El hiperrealismo pictórico de Vicente Fernández inunda el Centro Cultural de Hinojosa del Duque

SATURNINO MUÑOZ
HINOJOSA DEL DUQUE


Bajo el título de Venecia a New York puede contemplarse hasta el próximo día 8 de enero en el Centro Cultural de Hinojosa del Duque la exposición de pinturas del autor manchego Vicente Fernández. Un conjunto de trabajos realizados en óleo, tinta china y lápiz en las que Fernández atrapa al espectador que duda ante si se encuentra ante una pintura o ante una fotografía.



Fernández fue en 1995 uno de los fundadores del Grupo Córdoba Realista, que fue apadrinado por el maestro Antonio López. Este autor dio a conocer sus primeros trabajos en el año 1989 en una exposición colectiva, habiendo mostrado su obra en cerca de cincuenta salas de distintas ciudades españolas y extranjeras como Madrid, Barcelona, Zaragoza, Estocolmo, Tetuán, Paris o New York.

En el acto de apertura de la muestra el alcalde de Hinojosa, Matías González, puso de relieve su vinculación con el grupo de artistas integrados en el Grupo Córdoba Realista, que se remonta a la década de los noventa, cuando desde la Diputación Provincial impulsó su nacimiento. “Vicente Fernández, manchego de nacimiento pero cordobés por pasión, ha elegido la pintura como medio de expresión. Su pincel toca con realismo las imágenes a las que se acerca. Como él mismo confiesa, los atardeceres manchegos que conducían de los cálidos rojizos y anaranjados a los fríos azules de la noche, despertaron en él el interés por la pintura” reseño el regidor hinojoseño.



Así define el propio Vicente Fernández su pintura: “En un lugar de la Mancha...Allí, allí yo nací, concretamente en Argamasilla de Calatrava Empecé a amar los colores contemplando los ocasos de La Mancha. Pasaba las tardes viendo como se iba transformando el horizonte infinito. El horizonte matemático, geométrico de esta tierra. Una sola línea divide dos espacios, la tierra, el cielo. Nada distrae. Solo el color rompe esa monotonía inquietante.

El color que suple con contundencia la pobreza de las formas. Y como un mago, el cielo interpreta aquí los colores como en ningún otro sitio. Cada segundo cambian los tonos. Dorado primero para pasar al naranja. Naranja que se desangra hasta que se hace casi rojo. Después se mezcla con el azul y comienza la gama de morados. Contundentes primero, pero sutil cuando el Sol, debilitado, empieza a rendirse y pasa a imperar el azul. Azul que muere con el día y va enlutándose hasta que reina el negro de la noche. Todo un espectáculo. Creo que cualquiera que se siente a contemplar un ocaso manchego querrá pintar. Así pasé muchos atardeceres. Contemplando como hechizado esos colores. Estaba preso de los colores. Y sólo quería imitar ese cielo jugando como un dios para llenar el vacío de lo blanco, de la nada con la magia de los pigmentos. Los colores son mágicos”, subrayó Fernández.

El realismo invade sus producciones y la pintura del artista cordobés, Vicente Fernández nos adentra en los lugares más emblemáticos de ciudades como Nueva York o Venecia siguiendo la estela de su maestro Antonio López.




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