La Virgen que habita el santuario que está en el camino por donde sale la Luna (I)


ARTURO LUNA BRICEÑO


Dedicado a todos los que, movidos por su fe, desafiando la intolerancia, las persecuciones y las inclemencias, decidieron año tras año, venir al Santuario de la Jara para renovar su espíritu y escribir su historia en el viento.



Orígenes

Otra vez, cuando declina el invierno, las gentes de buena voluntad acuden a su cita con el Santuario de la Jara. ¿Cuantos siglos va cumpliéndose el rito? No lo sabemos. Hay arcanos en la vida de los hombres que no encuentran explicación posible. Están ahí, escritos en el viento. Posados en el alma del pueblo, que los ejecuta año a año, siglo a siglo, antes lo hicieron unos y a estos les sucederán otros. Cambiaran las gentes, los medios de locomoción, e incluso las formas de rezar o acudir al santuario, pero no el sentimiento. Tampoco la cita y el alma del pueblo.

Recuerdo las últimas conversaciones con mi padre. Estaba preparando su separata sobre los Caminos de Córdoba a Toledo. Le gustaba recorrerlos mentalmente. Imaginaba donde estaba el vado del Guadalmez, los Pasos de Abdala, (por donde Almanzor trajo las campanas de Santiago de Compostela), y toda esa red de pueblos, monasterios y basílicas que las crónicas árabes y mozárabes citaban. El mismo día en que le dijeron las misas en Pozoblanco, tras su muerte, caí en la cuenta de que los caminos cortos de Córdoba a Toledo, que cruzaban los Pedroches en tiempos del Califato, y las ermitas marianas conformaban un mapa. Una guía de caminantes en la que se fundían y conjugaban la astrología y los senderos. Los viajeros y peregrinos que iban y venían de las dos ciudades santas de la mozarabía, eran marineros por tierra que navegaban mirando al cielo y buscando puerto, posada y cobijo en los santuarios. Y pensando en mi padre, expuse por primera vez esta hipótesis, en el programa de Canal Sur: “Tal como somos”, cuando acudió Pozoblanco.

Poco sabemos sobre la historia de nuestra devoción mariana. Culto que tiene punto de encuentro, veneración y rito en los santuarios del Valle de los Pedroches. Su origen es tan antiguo como la presencia del hombre en estas tierras. ¿Existía devoción a la Virgen en tiempo de los musulmanes? Tal y como la veneramos hoy en día, es posible que no. El Libro de los Tiempos, cita a la Virgen en tres ocasiones, “Celebran los cristianos el 2 de febrero la Purificación de María, que llaman la Candelaria”, “El 8 de septiembre conmemoran la fiesta de la Natividad de la Virgen y el 18 de Diciembre la anunciación de San Gabriel a María Madre de Jesús”, pero la noticia más insólita, por la fecha en que se cita, la da el cronista árabe Inb Idari, cuando narra el regreso a Córdoba de Muzafar, (hijo y heredero de Almanzor), después de su quinta expedición contra tierras cristianas: “Muzafar regresó el 2 de septiembre de 1007, y entonces era la conjunción en Leo en este año, el cual reunió las Siete Estrellas (Constelación de la Loba) y llegó a Virgo y ella es la virgen patrona de Córdoba, una estatua de ella colocaron los sabios antiguos de los cristianos en lo alto de la puerta meridional de la medina, que es la Puerta del Puente”.

De nuevo tenemos datos que sorprenden. ¿Estaba extendida esta costumbre en todo el Andalus, y presidía la virgen los pórticos de las basílicas y monasterios? Si fuera así la tradición mariana de los Pedroches sería más antigua de lo que suponemos. ¿Estaba ligada la devoción mariana al Zodiaco? ¿Componían los monasterios los puntos de referencia de un astrolabio basado en la Constelación de Virgo? De ser así, y de esta manera lo expone Inb Idari, tendría mucha lógica la hipótesis de que los santuarios eran descansaderos del camino, que basados en la astrología, cumplían la misión de orientar al caminante.

Las ruinas del Cerro del Gelmo solo nos muestran cimientos. No conocemos la arquitectura y aspecto que tenían estos cenobios. ¿Presidía, como en la Puerta del Puente, la imagen de la virgen sus pórticos? ¿Es posible que fueran estas imágenes las que escondieron en los pozos, rocas y encinas cuando huyeron para refugiarse en Córdoba en el año 1009? ¿Las ocultaron para evitar que fueran profanadas por las tropas asalariadas beréberes que, durante treinta años, estuvieron vagando y saqueando el Llano de las Bellotas?

Los mozárabes que moraron en el Valle de los Pedroches, en tiempos de la dominación musulmana, fueron las últimas familias

ligadas a la cultura romana. En las excavaciones de las tumbas del Monasterio del Gelmo encontraron una moneda de oro junto a los esqueletos. Se supone que era el óbolo, que según la costumbre romana, servía para pagar al barquero que llevaría su alma al Cielo. Del imperio de Roma, los viejos cristianos, heredaron su manera de vivir en grandes villas. En lugares que derivaron en basílicas y monasterios. Grandes cortijadas atendidas por familias. Una de ellas habitaba el monasterio de Fragellas, y en el “Libro de los Tiempos” de Rasis y Recemundo, se dice que era la familia: Álbum (blanco). Un pozo perteneciente a este monasterio es posible que fuera el origen de Pozoblanco.


Recuerdos de Al Andalus

El Valle de los Pedroches fue, en época de la dominación musulmana, tierra de romerías y peregrinaciones. No se tienen noticias de la existencia de ermitaños árabes, con fama de santos, que tuvieran sus morabitos en los Pedroches. Las crónicas musulmanas, les daban a los habitantes islamitas de estas tierras más fama de rebeldes y guerreros, que de religiosos. Cosa distinta era la referencia a los cristianos.

Como dato curioso conocemos que los dos hijos de Almanzor que gobernaron el Califato de Córdoba, murieron en los Pedroches haciendo el Camino corto de Córdoba a Toledo. El fallecimiento del mayor de ellos Muzafar, lo narra Inb Idari así: “Salió Muzafar el 19 de octubre de 1008, pero ya le apareció en el pulmón el dolor que lo llevaría a la muerte. Pero siguió cabalgando con la esperanza de que disminuiría su mal durante su viaje pero, al contrario, le aumentó su daño por haber cabalgado todo el día”. Era la segunda jornada de viaje, y el camino que llevaba lo conducía desde el Monasterio de San Zoílo del Guadalmellato hasta Calatrava. Caminaba por tierras donde está el Santuario de la Virgen de Luna. Al enfermar lo bajaron del caballo y en unas parihuelas lo llevaron de vuelta a Córdoba: “La gente opinó que murió durante el camino, frente al Convento del Armillat”.

Muzafar era querido por el pueblo, no así su hermano Abderramán, llamado Sanchuelo, por ser el hijo de Almanzor y Sancha de Navarra, que también vivió su calvario y agonía en las mismas tierras donde murió su hermano. Fue decapitado en el 5 de Marzo de 1009 junto al Monasterio de Xaux, cenobio que no se ha localizado, pero que estaba situado en los Pedroches. 



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