Todo esto acompañado de la voz de una diva que es capaz de transmitir misterio, emoción, alegría, amor y tantas cosas.

Amaral pasará por Pozoblanco antes de iniciar la Gira.


Como Nicolas Cage en Living las Vegas; los días que pasan, las luces del alba; Me decías cabecita loca por seguir mis sueños, por romper las olas; Como hablar, si cada parte de mi mente es tuya; nos conocimos en enero y me olvidaste en febrero ahora que es quince de abril dices que me echas de menos, Esta madrugada que parece nunca acabar, esta noche de angustiosa calma, quédate conmigo hasta que la luz se haga. Sus letras son su mensaje. Van en una canción envueltos con guitarras, acordes, en formato fantasía. Detrás de cada canción de Amaral, hay una historia que cuenta ella.

También está nuestra propia historia porque lo bonito de la música es que las letras las asociamos a momentos, a cosas que nos han pasado, a personas que queremos y hemos querido y a sentimientos que se esconden en un vagón en marcha como es la vida, donde aprendes muchas veces a cambiar de domicilio aunque sigas viviendo en la misma casa. Las canciones nos sirven para pasar del tiempo, para apartarnos de la rutina y para vivir la vida o revivirla. Dice un anuncio que las cosas que valen mucho, cuestan muy poco. Escuchar a Amaral es un placer difícil de cuantificar. He comprado todos los discos de Amaral. Los podía haber pirateado pero comprarlos es lo mínimo que se merece alguien que nos abraza con su música y letras, motivándonos y dejándonos tantas sensaciones.

En el 2008, la canción de la Expo fue la de Llegará la Tormenta, una versión del tema de Bob Dylan que nos hablaba de la falta de entendimiento de los humanos y del final de los tiempos. Todo en medio de la tormenta que anuncia el cielo. En nuestros tiempos de infancia de otro tiempo, nos decían en los días de tormenta eran llamadas de los que estuvieron con nosotros para que las almas no fueran olvidadas, como quiere decir en su estribillo esta canción que Dylan le regaló a Amaral.

En el escenario El Silo-aunque sea solo ensayo general- veremos por primera vez en Pozoblanco a Amaral haciendo sinfonía de nuestras pequeñas cosas. Música, poesía y movimiento. Para muchos de nosotros, seguidores de este grupo será “como la banda del barrio, como los truenos sonando rompiendo la media noche encima del escenario, eran maneras de vivir por un pedazo de sueño siempre que salgo a tocar me acuerdo de aquellos tiempos”.


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