Don José Madrid en el recuerdo

EMILIO GÓMEZ
POZOBLANCO

Hace unos meses fallecía Don José Madrid, un médico muy conocido y querido en Pozoblanco. Era un hombre muy entregado a la medicina y a ayudar a las personas. En 1980 llegó a Pozoblanco instalándose en el número 3 de la calle Celestino Martínez. Allí pasaba consulta. Lo hacía con un trato exquisito al paciente. Educado, muy observador y un médico excelente en el diagnóstico. También muy querido por sus compañeros de profesión. En su vida encontró historias increíbles que se daban con mucha frecuencia en su consulta. Historias de vida que dan vidas. Siempre hizo un gran seguimiento al paciente. Tenía un lado humano muy grande. Muchas noches en vela para salvar pacientes, para asistir partos complicados y aliviar a enfermos.

Don José Madrid nació en Espiel el 27 de agosto de 1939. Estudió Medicina en Sevilla y su primer destino fue Villaharta. En 1965 contrajo matrimonio con Antonia Soriano. Tuvo cuatro hijos. Sus otros destinos fueron Azuel, Villaviciosa y Paradas (Sevilla). 

Don José Madrid vivió entregado a la medicina y en ayudar a las personas.


Aquellos años en los que pasaba consulta pertenecen a otra época. En ella estaba Don Domingo García Rubio (calle Doctor Rodríguez Blanco), Don José Rubio Pizarro (calle La Feria) y Don Juan Pablo (calle San Antonio) o Don José María Galán (calle San Cayetano). Luego estaba Doña Carmen Domínguez como pediatra y los análisis que los hacía Don Emilio Dueñas. Tiempos en los que el médico estaba las 24 horas al servicio del paciente. No se cogían números, era por orden de cola. Y muchas veces los médicos no sabían si iban a tener un rato para ellos. En más de una ocasión, Don José Madrid comentó que sus pacientes eran sus amigos pues le llaman a su casa y le consultan por la calle. Los que lo conocían bien dicen que no se cansaba de repetir “hay que resolver todos los problemas que podamos”. Eso es lo que hizo. Tanto en su casa como cuando salía. En los años 80 con menos artilugios médicos que ahora pues salía con su coche, el maletín, el estetoscopio, el tensiómetro y algo de medicación, pues no tenían tanto como ahora. Confiaba mucho en su ojo clínico. El médico de antes era médico de todo. Por entonces no había tantos médicos especialistas. Las nuevas herramientas con tecnología avanzada vinieron mucho después y crearon otro tipo de médico que busca perfeccionarse en las grandes ciudades y que deja a los médicos rurales cada vez más cortos de efectivos. Don José Madrid no solo asistió a gente de los pueblos sino también se trasladó a gente que vivía en los campos. Era otra sociedad, más bondadosa en la que el médico era visto como un ‘Dios’ y al que le regalaban huevos, chorizos, dulces. 

Estuvo de Guardia Permanente mucho tiempo, le despertaban de noche, le quitaron de muchos almuerzos en familia, de siesta, de eventos familiares. Quien lo buscaba, lo encontraba. 



Posteriormente en 1986 se abrió el Hospital y el Centro de Salud. Don José Madrid se adaptó siempre muy bien a los cambios. Fue incluso director del Centro de Salud de Pozoblanco durante dos años. Como dice Rafael Rodríguez, jefe de Atención al Ciudadano del Área Sanitaria Norte, “Don José Madrid fue un médico que aunaba experiencia con sabiduría al estar continuamente estudiando los avances de la medicina”. Los pacientes hablaron siempre muy bien de él pues tenía muchas solicitudes para que fuera su médico. Su cupo estaba cubierto. Lo mismo que ahora lo está el de Don Antonio Domínguez, quien fue el médico de Don José Madrid en sus últimos años de vida. Domínguez lo describe como “un paciente extraordinario, colaborador que nunca se quejó y asumió hasta el final su enfermedad”. Antonio Domínguez asumió muchos de los pacientes de Don José Madrid y cuenta como anécdota que todavía hay pacientes que “le llaman Don José”. Destaca su afán “por atender al paciente y por estar al día de los avances que la medicina traía”. No le duelen prendas al decir que “Pozoblanco tuvo la suerte de tener un médico de la valía humana y profesional de Don José Madrid”.

Los últimos años de ejercicio de la Medicina, ya jubilado, los dedicó en la Residencia de Ancianos Sagrada Familia de Villanueva del Duque. Muy vinculado a la política municipal en los primeros años de la democracia. Fue el primer Presidente local de Alianza Popular.

Finalizada su etapa profesional, se centró en su otra gran pasión, el campo y sus labores de hortelano. Amaba el mundo agrario.

Madrid Cazorla hizo mucho por las personas que vivieron en Pozoblanco. Y lo hizo siempre con mucha humildad, sin alterar nunca el tono del discurso. Nadie habló mal de él. Su sabiduría la acompañó de humildad a pesar de la gran consideración que en su época tenían los médicos. Será recordado siempre. Rafael Rodríguez lo recordó hace tres semanas en el programa de Prevenir en Salud diciendo que “ante todo era una buena persona, gran compañero y muy querido por sus pacientes”. En los mismos términos lo hace Antonio Domínguez destacando “por ser cercano y tener una enorme calidez humana”. Aspectos que lo definen además de la gran profesionalidad que demostró. Como decía Rodríguez “se preo­cupaba por su profesión, leyendo y estudiando porque le apasionaba lo que hacía”. 


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