Septiembre

Ya estamos en septiembre. Se acabaron las vacaciones para quien las tenía. Atrás queda agosto en el que el calor ha sido el gran protagonista. Ahora entra la normalidad por las puertas de las casas. Y lo hace llamando fuerte. Es como si cambiaran los tiempos y los modos de vida. Se retoman los hábitos perdidos en la locura en la que siempre está sumido  el verano.  Septiembre se parece a enero a la hora de afrontar lo nuevo. Es el comienzo del curso escolar y también el inicio de todo después del verano. Un nuevo mes y con él, la ilusión de llevar a cabo nuevos proyectos.

En pocos días los escolares iniciarán  sus clases. Pronto las calles se llenarán de ruido, de niños con cara de sueño tirando de mochilas de ruedas. El olor a libro nuevo, al bocadillo del recreo, a las gomas de borrar del estuche.

Son nuevos olores, sensaciones, propósitos. Hay millones de libretas  por estrenar que serán escritas. Vendrán nuevas aventuras y  nuevos amigos. Nadie sabe lo que traerá el curso que está esperando. La rutina pronto aparecerá con los días acortándose. Habrá cada vez más noche aunque todavía queda para eso. Han pasado las fiestas de los pueblos de la comarca (en su gran mayoría). Quedan los Piostros y luego la feria de Pozoblanco.

La normalidad está a la vuelta de la esquina (esa que desean las madres). El verano es caminar  por la calle sin horarios, sin sombras  y sin saber lo que vas a hacer. Todo lo contrario al nuevo  mes  donde todo está  medido (horarios, estudio y actividades). Es aguardar la llegada del otoño. 


Septiembre es el mes de los escolares. Los de ahora y los de antes. Un tiempo que parece muy lejano y que no lo es tanto. Todos fuimos niños en septiembre. No nos gustaba porque era el adiós al verano. Tiempo de recogerse y de mirar por la ventana observando cómo anochece pronto entre libros a estreno. 


Página 2 del Semanario La Comarca nº 79 (03/09/2016)


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