La lectura tiene voz

EMILIO GÓMEZ
POZOBLANCO

La lectura tiene voz. Es la nuestra. Cuando leemos, lo hacemos en silencio. Un silencio que lo llena todo pues estamos en otro mundo (el del libro que leemos) en el que los personajes hablan, ríen, lloran, viajan, se abrazan. Leyendo te encuentras incluso mundos más verdaderos que los reales. Ya no sabemos dónde está la realidad y la ficción. Te evades de este mundo incomprensible que tenemos y sales de él gracias a las palabras que habitan en los libros.

Pero la lectura es un hábito (como todos). Se adquiere en la infancia. Y nos marca para el resto de nuestra vida. Se dice que escribir es lo que queda después de haber viajado por los libros. Después de la lectura. El Premio La Voz de la Lectura Luciana López Aparicio fue una creación de Miguel Cardador López. Quiso crear un hábito en los chavales que están empezando a descubrir el mundo. Niños de 8 años que leen a las mil maravillas y que interpretan lo que han leído. Cada uno a su manera. 



La lectura no es fácil en el mundo actual con unos niños pegados a unas pantallas jugando a matar marcianitos. El mundo virtual de los juegos no es el de los libros. Uno es acción y el otro es cultura. Uno es pegar tiros y el otro es conocer vidas. Durante toda la semana se han vivido muchos momentos. La fase preliminar ha durado tres días y ha sido retransmitida en Cope Pozoblanco. Doce participantes que han disfrutado de una experiencia única. En principio pasaban tres a la final pero al final han sido seis. No obstante, no importaba otra cosa que no fuera pasárselo bien.

Son cinco ediciones ya de un concurso que se va consolidando, que reparte más de 2.000 euros en premios y, sobre todo, reparte mucha ilusión.

En la lectura están las personas que son personajes, las historias que son cuentos y la imaginación que es el mundo mágico que se crea. Decía Nuria Espert que “la lectura es algo así como una barandilla en los balcones”. La Voz de la Lectura Luciana López ha creado 12 balcones con la barandilla de la infancia y a ellos se han asomado 12 niños que han leído, sentido y expresado un libro.

Decía Cicerón que “un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma”. Es verdad. Lo que nadie ha dicho es que una vida sin una infancia feliz es una vida truncada. 


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