Isabel Cazorla Calero, pozoalbense, concepcionista y misionera, al cielo

ESPERANZA AGUADO CALERO
(Concepcionista)

Con los versos de Emilio Vicente Matéu, compositor musical, quiero iniciar esta nota para una pozoalbense, concepcionista y misionera que se nos ha ido al cielo.

Ya te has ido amiga a otras tierras, vas cansada de tanto caminar,
pero al fin has hallado un horizonte donde vas a vivir otra vida de paz.
Quiero que sepas, cuando te vas de aquí que ni cielo ni tierra te alejarán de mí.
más que la vida puede siempre el amor y ese amor te da otra vida en nuestro corazón.
Nuestra vida es camino sin descanso, es la luz que transcurre en un adiós.
pero vida es también nuestra esperanza, al sentir que nos une nuestra fe en el Señor.
En nosotros perdura tu presencia, el recuerdo de tu amor no tiene fin.
te sentimos viviendo a nuestro lado, pues sabemos que estás no muy lejos de aquí.

Isabel Cazorla Calero nació en Pozoblanco, (Córdoba), un Jueves Santo, el día 14 de Abril de 1943, de una familia profundamente cristiana, formada hasta entonces, por sus padres Bartolomé e Isabel, y una hermana mayor, después vendrían cinco hijos más, fue creciendo en esta familia, trabajadora, ayudando a su madre en el cuidado de sus hermanos, y en las labores de la casa. Su padre dedicado a la atención del público en una tienda de fruta era referente necesario en el mercado del pueblo muy cercano a su casa. 



Vivió su infancia en un ambiente cristiano muy familiar. En su casa aprendió la atención a los demás, que sería el motor de su vida: la atención a los demás, en las distintas comunidades y colegios donde ha vivido su consagración, y la atención a sus padres en la última etapa de la vida de éstos en Pozoblanco.

Raíces familiares de marcadas huellas sobre el respeto a los maestros. ¡Siempre estaba bien lo que hicieran las religiosas! Sus padres fueron claros referentes de trabajo, honradez, humildad, cariño… mucho cariño entre todos, con mucho respeto a las decisiones de sus hijos.

En el año de 1963, comunicó a sus padres la decisión de ser concepcionista, decisión que no les sorprendió porque ella pasaba gran parte de su tiempo juvenil en el colegio de Pozoblanco.

Ingresó en el noviciado Concepcionista de Marcilla (Marcilla) en este mismo año, después la formación el juniorado en S. Lorenzo de El Escorial, y un año en Segovia, pidió a la Superiora Mayor, ir a misiones, atender a los más desfavorecidos en Hispanoamérica. Recientemente había fundado la Congregación Concepcionista en República Dominicana, donde fue destinada, y permaneció allí cinco años.

Desde allí fue enviada a atender a otros quizá más pobres, a los necesitados de Venezuela, en Mérida, la Morán, Ciudad Bolívar, y al fin se le encargó con otras dos hermanas la fundación de Morichalito, los más pobres entre los más pobres, sus queridos indios de Morichalito. Vivió como ellos, comió como ellos y trabajó con ellos y para ellos, siendo ellos los que recibían lo que, a través de ella familias de Pozoblanco enviaban a esta misión. Allí la acompañaron en algunos momentos voluntarias llegadas de Pozoblanco.

Y en esta misión, cuando aún estaba reciente la fundación, a Isabel, se le pidió por parte del Señor la atención a sus padres, dejó Morichalito y permaneció durante siete años en la comunidad de Pozoblanco, atendiendo a su madre primero y a su padre después, y cuando esta necesidad se cubrió, volvió a misiones, en este caso a México, donde permaneció dos años. Pero su corazón estaba en Morichalito, con los indígenas.

Y al fin recaló en allí, el amor de su entrega y de su atención. Allí experimentó toda clase de necesidades, pero, a la vez, también allí le fue posible derramarse en cada detalle de las necesidades de sus indios. La intensidad de su vida allí, la llevó a los más pobres, a vivir con ellos las mismas experiencias que ellos, hasta recibir una bala, cerca de su corazón. Extremo del que no dijo nada, hasta que apareció una infección aquí en España, donde fue atendida convenientemente. Fue allí en Morichalito , durante estos años , donde empezó a experimentar la enfermedad. Una lesión cerebral en las meninges fue la causa de una serie de intervenciones, que se iniciaron en Venezuela, y siguieron en el hospital de la Moncloa en Madrid y en otros hospitales de Madrid, desde el año 2017.

La esperanza de vida que le dieron era escasa, pero ella tenía una inquietud fuerte en volver a Morichalito, quería ponerse bien para irse otra vez a misiones. No pudo ser, en diciembre de 2017 se le realizó la última operación; pero el mal que tenía se reprodujo pronto, y ya dictó el médico que no se le podría practicar ninguna intervención más.

Fue destinanada a nuestra Residencia Nazaret de las Rozas (Madrid) , donde permaneció desde Marzo de 2018 hasta el día de su partida.

Paulatinamente fue perdiendo la movilidad, el habla, y los últimos dos meses parecía desconectar, pero era involuntario. Conservó el oído hasta el mismo día de su partida.

El día 16 de abril de 2019 nos dejó cuando estábamos iniciando el Martes Santo; Isabel nació un Jueves Santo y nos dejó un martes santo. El misterio pascual de Jesús marcó su vida, y en paralelo podría hablarse de la pasión, muerte y resurrección de Isabel; pasión, no sólo por el sufrimiento de su enfermedad, sino también por lo que es la pasión en la vida, la vehemencia de lo querido, la preferencia por los pobres la inclinación hacia la necesidad, todo esto era pasión, la muerte , la lentitud en la muerte física, como la de Jesús, y la resurrección, la certeza de que Isabel vive junto a Jesús, junto a sus padres, Bartolomé e Isabel, junto a sus hermanos Bartolomé y Catalinita que murió tempranamente.

Isabel, pozoalbense, concepcionista y misionera, me atrevo a calificarla de Santa, porque “santo”, se escribe con “s” de sí, sí, sí…. A todo lo que Dios nos vaya pidiendo en cada momento, e Isabel dio prueba de su Sí continuado a su consagración, a Dios que la concretaba en cada una de sus decisiones, siempre cribaba sus “sies” con las necesidades de los demás. Y éstos, salían, por la respuesta de Isabel beneficiados. Isabel era el cauce por el que el amor de Dios llegaba a los más necesitados.

Isabel, ahora, después de su partida, es una bendición para Pozoblanco, ahora en Dios, puede seguir siendo el cauce para Pozoblanco, de todas las necesidades que experimentemos como pozoalbenses, y que como beneficio nos pueden llegar de parte de Dios.

Nuestra Patrona la Virgen de Luna, fue inseparable durante toda su enfermedad, cuando llegó a sus manos por medio de una de sus hermanas un díptico de la última fiesta de la Virgen de Luna, ella no lo dejaba de sus manos; esta estampa se la llevó en sus manos, y una gran foto de la Virgen de Luna presidió la celebración del funeral

Confiamos y esperamos que su vida de entrega, de atención y servicio y últimamente el sufrimiento como María hayan sido el cauce por donde, tranquila, muy tranquila, se haya encontrado con su Señor, con el Señor por el que cada día ha atendido a tantos hermanos nuestros. Descansa en paz, Isabel, bendice desde el cielo a tu numerosa familia, que te acompañó en tu partida, a la congregación concepcionista, a tus paisanos, Y ¿cómo no? A tu querida Venezuela.

Descansa Isabel para la tierra, pero inicia desde tu cielo tu vida de bendiciones para todos los que hemos vivido contigo. 


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