Cultura y sabor en Santa Clara de la Columna

SATURNINO MUÑOZ
BELALCÁZAR


Un gran número de conventos y monasterios de la geografía peninsular no sólo se han convertido en depositarios de un valioso patrimonio artístico y monumental a lo largo de los siglos. Sus silenciosos muros también guardan en su interior un conjunto de recetas de una gastronomía centenaria, elaborada siempre desde la fidelidad a la tradición y a los ingredientes más puros. El monasterio de Santa Clara de la Columna de Belalcázar es un magnífico ejemplo de estos dos rasgos monacales, arquitectura y sabor.

Un gran número de visitantes pudieron admirar esta sabia conjunción durante el pasado domingo con motivo de la celebración del cuarto día del dulce conventual que se realizaba en este templo. La jornada se iniciaba a primera hora con una celebración litúrgica que daba paso a un desayuno con café y dulces elaborados por las hermanas clarisas en el antiguo refectorio del claustro principal del convento. Durante todo el día también se realizaron distintas visitas guiadas, una exhibición de cetrería en el patio de la huerta y un concierto de música clásica. Una programación realizada con el patrocinio de la Asociación Social y Cultural del convento que cada año logra incrementar el número de asistentes.

Uno de los actos más destacados de la programación fue la presentación del libro “Mística y Arte en Santa Clara”. Un estudio elaborado por la licenciada en historia y gerente de Tureventos, Sara Aranda, y la hermana, Eugenia Lara Cabrera, que inició su vida religiosa en Santa Clara de la Columna hace dieciocho años. Una obra surgida con motivo de la exposición Encarnación Artística de la Misericordia en el Condado de Belalcázar realizada hace unos meses en el coro alto de la iglesia conventual.



La obra, que cuenta con un prólogo de María José Muñoz López, Directora del Museo y Biblioteca Diocesana de Córdoba, analiza en sus primeros capítulos el origen y el nacimiento del Condado de Belalcázar, así como la fundación del convento gracias al patronazgo y las donaciones de la familia de los Sotomayor. Un monasterio que fue creado por Elvira de Zúñiga en 1476 y que actualmente, según la introducción del libro, está habitado por doce hermanas que viven dentro de la fraternidad franciscana.

Según las autoras, esta publicación, que también incluye el catálogo de las obras que formaron parte de aquella muestra “invita a los visitantes a admirar desde la sencillez el misterio de la misericordia a través de la belleza plasmada en imágenes, obras de arte u objetos litúrgicos, que al servicio del culto divino evangelizan al pueblo cristiano y contribuyen a que el Evangelio se convierta en cultura”.

Para Sara Aranda una de las claves de la exposición y de esta publicación ha sido mostrar la evolución “que ha experimentado el arte sacro a lo largo de los siglos, buscando una aproximación desde la historia del arte, gracias a un buen conjunto de imágenes devocionales de gran trascendencia. Auténticas joyas pertenecientes a instituciones religiosas de los pueblos de Los Pedroches, que en el pasado estuvieron unidos por los vínculos jurisdiccionales del Condado de Belalcázar”. 





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