La pintura más íntima y personal del creador hiperrealista Vicente Fernández en Hinojosa del Duque

SATURNINO MUÑOZ
HINOJOSA DEL DUQUE


Bajo el título “Espacios Vividos” puede admirarse en el Centro Cultural de Hinojosa del Duque la exposición de pinturas del autor manchego Vicente Fernández. Un conjunto de trabajos realizados en óleo, tinta y lápiz en las que Fernández atrapa al visitante que no sabe si encuentra deleitándose con una pintura o con una fotografía.

Fernández fue en 1995 uno de los fundadores del Grupo Córdoba Realista, que fue apadrinado por el maestro Antonio López. Este autor dio a conocer sus primeros trabajos en el año 1989 en una exposición colectiva, habiendo exhibido su obra en cerca de cincuenta salas de distintas ciudades españolas y extranjeras como Madrid, Barcelona, Zaragoza, Estocolmo, Tetuán, Paris o New York. 



En el acto de apertura de la muestra el alcalde de Hinojosa, Matías González, puso de relieve su vinculación con el grupo de artistas integrados en el Grupo Córdoba Realista, que se remonta a la década de los noventa, cuando desde la Diputación Provincial impulsó su nacimiento. “Vicente Fernández, manchego de nacimiento pero cordobés por pasión, ha elegido la pintura como medio de expresión. Su pincel toca con realismo las imágenes a las que se acerca. Como él mismo confiesa, los atardeceres manchegos que conducían de los cálidos rojizos y anaranjados a los fríos azules de la noche, despertaron en él el interés por la pintura” reseño el regidor hinojoseño. 



Vicente Fernández nació en Argamasilla de Calatrava, aunque vive en Córdoba desde hace más casi cuatro décadas. Según sus palabras comenzó a amar los colores contemplando los ocasos de La Mancha. “Pasaba las tardes viendo cómo se iba transformando el horizonte infinito, donde cada segundo cambian los tonos. Dorado primero para pasar al naranja. Naranja que se desangra hasta que se hace casi rojo. Después se mezcla con el azul y comienza la gama de morados. Contundentes primero, pero sutil cuando el Sol, debilitado, empieza a rendirse y pasa a imperar el azul. Azul que muere con el día y va enlutándose, hasta que reina el negro de la noche. Todo un espectáculo”, subrayó el artista manchego. 



El realismo invade las producciones de esta colección de obras de Vicente Fernández que ha sabido plasmar con su pincel los espacios más atractivos de su casa familiar en Argamasilla, el recogimiento de los patios, la exuberancia floral de la primavera, el misticismo de los conventos o la antigua sala de costura de sus antepasados.

“Quiero, indicó Vicente Fernández, que veáis mis cuadros vacíos de palabras. Sin la sazón de vanidades. Sin el aderezo de alago propio o ajeno de rigor. Que hablen ellos”.



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