La historia de la nieta francesa que regresa cada año a Torrecampo

EMILIO GÓMEZ
TORRECAMPO


Se llama Florence Chabrillant. Es francesa y cada año viene a Torrecampo con alumnos galos que llegan mediante el programa Erasmus. Su abuela era de Torrecampo. Se marchó a Francia en busca de su  hermano después de la guerra. Allí se casó y se quedó aunque siempre estuvo hablando de sus días en Los Pedroches.

No pasó un día sin hablar y sin recordar su pueblo. Le enseñaba las fotos a su nieta. De tanto oírle hablar la niña se enamoró de un lugar que no había visto pero sí imaginado. Un día de 1996, aquella niña que escuchaba las historias de su abuela decide descubrir el pueblo donde nació y creció su abuela. Se queda encantada de Torrecampo y decide volver cada año. Al dedicarse a la educación aprovecha estos días para que sus alumnos tengan un intercambio dentro del programa Erasmus+ de Formación Profesional.



Las edades de los alumnos van de 15 a 20 años. Ella aprovecha, cada día, cuando los chavales descansan para recorrer las calles por donde paseó su abuela. Indica que se la imagina camino de la Fuente Borriquera donde iba a por agua o en la farmacia donde trabajaba. Considera que la cultura de antes que le transmitió su abuela es “un tesoro que no se debe perder”. 
Le separan 1400 kilómetros de Torrecampo con otra cultura y otra forma de vida “con más prisas” como dice ella pero con las similitudes que las vidas tienen.

Dice que necesita el mes de mayo para volver al pasado. Lleva siete años viniendo a Torrecampo que para ella es su pequeño paraíso que su abuela le dejó con las historias que le contaba cuando era una niña.

“Me encantaría vivir un día de Romería con la Virgen de las Veredas y ver la cara de alegría de mi abuela”.


Florence reconoce que aunque su abuela se marchó a Francia y solo regresó una vez jamás se marchó del lugar pues habitaba en él mediante el recuerdo. 

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