Entrevista a Raúl Torrico, 'ThePlaysifal'


“La música va implícita en la vida”

EMILIO GÓMEZ
POZOBLANCO


Raúl Torrico (ThePlaysifal en Youtube) es un gran músico, creador de contenidos originales y de calidad. Reside en Madrid aunque su raíz la tiene en Pozoblanco, su tierra. La  pasión por la música ha estado siempre presente en su vida. Todavía recuerda las canciones que escuchaba en la radio las cuales le hacían sentir. El piano ha sido su  instrumento perfecto para hacer música con el que sigue haciendo cosas asombrosas. Recuerda las noches de ensayo cuando tocaba en la Agrupación Musical de la Soledad y aquella primera vez que asistió a un concierto en el Auditorio Nacional. Esa noche le cambió la vida pues como él dice “por pura casualidad  se interpretaba la Novena de Beethoven y  por un golpe de suerte increíble la dirigió Lord Yehudi Menuhin”. Sus canciones  tienen algo que las hacen diferentes y mágicas. Son únicas (gusten más o menos). Canciones dramáticas, otras divertidas, otras más superficiales. De todo un poco aunque en todas el arte está. Composiciones que no dejan indiferente a nadie.



– Nombre y apellidos.
– Raúl Torrico Redondo

– Nombre artístico.
– ThePlaysifal

– Estudios.
– Historia y Ciencias de la Música, Magisterio Musical y Grado Profesional de Trompeta.

– Si te tuvieras que definir, ¿cómo lo harías?
– Vivo, siempre en proceso.

– ¿Cuándo empieza tu pasión por la música?
– En realidad siempre existió. Lo interesante es cuándo empecé a ser consciente de mi vínculo con la música. Desde muy pequeño me fijaba en canciones que me encantaban cuando mi madre ponía la radio y me di cuenta de que luego sentía la necesidad de volverlas a escuchar. Pero claro, no había Youtube ni Spotify ni nada de eso. Solo podía esperar y cruzar los dedos para que volvieran a aparecer. Así que la necesidad me obligó a memorizarlas para luego cantármelas a mí mismo en silencio por las noches, antes de dormir. Poco después empecé a toquetear esas melodías en un Casio PT10 que me regalaron y ya fue un no parar. 

– ¿Sabrías decirme la primera canción que cantas en la infancia?
– Claro. En casa se escuchaba a todas horas Mocedades y Jose Luis Perales. La primera canción que recuerdo cantar es “Adrián”, de Perales. No sé por qué la tengo ahí metida en la cabeza desde siempre. En el coche de mi padre había un cassette recopilatorio de The Beatles, sin yo tener ni idea de quiénes eran Los Beatles. Simplemente escuchaba la cinta una y otra vez y me parecía increíble. Lucy in the sky, Lady Madonna y Hey Jude también las mantengo en la cabeza desde siempre.

– Tu entrada en el conservatorio.
– Esto fue totalmente el resultado de la casualidad. Yo ya vivía en Madrid. Estudiaba una ingeniería técnica de telecomunicaciones pero no estaba contento ni con la carrera ni con el planteamiento de vida que me esperaba. A mitad de curso, por pura casualidad fui a un concierto en el Auditorio Nacional. Mi primer concierto en el Auditorio Nacional, de hecho. Por pura casualidad también se interpretaba la Novena de Beethoven. Y por un golpe de suerte increíble la dirigió Lord Yehudi Menuhin. Recuerdo que fue la Reina Sofía a ese concierto también.
Bueno, la cosa es que ese concierto me cambió la vida. Y vi con nitidez que no había elegido el camino correcto. Me asesoré, me preparé la prueba de acceso al Conservatorio con la suerte enorme de que me cogieron. Y ahí es donde empezó realmente mi vida.

– La banda de música, la Agrupación de la Soledad. ¿Qué recuerdos tienes de todo eso?
– Recuerdo aquella época con añoranza. Fueron muchos años de ensayos, de procesiones, de conciertos, de viajes… Tocar en La Soledad siempre ha sido algo muy especial para mí. Incluso mucho antes de formar parte de La Soledad ya me encantaba escucharlos desde casa cuando ensayaban por las noches en invierno. Esto es algo que no valoramos demasiado porque estamos acostumbrados. Pero escuchar a lo lejos las trompetas y los tambores ensayando, en el silencio de las noches de invierno es impresionante.

– ¿Cuál fue tu instrumento musical preferido?
– Fue y sigue siendo el piano. Y lo digo desde el punto de vista de la composición. Es el instrumento perfecto para hacer música, obviamente. Siempre digo que es un instrumento que te seduce con rapidez. Los primeros pasos son muy fáciles. No te imaginas la diferencia que hay al escuchar tocar a un niño que lleva un año con el piano y a otro que lleva un año tocando el violín, la trompeta o el clarinete. Eso sí… el virtuosismo que puedes llegar a alcanzar con el piano no tiene límites. Hay auténticos bestias por el mundo tocando cosas imposibles.

– Querías estudiar Composición y en tres años te ves con el magisterio terminado y las oposiciones aprobadas. ¿Cómo asumes esto?
– Bueno… fue una sensación agridulce. De pronto tenía un buen trabajo, una estabilidad económica pero al mismo tiempo había eliminado la posibilidad de estudiar Composición en el Conservatorio Superior, que es lo que realmente quería hacer.
Obviamente no iba a rechazar un puesto de funcionario así que decidí tomar una decisión mixta. El año en el que empecé a trabajar como maestro me matriculé en Historia y Ciencias de la Música. Por las mañanas era profe en el cole y por las tardes alumno en la Universidad Autónoma. Y así es como me convertí en musicólogo.

– Presentas a Who is to blame como  la historia de una vida triste y monótona que desemboca en la más plácida y eterna de las monotonías. ¿Por qué la defines así?
– Muchos amigos me preguntan sobre las letras de mis canciones. Casi nunca tienen que ver con mis estados de ánimo ni con el momento de mi vida en el que han sido escritas. Más bien capto el estado de ánimo de personas de mi entorno que me llaman la atención y escribo sobre ello.
Who is to blame podría haber sido mi propia historia si hubiese continuado con mis estudios de ingeniería. Es la vida de un hombre rodeado de invariabilidad, de rutinas que no desea y acaba tomando la peor de las decisiones, que es saltar al vacío desde el edificio de oficinas en el que trabaja. Y no hace responsable a nadie de su decisión. ¿A quién culpar? Who is to blame? en inglés. A mí me encanta esta canción por cómo se refleja musicalmente la reflexión del protagonista y cómo lo lleva a cabo en la segunda parte de la canción.

– Tele 5 utilizó recientemente tu música en Got Talent. ¿Te molestó?
– Sí. Un poco. No por usarla, sino por no pedir permiso ni citarme ni nada de nada. Simplemente se fueron a mí vídeo de ThePlaysifal, cogieron la música y ya está. Como quien se va a robar sandías y encima te pisotea los tomates.  Ese día empezó a escribirme gente contándome que en Got Talent estaban poniendo mi cover a capella de Star Wars y yo flipaba. Les escribí y me pidieron disculpas. Para compensarme lo que hicieron es citarme en Youtube y poner banners en los vídeos del canal latino de Got Talent porque en España no tenían permisos.

– Tu álbum que está en Spotify es una pasada. ¿Cómo lo presentarías?
– Me alegro de que te guste, Emilio. Mira, yo entiendo Peanut Butter Melodíes como un trabajo personal, sin más. Es el resultado de mi pasión, de mi hobby que es hacer música como me da la gana, sin pensar ni a quién va a gustar ni si estoy dentro del mainstream. El álbum no tiene un estilo definido, hay canciones dramáticas, otras divertidas, otras más superficiales… Pero de todas me siento muy orgulloso. Son como mis hijas.
Es gracioso que a la gente que, por ejemplo, le gusta “Oh my God” o “Nieve en el desierto” me pide más canciones como esas y odia “I killed that man”. Y, en cambio, la gente que escucha “I killed that man” me dice que ni se me ocurra hacer más canciones como “Oh my God”.
¿Ves? Es imposible hacer música para todos. Tienes que hacerla para ti y seguro que hay alguien a quien le guste lo que haces.

Raúl Torrico en su estudio. 


 – ¿Qué es la música?
– Para mí es una forma de vida. No es solo una secuencia de sonidos ordenados. Ni siquiera es el conjunto de esos sonidos y los sentimientos que te hace aflorar. Es mucho más que eso. Yo vivo mi vida musicalmente.

– ¿El talento?
– El talento es una mezcla de trabajo, constancia, empeño, esfuerzo y resiliencia. Y a todo eso añades un poco más de esfuerzo. ¿Las aptitudes innatas? Sí, obviamente cuentan; pero, como en todo, lo fundamental es tener unos objetivos claros y perseguirlos siempre.

– ¿La fantasía?
– La fantasía es aquello que sueñas por las noches y cuando te levantas intentas transformarlo en algo tangible. Una canción, un dibujo, un texto…

– ¿Dónde encuentras la inspiración?
– En la fantasía! Y en observar el mundo. Observar a las personas, observar cada sitio que visitas, cada experiencia que tienes. Procesar la información que vas recibiendo e mezclarla con la que ya tienes. Haces análisis a posteriori de toda esa información y te vas creando tus propias ideas. Hasta aquí supongo que es algo que hace todo el mundo. Luego solo tienes que sentir la necesidad de plasmar tus conclusiones, de materializarlas.

– ¿Qué se siente al tener tu música en el Palau de la Música de Barcelona en el evento de Star Wars?
– Realmente no estuve, XD. Me invitaron pero no podía ir ese fin de semana a Barcelona porque tenía ensayos en Madrid. Me sentí muy alagado porque usaran mi música en un sitio tan emblemático como el Palau de la Música. Esta gente sí que lo hizo bien desde el principio. Me escribieron un correo diciéndome que les encantaban mis vídeos y al mismo tiempo me pedían permiso para usar uno de ellos en el evento de Star Wars que estaban organizando. 

– ¿Qué es Lacrimosa?
Lacrimosa es algo muy distinto a lo que hago habitualmente. Es un trabajo coral, bastante complicado de montar en un coro porque las armonías y los intervalos son complejos. Pero el resultado es precioso. Algún día será un Requiem completo. De momento tengo escrito y grabado este Lacrimosa y su correspondiente Kyrie. Me gustaría dedicarlo a las personas que viven de cerca el Alzheimer.

– Ya sé que es complicado pero si tuvieras que definir tus composiciones, ¿cómo lo harías?
– Usaría la palabra “random”. Son pura aleatoriedad. El resultado de la apetencia compositiva del momento. Sin más.

– Un compositor es el mayor de los artistas
– El mayor de los artistas es siempre el que crea, el que innova y marca un estilo o una época. Mira, componer es en realidad un trabajo rutinario como cualquier otro una vez que sabes hacerlo. Si te das cuenta la música actual es toda muy parecida. Lo es porque se hace buscando un beneficio económico. Está ceñida a estructuras y a fórmulas que ya funcionan. Se arriesga poco. El mayor de los artistas es el que es capaz de salirse del molde y, sin pretenderlo, crea un estilo, y de pronto se convierte en fuente de imitación. Eso es un artista verdadero.

– ¿Quién fue Freddie Mercury?
– Freddie Mercury fue uno de esos “mayores artistas” de los que acabamos de hablar. Precisamente por eso, por su estilo inconfundible. Por su voz privilegiada, su manera de comportarse en el escenario, pero sobre todo por sus obras maestras diferentes al resto de la música de su época.

– ¿Qué sería la vida sin música?
– No sería vida, sería otra cosa. La música va implícita en la vida. Es más antigua que el lenguaje. Siempre hemos tenido la necesidad de expresarnos rítmicamente, musicalmente. ¿Quién no baila con música? ¿Quién no llora escuchando música? ¿Quién no tiene asociados momentos importantes de su vida a canciones concretas?

– A tus alumnos, ¿le cuentas algo de tus andanzas musicales?
– No es que se lo cuente yo. Es que me stalkean en Youtube e Instagram y se enteran de todo lo que hago.
Hay veces que les pido consejo musical. Y aunque parezca mentira me dan soluciones inesperadas que no me habría planteado yo solo.

  ¿Se puede vivir sin música?
– Se puede sobrevivir sin música. Igual que se puede sobrevivir sin amor, sin ilusiones, sin metas…

– ¿A qué época musical te gustaría trasladarte?
– Tengo dos momentos. Uno es muy concreto, el 26 de julio de 1882. En el Festspielhaus de Bayreuth escuchando el estreno universal de Parsifal de Richard Wagner. Lloraría a lágrima viva.
El otro es cualquier punto de la segunda mitad del siglo XVI, viviendo en presente la música policoral de los Gabrieli en San Marcos de Venecia.

 – ¿Has realizado ya tu composición perfecta, esa de tus sueños?
– ¡Qué va! Ni siquiera sé cuál de mis canciones es mi favorita. Pero sí que puedo decir que de la que más satisfecho estoy con el resultado es “Lacrimosa para un mundo perdiendo la memoria”. 



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