La verdad sí importa

EMILIANO POZUELO 
(Alcalde de Pozoblanco)


Leía en una publicación no hace mucho tiempo cómo algunos periodistas se sorprendían cuando Tim Cook, jefe de Apple, calificara de “momento increíble” los resultados del cuarto trimestre del año fiscal. La realidad parecía otra: caída de los ingresos (9%), del beneficio neto (14,4%), de las ventas del iPhone (5% en unidades y un 13% en facturación) y batacazo en el mercado chino (30%). Jorge comentaba: Parece ser que los datos han dejado de ser importantes y que ahora lo único que importa es crear un relato “momento increíble”. Crear la realidad en lugar de explicarla o transformarla.

Estamos en la época en que los hechos parece ser que no funcionan, que lo importante es conectar emocionalmente con la gente. Lo decía sin rubor Arron Banks, el mayor donante de la campaña del Brexit.

Como ya observaba Maquiavelo, la mentira es una formidable arma política porque la verdad resulta mucho más difícil de creer que la fabulación y tiene una larga tradición, pero antes era un mecanismo que funcionaba de arriba a abajo, desde el poder o los medios de comunicación hacia la ciudadanía. Ahora la distribución ha cambiado. La propia sociedad interconectada distribuye los contenidos, verdaderos o falsos, y crea corrientes de pensamiento que después chocan con la realidad. Retuitear o compartir algo es más sencillo que comprobar los datos y que nos haga dudar, y de paso confirmamos nuestros prejuicios.

Que extraño, ¿verdad? En un momento en el que los datos están al alcance de cualquiera, pero así es. Al estar en un mundo de cristal, tenemos tanto delante que ya no importa lo que vemos: La trampa de la narrativa.

Además de la apelación a lo emotivo, el uso de esta narración tiene un problema porque se basa en retorcer la realidad, maquillarla hasta hacerla coherente. Por ejemplo, existe una falacia que consiste en asumir que si un acontecimiento sucede después de otro, el segundo es consecuencia del primero. Es decir, unir cronología y causalidad y cepillarnos otras cuestiones: Si Pozoblanco se sale de la Mancomunidad el comercio local se derrumbará, ¿me sigues?

Otra materialización de la narrativa en periodismo o política es la teoría de la conspiración en la que los hechos se acomodan para que funcionen como un relato adaptado: Jamón anchoado + escándalo público = La culpa del gobierno, ¿me explico?

También podíamos hablar de la máquina del fango y el falso equilibrio donde la narrativa es la parte más inocente, pero tampoco es la intención de este artículo aburrirles con estas cosas.

El objetivo de este artículo que me piden desde La Comarca con motivo de la publicación de su número 100 no es otro que el de reclamar en voz alta la necesidad de contar la verdad, por mucho que a algunos en algún momento nos joda. Porque la verdad sí importa. Por encima de lo que digamos los políticos en momentos determinados, de lo que opinen entes o instituciones que están más politizadas que el salón de plenos de mi ayuntamiento o de las respetables opiniones particulares de colaboradores o de los mal llamados pseudoperiodistas, que no dejan de ser eso: opiniones, sería muy bueno para nuestra sociedad que los medios de comunicación hicieran un ejercicio de documentación y análisis riguroso para poder contar la verdad. Es ahí, desde mi humilde opinión, donde esta cabecera comarcal debería adquirir su protagonismo y atender una carencia existente en la actualidad.

Si nadie se ocupa de la verdad lo comentado anteriormente se ve fortalecido por nuestra propia implicación voluntaria de esos contenidos a base de retuit o “me gustas”. Si nos gusta Podemos, tendremos el dedo rápido para compartir las informaciones veraces o inveraces que se publiquen, si nos gusta el PP pues tres cuartos de lo mismo a la inversa, sin hacer el más mínimo esfuerzo en comprobar nada.

Según The Economist, “el propósito de la mentira política era crear una falsa visión del mundo. Las mentiras de los hombres como Trump no funcionan de esa manera. No pretenden convencer, sino reforzar los prejuicios”. Comparto con Jorge cuando apostilla a esto diciendo: “Es decir, dice lo que piensa mucha gente.

Ya, pero es mentira. Pero lo piensa la gente. Ya, pero es mentira. Pero lo piensa la gente. Ya, pero es mentira. Y así, hasta el infinito”.

Larga vida a La Comarca. 

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