La costumbre de empezar las historias por el principio

ANA CASTRO


Me pasa desde siempre. Desde siempre siempre. Es una costumbre que está presente en todos mis recuerdos: yo hablando, gesticulando, intentando avanzar y llegar al meollo del asunto y alguien observándome. Siempre ha sido así. Siempre he sentido la irrefrenable necesidad de empezar a contar las historias por el principio, como estoy haciendo ahora, una vez más. Esta costumbre de dilatar las últimas noticias incidiendo en el comienzo ha irritado a casi todos mis novios y ni aun así he conseguido deshacerme de ella. Y es que el principio es lo más importante: es cuando se establecen los vínculos, cuando se fija si así o asá. En todo hay un comienzo y un nombre. Son los dos elementos que delimitan nuestra existencia.

El comienzo marca si una relación está abocada al fracaso, por mucho que gastemos palabras y palabras narrando el después, fija el sentido del siguiente paso y delimita quién somos, nuestros principios y valores. El nombre hace que ese principio exista, le da entidad. Por eso cuando hacemos limpieza general dentro de nosotros mismos cobran tanta importancia estas dos cuestiones: recordar el comienzo y nuestro nombre.

También cuando nos perdemos. Cuando era adolescente pensaba que cuando uno se perdía (cuando dejaba de reconocerse, de sentirse, cuando se le escapaba el sentido de las cosas y olvidaba la ruta emprendida) tenía que volver a casa. Y yo a lo largo de mi vida he vivido en 9 casas. Era difícil saber dónde volver. De hecho, incluso, durante mi época en la universidad me pesaba tener dos habitaciones (la de casa de mis padres y la del colegio mayor en el que residía). Me preguntaba en cuál de ellas era más yo y me obsesionaba que lucieran parecidas, para sentir que ambas eran mi hogar y que podía volver a ellas y dejar atrás el mundo cuando todo pesase. Pero cuando uno se pierde de verdad -PERDERSE en mayúsculas-, la casa no sirve de nada. Quizás porque con el tiempo uno ya ha aprendido que la casa se lleva dentro y se hace allá donde uno lo necesite y porque una gran hecatombe interna no se aplaca con cerrar la puerta tras de sí y encerrarse en casa (que ayuda, eh, al menos mantiene a salvo del todo, pero el asunto de la pérdida interna no lo arregla).

A veces cuando nos perdemos olvidamos nuestro nombre, nuestra identidad, pero siempre queda el comienzo. Además, si uno no lo recuerda bien, siempre puede pedir a su entorno que se lo narre, como los cuentos. Y es que el principio es nuestro cuento particular. El comienzo son las raíces, allá de donde provenimos.

En mi caso, estas comienzan en la Calle Madrid, en la entrada de la casa de mi abuela. Las salamanquesas de la casa de enfrente, los murciélagos de por la noche, correr calle arriba y abajo con los vecinos… Volver a los brazos de la abuela cuando la tristeza o el dolor. La abuela ya no está y volver a sus brazos tan sólo es una suerte de sueño loco de algunas noches, pero no he olvidado nada de todo aquello. Así, cuando todo falla, cuando uno ya no se reconoce, puede ir siguiendo los hilos que deja desperdigados por ahí, recoger los pedazos que perdió en la batalla que es la vida a diario y poco a poco ir recomponiendo la historia hasta llegar al principio, para decir: Esto soy, esto me ha pasado. Todo comenzó AQUÍ.

Y es que el Aquí dictamina qué pensamos y sentimos. Siempre opinaremos a partir de nuestro aquí, de nuestro comienzo. Los refugiados que se lanzan al mar buscando un futuro dejan atrás todas sus casas, todas sus pertenencias, pero aún portan consigo su origen, su comienzo. A partir de él comienzan a construir el próximo capítulo de su vida y edifican su nueva casa, sabiendo que son por el AQUÍ, por su comienzo.

Así que si me preguntan que por qué el morado es mi color preferido, a qué viene ese olor a mimosas en la casa, por qué tiendo a usar diminutivos o por qué insisto en defender la necesidad de salvaguardar la Unión Europea, disculpad, pero probablemente me rebobine y vuelva a contar la historia desde el principio. La Calle Madrid, sí, aquí comienza todo. 


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