Las historias de mi padre (XVII)

ANTONIO ARROYO CALERO


En 1898 España pierde sus últimas colonias, Puerto Rico, Filipinas y Cuba pasan a ser territorios de influencia norteamericana.

Este hecho supone un gran impacto en la sociedad española de aquel tiempo que trajo como consecuencia una gran crisis moral social y política.

Baroja, Azorín, Maeztu, Valle-Inclán, Unamuno, Benavente, Machado, etc, todos ellos jóvenes escritores, ensayistas, poetas que viven ese momento y a los que luego se les denominará “Generación del 98”, reflejan en sus novelas , en sus ensayos o en su poesía este estado de ánimo de signo pesimista que se respira en el ambiente.

Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós son coetáneos de los escritores de esta “generación del 98”, si bien, los estudiosos del género, no los incluyen en este grupo quizá por haber nacido unos años antes.

Nace Doña Emilia en La Coruña en 1851 en el seno de una familia adinerada. Sus padres poseían, entre otras propiedades, el famoso “Pazo de Meirás” que luego sería propiedad de Franco. Su padre le procuró una esmerada educación , algo poco habitual en las mujeres de aquel tiempo.

Abordó diversos aspectos literarios novelista, periodista, poetisa, dramaturga catedrática, etc . Gran defensora de los derechos de la mujer e introductora en España del “naturalismo” corriente literaria que surgió en Francia a finales del siglo XIX y que promulgaba un pensamiento basado en la demostración de los hechos por métodos racionales que chocaba de frente con la aceptación de los mismos a través de la revelación o de la fe.

El ser mujer casada y con hijos no le impidió mantener relaciones amorosas con diferentes amantes. Uno de ellos Don Benito Pérez Galdós.

Había nacido Don Benito en las Palmas de Gran Canaria en 1943, gran novelista y dramaturgo. Abandona el romanticismo para abordar en sus novelas un estilo realista. Fino observador y conocedor de la historia reciente de España, escribió una de las obras cumbre de la literatura española “ Episodios Nacionales”.

Aunque se le reconoce una hija natural, fue, Don Benito, hombre soltero durante toda su vida.

A partir de 1885, Doña Emilia Pardo Bazán y Don Benito Pérez Gados vivieron un apasionado romance que duró veinte años y terminó de muy mala manera cuando, a oídos de D. Benito, llego el rumor de que Doña Emilia mantenía relaciones con algún que otro jovenzuelo.

Como suele ser habitual, el amor apasionado se transformó en odio intenso. El fuego se hizo hielo y el luminoso día se transformó en oscura noche.

Rompieron sus relaciones y las rompieron para siempre.

Contaba mi padre que, ya en su vejez, hizo la casualidad que ambos personajes se cruzasen en una escalera.

Bajaba Doña Emilia.

Subía , jadeante, Don Benito.

“Adiós, viejo chocho”. – Dijo ella.

“Adiós, chocho viejo”.- Respondió él.

Fue su última conversación.

Y esta era de las muchas historias que contaba mi padre.


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