Entrevista a Curro Díaz, torero



“Los toreros buscamos nuestra gran obra de arte, un sueño que nos vuelve locos”


EMILIO GÓMEZ
POZOBLANCO


Curro Díaz es un torero al que le siguen soplando las hadas. Cada día más perfecto. Su secreto es que no para de buscar en su interior para sacar todo lo que lleva dentro. Nació en la misma habitación donde murió Manolete. En el Hospital de los Marqueses de Linares murió un toreo de época  y nació otro que estaba destinado a ser torero con literatura.
Curro estuvo presente en la presentación de los carteles de la Feria de Pozoblanco. Allí expresó su particular concepto del toreo y de la vida. Pura magia que dibujó con la sinceridad que siempre se muestra.
Está muy ilusionado con torear en Pozoblanco y la afición con tenerlo en su feria. Se espera mucho de él pues los aficionados creen en Curro.

Curro Díaz estuvo presente en la presentación de los carteles de la Feria taurina de Pozoblanco.  /S.R.


– ¿Contento de estar en Pozoblanco y en su Coso?
– Mucho. Es una plaza preciosa que me encanta  y que se me ha dado siempre  bien. He estado muy a gusto en esta presentación de los carteles. Un acto muy bonito.

– ¿Qué te parece el cartel en el que estarás en el Coso de Los Llanos?
– Un cartel muy  ilusionante con la oportunidad que se le da a Carlos que está comenzando y con Álvaro que es un buen torero. Espero que sea una gran tarde en la que hagamos disfrutar a los aficionados. En el plano personal voy con toda la ilusión por la expectación que tengo por triunfar aquí. Espero que se cumpla.

– Linares, tu  tierra la cual está  muy cercana a la nuestra. Una tierra de toreros con José Fuentes, Palomo Linares, Curro Vázquez y ahora Curro Díaz.
– Sí, tenemos ese vínculo por cercanía y por historia. Córdoba y Linares están muy unidos. Linares es una tierra de muchos artistas y de artes diferentes. La mina hizo que viniera mucha gente de todos lados y que se mezclara la sangre saliendo artistas de muchos palos. Algo maravilloso.

– Alguien dijo que el toro es un mar quieto que solo tú mueves con un trapo llevándolo  a la orilla. ¿Es cierto?
– Conducir el toro con la técnica que hoy se utiliza no es lo más difícil. Lo que es más complicado es torear con el alma y olvidarte que tienes técnica para mover la muleta o el capote. Lo que hace bonito a este mundo es perseguir un sueño o un imposible que es hacer una obra de arte con el alma y no con la técnica. Esa es la razón que nos hace volvernos locos y jugarnos la vida delante del toro cada tarde.

– ¿El valor es un tesoro?
– Cuando nacemos, Dios nos da un tarrito de valor y lo vamos gastando. Es necesario para ponerte delante de un toro. El toreo como yo lo veo es un arte que sin valor no se puede realizar. Sin embargo sabemos que  hace falta valor y muchas cosas más.

Curro charla con Emilio en el Coso de Los Llanos.


– Cuando hablas de más cosas, ¿metes  también la personalidad?
– La personalidad es algo que nos marca. El no parecerte a nadie y seguir tu camino es una suerte pero también, a veces, es muy duro y una soledad muy grande. Hay veces en las que aciertas y otras en las que te equivocas. Pero eres tú. A mí la personalidad es algo que me ha acompañado siempre desde mis inicios. Para bueno o para malo soy Curro Díaz.

– ¿Has toreado ya el toro de tu vida?
– No. Creo que nos vamos sin haber toreado el toro imaginario con el  que soñamos. Nunca se hace la faena perfecta.

– ¿Cuándo estallan las musas que tiene un torero dentro?
– Decía Picasso que la inspiración te tiene que pillar trabajando. Es difícil encontrarlas buscándolas, imagínate si no vas en busca de ellas.  Nunca se sabe pero tienes que perseguirlas. Están dentro pero hay que sacarlas. Son caprichosas.

– Eres un torero que mata todo tipo de encastes. ¿Esto hace grande al mundo del toro?
– Sí. Así es. Los toreros han empezado a matar todo tipo de encastes. Esto enriquece la profesión y a los profesionales que consiguen ser capaces de entender técnicamente a muchos más animales. Es un aliciente  más para el aficionado para que vaya a los toros sin saber qué va a pasar. El toreo debe ser una película que no se sepa el final.



– ¿Por qué toreas?
– Porque lo siento, es lo que me llena y es lo que me da las ganas para vivir.

– ¿Toreas mucho para el toro o mucho para ti?
– Yo soy muy egoísta. Toreo mucho para mí.

– ¿Crees en el destino?
– No lo sé. Hay veces en las que sí creo en el destino y otras veces creo que mi destino lo creo yo.

– ¿El toreo es una verdad?
– Es el único arte donde el protagonista pone en juego lo más preciado que tiene que es su vida. Es muy grande pensar  que en el siglo XXI todavía existan hombres que por hacer arte y que por un momento efímero de ilusión se jueguen la vida.

– ¿Te preocupa la situación de la fiesta?
– El reflejo de la sociedad está en una plaza de toros. El mundo del toro es tan grande y lleva tantísimos años con ataques que si existe es porque nadie puede derribarlo. Tiene unos pilares tan fuertes que nadie es capaz de llevárselo por delante. Es cierto que hay que apoyarlo desde dentro. Los toreros ilusionando y los aficionados asistiendo y viviéndolo.

– Tu hijo nació meses después de la mortal cogida de Iván Fandiño. ¿Por eso le pusiste de nombre Francisco Iván?
– Sí, Iván era un gran amigo.  Mi hijo nació poco después de su cogida y decidí que llevara su nombre (el segundo al ponerle un nombre compuesto). Tengo una anécdota y es que cuando inscribí a mi hijo en el Registro Civil de Sevilla, la funcionaria me dijo que nunca había inscrito a nadie con el nombre que le puse a mi hijo (Francisco Iván). Fue entonces cuando le dije: “¡si usted supiera de dónde vienen los nombres!”.



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