Jornada Pro Orantibus de las Clarisas de Belalcázar

ANTONIO MANUEL CABALLERO
BELALCÁZAR

Este año 2019 en el que la comunidad de hermanas pobres de Santa Clara está celebrando los 525 años de presencia orante en el Convento de Santa Clara, las religiosas acudieron a la parroquia para el día en el que la iglesia celebra el día de la Santísima Trinidad y la Jornada Pro Orantibus, en la que “rezamos y recordamos a tantos hombres y mujeres que esparcidos por el mundo entero se dedican a la oración y contemplación”.

La Madre Abadesa, Isabel Cobo, manifestó en la parroquia que “como sabéis somos un grupo de mujeres que vivimos el carisma de las hermanas pobres de santa Clara, que se ha mantenido vivo durante casi 5 siglos en el convento de Santa Clara de la Columna en Belalcázar”.

Y añadió que “cada día nosotras nos levantamos temprano, como muchos de vosotros, a las 6 de la mañana a esta hora después de darle gracias al Señor por amanecer y amanecer en su presencia nos reunimos en la capilla conventual donde comenzamos a cantar las alabanzas al Señor... los salmos que rezamos son la expresión de situaciones vitales y existenciales de toda persona y con ellos hablamos con el Señor, ponemos no solo voz sino corazón y vida a la humanidad entera, para dirigirnos a Dios”.


Las religiosas con la patrona de Belalcázar.


Luego, “celebramos la eucaristía, cada día nos celebra y acompaña un hermano franciscano, de la Fraternidad que también tenemos en nuestro pueblo, y que es otro regalo que el Señor ha concedido a este pueblo desde hace muchos años y posteriormente después de haber rezado laudes, haber tenido un rato largo de silencio para relacionarnos con el Señor, celebrado la eucaristía y rezado la hora de Tercia nos vamos a desayunar para comenzar después con el trabajo de cada día”.

La Madre Abadesa explicó que “somos hermanas trabajadoras y vivimos del trabajo de nuestras manos como los pobres de nuestro tiempo, aunque también de la generosidad de personas y grupos que colaboran con nosotras. Trabajo que como sabéis son nuestros dulces, pero también el mantenimiento y limpieza del Convento, así como la atención de las hermanas mayores y enfermas y la acogida a grupos de personas que viene a encontrarse más con el Señor, como la atención a las visitas del Convento. Después volvemos a reunirnos para el rezo del rosario y de los salmos, a mediodía y seguimos con la comida que una hermana ha cocinado para todas. Pero la tarde, después del descanso nosotras seguimos formándonos para seguir creciendo como personas, como cristianas y como franciscanas, para ello nos ayudamos de lecturas, de cursos y de la formación que los hermanos franciscanos nos dan cada semana”.

Por la tarde a las 7 “volvemos a reunirnos en la capilla conventual donde cantamos la oración de vísperas dando gracias al Señor por todo y presentándole nuestro día nuestro cansancio y el de toda la humanidad. Luego tenemos una hora de adoración al

Señor y a continuación cenamos y nos reunimos para tener un encuentro más distendido con las hermanas para compartir, reírnos, charlar, etc”. ν

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