De Internet y otros oficios

EMILIO GÓMEZ
LOS PEDROCHES


Se puede vivir sin muchas cosas, pero mucha gente hoy no puede vivir sin tener conexión a INTERNET. Atrás quedan aquellos años primeros donde las madres avisaban diciendo aquello de “Niño, apaga el internet que voy a llamar por teléfono”. Madres que avisaban porque escuchaban pitidos raros al descolgar el teléfono.

Internet es hoy la principal herramienta de trabajo pero también de ocio. Le hemos dado tanta importancia a la red que hemos olvidado lo demás. Y lo demás es todo o casi todo. Antes de llegar esta época dorada de la tecnología, había otra época donde se compartía una vida en común. Atrás quedan aquellos años donde los vecinos se reunían para trabajos comunales ya fuera en la aceituna o para alguna fiesta del pueblo: trabajando, comiendo juntos, cantando y bailando al son de una lata. Historias contadas a la luz del fuego de una candela.



Antes se aprovechaba este tiempo para estar en la puerta de la casa hablando con el vecino, correr, leer libros atrasados, ir al fútbol, teatro, realizar viajes soñados o al campo de al lado. Cada uno ponía a funcionar su imaginación y hacía cosas diferentes. Hoy estamos en la era de la tecnología y la tendencia es que la mayoría hacemos lo mismo. Hasta en las vacaciones lo que buscamos es la conexión a internet y sus redes sociales. No estamos diciendo que sea malo. Es bueno pero como se suele decir siempre; todo con moderación.

Decía Kant, que aprendió más filosofía en la taberna hablando con los hombres normales de la vida que con sus compañeros y profesores de la Universidad. Y es que la vida en común de nuestros antepasados era retener en la memoria canciones, leyendas, cuentos, fechas históricas, tradiciones y lugares. Era una vida donde cada uno se especializaba en su trabajo. Había pastores, agricultores, sastres, ganaderos, herreros, talabarteros, carpinteros. Poco a poco han ido desapareciendo esas profesiones que no se si tendrían cabida en la sociedad actual. Yo he visto como los ayuntamientos dan muchos cursos de nuevas tecnologías. Cursos que son necesarios porque sin el dominio de estas tecnologías es difícil ya manejarse. Sin embargo no vemos cursos que rescaten aquellas profesiones que hace un tiempo había en los pueblos y ciudades. Hay muchos maestros, abogados y sobre todo administrativos, pero cada vez hay menos talleres de carpintería , herrería, ganaderías y miles de profesiones que se perdieron. Hay mucho paro por la situación, por la gestión y también porque todos queremos hacer lo mismo. Por eso también hay más paro. Es una lástima que aquellas costumbres y tradiciones se pierdan porque se pierden los pueblos.



Y el comercio. Compramos todas esas cosas en un salto a Córdoba en esos grandes almacenes que lo tienen todo y quitamos la vida que tenían los pueblos donde uno se sabía de memoria aquellos sitios del zapatero, del herrero, del carpintero. El progreso es tener dos coches por persona, un ordenador portátil y otro fijo como media en cada casa. El progreso es lo urbano no lo rural, que parece que solo lo queremos dejar para el turismo. Casas de campo como si fueran urbanas (con todos los lujos). Ya no quedan aquellos palos de gallinero ni los baños en aguas heladas, ni los riegos tradicionales del huerto. Hasta hace unos años aquellos cortijos de trabajo y faena fueron sustituidos por enormes casas de lujo. Era como si al campo se viniera solo a gozar y no a trabajar. Huertos sin cultivar, granjas decorativas y un campo solo destinado al disfrute. Se ha pisoteado un modo de vida natural donde había vida para todos cambiándolo por un modo de vida artificial donde se pisotean las tradiciones, se siembra el desánimo y se ha desmantelado el mundo rural trabajado. Se creía que los pueblos se hacían grandes derrumbando casas y construyendo lujo. No era del todo cierto. Era bueno edificar casas pero también edificando profesiones y aprendizajes de oficios hoy ya olvidados. Los pueblos se desvalijan dejándolos sin servicios, negándoles sus derechos y atacando sus tradiciones.

Dicen los de antes que la gente estaba más aislada en los campos pero se tenía más trato con el vecino con el que compartías tierra y tantas cosas. Ahora hay mucha gente que está más aislada a pesar de vivir más juntos. No se conocen ni en un mismo bloque de pisos. Ahora la vida está en un solo click. Internet es un gran invento pero la vida no es un solo click, la vida es esfuerzo y trabajo. Internet y las comunicaciones han cambiado las nociones de tiempo y espacio, suponen una revolución como fue el descubrimiento del fuego o la invención de la rueda. Antes se salía a la calle para conocer el mundo; ahora el mundo está en el ordenador y solo salimos para pasear. Dicen que pronto la Formación Profesional se va a estudiar on-line. Aprender una profesión es otra cosa aunque algunos se empeñen en pintarnos lo contrario.


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