Fareed Nawabi y su pintura silenciosa

SATURNINO MUÑOZ
HINOJOSA DEL DUQUE


Gracias al apoyo de la Fundación de Artes Plásticas Rafael Botí hasta mediados del próximo mes de agosto puede contemplarse en el Centro Cultural de Hinojosa del Duque una muestra de los trabajos pictóricos de Fareed Nawabi. Un creador nacido en Kabul, Afganistán, nacionalizado británico, que desde hace unos años reside en la provincia de Córdoba, concretamente en Posadas, donde ha podido dedicarse de forma plena a su gran vocación personal, la pintura. Fareed se ha sentido siempre atraído por este arte, ya que durante años ha desarrollado una impresionante labor de coleccionista de retratos, adquiriendo gran cantidad de obras en Bruselas y Londres.

En el acto de apertura de la exposición el Alcalde de Hinojosa, Matías González, destacó el universo personal de Fareed Nawabi que ha sido trasladado de forma magistral a sus obras. “Naturalezas muertas y paisajes donde muestra su predilección por objetos simpes, cotidianos, que ponen de relieve un mundo estático y silencioso, convirtiendo, según afirma el propio Fareed, lo que parece obvio en enigmático, gracia a la limpieza armónica de los objetos desde una visión que puede definirse como cargada de claves y conceptos”.


La exposición puede visitarse hasta mediados del mes de agosto. 


La pintura de Fareed Nawabi, según el mexicano Enrique Juncosa, atrae y puede ser definida por su riqueza cromática, la delectación en la pincelada y la contemplación pausada placentera de la acción de la luz sobre los objetos. Uno de sus motivos predilectos son las palmeras que pinta como símbolos tanto del sur como del estío. Su interés por el paisaje mediterráneo continúa la tradición iniciada por otros pintores y viajeros británicos como David Bomberg que vivió en Ronda a comienzos del pasado siglo veinte.


La temática de Fareed Nawabi, según el crítico Perter Stickland, resulta muy familiar, pero la organización de sus cuadros no ha sido planteada de una forma obvia. Todo en su mundo resulta ambiguo, con bordes borrosos o fragmentados mediante la combinación de colores. Sus pinceladas son antiacadémicas, totalmente libres, creando una sinergia entre luz y oscuridad que es una de las grandes preocupaciones de la pintura a lo largo de la historia, pero sabiendo quedarse al margen de la abstracción, apostando por la figuración. La obra de Fareed Nawabi se convierte en una invitación a soñar cuando miramos sus cuadros, que no se olvidan fácilmente, ya que a través de ellos todos los espectadores son capaces de viajar con su imaginación.




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