Las dobles varas de medir

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


Cada vez más, por desgracia, nuestro país tiende a la división, que tiene un claro ejemplo con lo que pasa en Cataluña, donde un 50% quiere la independencia, mientras que el otro 50% quiere seguir perteneciendo a España, sin renunciar a ser catalán.

Un mismo hecho, según el que lo protagonice sea de un partido u otro, tiene una diferente repercusión y una diferente valoración por unos o por otros, cuando tenía que ser igualitario para todos. Sirva como ejemplo el mediático máster de Cristina Cifuentes, que está haciéndole un daño irreparable a su partido, porque parece evidente que ha mentido y nunca hizo ese máster de la forma procedente y que se le exigió al resto de los alumnos del mismo.

Pero, como nuestras memorias son frágiles, y como hay quien le cuesta recordar otros hechos si en esos hechos hay otras personas implicadas de un partido u otro, igual que Cifuentes no debiera estar ni un día más en su cargo público, también debiera haberse marchado hace tiempo, por ejemplo, el señor Echenique, que ha sido muy activo en la crítica contra Cifuentes pero que parece no acordarse de que él tenía a su asistente personal sin dar de alta en la Seguridad Social y pagándole en “dinero negro”. Igualmente su compañero de partido, Iñigo Errejón, que tuvo la cara dura y cometió el engaño de cobrar una beca de una Universidad de Málaga durante un curso y jamás pisó la universidad malacitana.

Ninguno de los tres ha dimitido, y para mí, como creo que para la mayoría, deben de medirse cuanto menos con el caso de la señora Cifuentes. Los tres deben de estar fuera de cualquier cargo público, pero aquí, como en otras muchas cosas, existe la doble vara de medir.

Esto de la doble moral es muy común y lo observamos en todos los partidos políticos, pues según provenga de alguien del propio partido o de un partido oponente, una misma conducta es valorada con criterios claramente diferenciados e incluso opuestos. Pero en el culmen de esa vergonzosa doble moral vemos en la actualidad a ciertos personajes, que ideológicamente están instalados en la totalitaria extrema izquierda, y que, disfrazados de demócratas y otorgándose a sí mismos una autoridad moral que traspasa el esperpento, con el grosero manejo de una demagogia risible y barata, y sin rubor alguno, van dando permanentemente lecciones de democracia y defensa de la libertad. Así, por ejemplo, vemos a menudo a estos cómo son muy beligerantes y abominan, con toda la razón del mundo, de las execrables dictaduras fascistas y, sin embargo, no tienen inconveniente, con todo el cinismo y la desvergüenza del mundo, de simpatizar y defender a las dictaduras comunistas, que son igual de execrables y abominables que las fascistas.

Y fuera del apartado meramente político, algo parecido es lo que vemos últimamente que ocurre con los considerados defensores de los animales, que van por colores a la hora de hacer su defensa para prohibir según qué cosas.

El pasado domingo salieron a la calle en muchas capitales los defensores del mundo cinegético en sus distintas modalidades, defendiendo primero los puestos de trabajo que se crean durante la temporada además de defender el equilibrio de las especies y una afición de siglos. Estos se sienten atacados e insultados en las redes sociales, pues hay un acoso que se materializa incluso hasta el extremo de llamarlos “asesinos”.

Lo mismo ocurre con las corridas de toros, la pesca y otras actividades.

Yo no entro a valorar el sí o el no de estas aficiones, lo que sí tengo es el respeto por todo, aunque algunas cosas no las comparta, pero si seguimos así cada vez habrá más prohibiciones y más división creando dos Españas.

Y, curiosamente, esta vara de medir se ve de distinta forma en dos partidos considerados como “progresistas”, como son el PSOE e I.U. en el Ayuntamiento de Córdoba, sumado también Ganemos Córdoba, que aquí no solo no están en contra del rito musulmán el Clúster halal, que demuestra, con informes firmados por más de 460 veterinarios, las repercusiones negativas y el sufrimiento que provocan a los animales al ser sacrificados sin aturdimiento previo, práctica que normalmente es evitada en las matanzas por el rito musulmán o halal.

El gobierno municipal de Córdoba, formado por el PSOE e Izquierda Unida, y presidido por una alcaldesa que ahora hemos sabido se equivocó al poner en su currículum que era maestra, va y beta por un lado la ayuda a las corridas de toros, pero por otro lado apoya y hasta contempla ayudas de forma cerrada al Clúster halal.

También este mismo gobierno ha prohibido los circos con animales en Córdoba.

Siguiendo con lo firmado por los veterinarios, ratifican que todos los animales que son sacrificados para el consumo humano en la Unión Europea deben de ser aturdidos con anterioridad, esto quiere decir que deben de estar inconscientes en el momento que se les provoca la muerte, a fin de evitar ansiedad, dolor y estrés.

En esta línea contra el sacrificio está la Federación de Veterinarios Europeos.

Por todo ello, y por esta doble vara de medir, estos colectivos muestran su sorpresa de forma negativa con el posicionamiento de un Ayuntamiento “progresista”, pues según ellos aquí se fomenta y promociona el maltrato animal.

Y yo me pregunto si prohibirán próximamente también la cría de pollos, porque según me parece tienen una vida de crecimiento en intensivo de día y de noche, además en un espacio muy reducido, siendo la carne de esta ave una de las más consumidas en nuestro país. Así podría seguir con las piscifactorías y un largo abanico de especies que consumimos.

En esta España, que por desgracia cada vez está más descabezada y con parte de nuestros dirigentes políticos con un cerebro de mosquito, como por ejemplo el alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, que aplaude y apoya una manifestación a favor de los salvajes y agresivos que apalearon hasta dejarlos sin conciencia a dos guardias civiles y sus mujeres. A este impresentable público le invitaría a que si tiene bemoles, y como se las da de muy progresista, que suspendan los Sanfermines, ya que yo considero que a los toros se les somete en la carrera de 750 metros a un estrés y ansiedad negativos para los cornúpetas.

Ya está bien con la doble vara de medir y no respetar lo que no es de nuestro gusto, porque de seguir así llegará un día que se creará la plataforma anti partidas de dominó, porque aducirán que las fichas sufren al ser golpeadas sobre la mesa.


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