Fantasía en el Auditorio del Recinto Ferial con el Premio ‘La Voz de la Lectura’

EMILIO GÓMEZ 
POZOBLANCO


Marcaban las once de la mañana en mi reloj y en el Auditorio del Recinto Ferial ya se respiraba un ambiente especial, algo que indicaba que no era un día cualquiera. Los niños se iban a disfrazar de Quijotes o Don Quijote se iba a disfrazar de niño. No se sabe bien. Dicen que Alonso Quijano, un afamado hidalgo, se volvió loco por leer sin control libros de caballerías. Cosa que dudo. Nadie se vuelve loco por leer. No hay cosa más fantástica que leer lo que pasa en mundos diferentes al tuyo. En los libros están los secretos de tantas vidas. Allí habita la fantasía y pasan cosas que ocurren en el mundo real (llueve, hace frío, la gente se enamora y se divierte). 



Y así La Voz de la Lectura ‘Luciana López’ apareció sin más. Un Auditorio con mucha magia infantil. Diez niños de 8 años tendrían el reto de leer y explicar lo que es El Quijote. Algo difícil porque no hay obra más interpretable en los últimos 400 años que la de Cervantes. ¿Quién era Alonso Quijano? Para mí fue un rebelde valiente que se quiso comer el mundo. Un torbellino sin frenos que viajaba por la vida a velocidades extremas, a ninguna parte y a todas. El mundo se lo comió a él porque es difícil ver realidades distintas por muy verdaderas que sean. Sin embargo, nos dejó un testimonio que perdurará para siempre.

Yo a los 15 años leí el Quijote en dos tomos de la editorial Planeta. Libros encuadernados con tela roja. Empecé por el principio: “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.”, así es como comienza El Quijote. Y de esa misma manera arrancó el concurso con Paula Dueñas García de Consuegra. Cuatro colegios de Pozoblanco (Ginés de Sepúlveda, Virgen de Luna, Salesianos y La Inmaculada) y el Colegio Virgen de Luna de Villanueva de Córdoba. Cada uno de los niños hizo una lectura a su manera. Unos de manera más rápida. Otros más pausada. Había quienes gesticulaban. Otros incluso interpretaban como si fuera una obra de teatro. Y así el concurso se fue llenando de palabras, aplausos, nervios, emociones. Un espectáculo cultural que merece la pena vivir pues nadie puede poner en duda que la lectura es un buen compañero de viaje en la infancia. Dicen que se es como se lee. Y uno escribe como lee. Expresarse es una cosa que no tiene precio y se adquiere leyendo sin más. Hay que enseñarlo también.



Lo de menos era el ganador. Los diez lo fueron. Finalistas quedaron (Carmen Márquez, Irene Fabios, Irene Cepas, Paula Dueñas y Pedro Luis Blanco). Todos tuvieron la misma puntuación, excelente. Todos recibieron 50 euros en material escolar. Quedaba por saber los cinco primeros clasificados. María José Serrano García, quinta clasificada después de una lectura brillante donde supo manejar pausas, entonaciones y ritmos. Cuarta fue Valeria Urbano Pérez, quien se manejó de la misma manera con gran claridad y autoridad en el escenario. El tercero fue Miguel Benítez Cachinero que fue de menos a más en la lectura rematando con una síntesis impactante.

Y llegó la hora de decidir. Los dos primeros habían empatado a puntos. Alba Solano Arteche y Ricardo Muñoz Fernández. Pudo irse a un lado u otro. Ricardo había brillado por su soltura a la hora de explicar el libro. Se permitió el lujo hasta de hacer una valoración de la obra de Cervantes definiendo con soltura a los personajes y con una síntesis impropia de su edad. Demasiado joven para expresarse así. Por el otro lado estaba Alba quien no solo realizó la lectura del libro sino que lo interpretó como si fuera una artista haciendo teatro. Sus gestos, sus formas, sus cambios de voz, su ritmo, su gracia. Espectacular. Finalmente Alba fue la elegida. Pudo ser también Ricardo o cualquiera de los niños que ayer participaron. Es reconfortante ver como la lectura tiene un nivel elevado en las aulas de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba.

El Premio Infantil no es más que una apuesta por la lectura con lo que eso conlleva (formación, cultura, enriquecimiento, fantasía e ilusión). Hay que valorarlo. Muchas veces no valoramos las cosas que tenemos intentando sacarle punta a todo. Eso es lo que tiene vivir tan próximos. Se repartieron más de 3.000 euros en premios, el primero (Alba Solano) se llevó 1.000 euros. Todo lo que se gaste en lectura será una inversión. A mí me gustaría que mis hijos me pidieran dineros para libros. Se los daría con gusto. En los libros está el saber. No hay más secretos. Enhorabuena a Miguel Cardador y a Isabel Manso por organizar este Premio que tiene mucho de sentimental (si miramos el nombre) y mucho de fantasía (si miramos que los libros y los niños son los que participan). Una clara apuesta por la formación, que es el futuro de nuestras gentes. 






















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