¡Bien por la COVAP!

DIEGÓ GÓMEZ PALACIOS


En los últimos días ha sido noticia que cuatro empresas cordobesas están entre las cien primeras de Andalucía por facturación y puestos de trabajo, ojalá fuesen cuarenta y cuatro. Podrían serlo si se valora la ratio Calidad/ Facturación/Plantilla.

Lo de Deóleo no me extraña, felicidades. Lo de Alsara me suena pero no la conozco, felicidades. Por la única que digo ¡VIVA! Con admiración y alegría es por la COVAP. Lo de CUNEX es un secreto a voces, pero con peros.

La actual CUNEX, es el trozo más preciado y sabroso de la antigua SECEM, después IBERCOBRE, procedente de su despiece, o sea, el jamón pata negra de un marrano ibérico. Era una de las seis divisiones, dentro del mismo recinto, de las empresas antedichas. Cuando se creó en sustitución de la fábrica de alambrón de cobre era la tercera que se instalaba a nivel mundial. En ese despiece también se vendieron los costillares, lomos, pancetas, tocinos y entrañas, o sea, trefilería, cablería, laminados planos, perfiles y barras. La fábrica de tubería de cobre, modernizada y codeándose con la competencia de ingleses y japoneses, con un mercado en auge, se cerró y se potenció otra en el País Vasco del grupo IBERCOBRE.

Quiero incorporar a estos comentarios, en el aspecto negativo, a la añorada por muchos mayores vivos a la ex famosa CENEMESA para la que trabajé sin cobrar, por mi propia iniciativa recién acabada mi carrera, durante seis meses y después ya cobrando un año y pico en el que fui además, maestro de su escuela de aprendices; aún gozo con el aprecio que disfruté de mis alumnos y los resultados que obtuve de ellos. Pero se me cayeron los palos del sombrajo cuando esta empresa cerró su fábrica de unos excelentes motores eléctricos que se exportaban ¡Incluso a Alemania!, mientras la General Eléctrica abría un fábrica de motores en el norte de España… ¿Quién puede explicar esto de forma convincente? Corrían mediados los años 60; esto y otras cosillas de menor envergadura me deprimían como joven profesional y me largué en cuanto pude. Ahora, minimizada, creo que lleva el nombre de una antigua proveedora suiza de pequeño aparellaje, después de pasar por la titularidad de Westinghouse.

Tampoco encuentro explicación razonable a la desaparición de dos importantes azucareras, otras dos algodoneras y de docena y media de pequeñas curtidoras de pieles, pero entre unas y otras se reparten los gérmenes de la soberbia, endiosamiento y engreimiento de la empresa, incompetencia de la dirección y mandos y, por qué no, la mediocridad de muchos políticos.

Me produce una inmensa alegría que la COVAP esté donde está, pese a España y Europa, pero tengo el lejano temor de que, como gran empresa que es, le acosen o ataquen los gérmenes antedichos que se cargaron a grandes y pequeñas empresas.

Les sugiero que “no se lo crean” pese a que están arriba que actúen como si estuviesen abajo, como si acabasen de empezar, que tan difícil como llegar es mantenerse… ¡Adelante la COVAP! Sois la leche… y mucho más.


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