La UCO analiza cómo los cambios de la microbiota del suelo influyen en la ‘seca’ de la encina

ANTONIO MANUEL CABALLERO
LOS PEDROCHES

Una investigación de la Universidad de Córdoba (UCO) analiza cómo los cambios en la estructura de la microbiota del suelo influyen en la ‘seca’ de la encina, un hecho que amenaza la sostenibilidad de la dehesa y que ha provocado unir fuerzas a administraciones, productores, sociedad civil y comunidad investigadora en torno a la protección de este ecosistema.

Según ha indicado la institución universitaria, aunque se entiende que el pseudohongo oomiceto ‘Phytophthora cinnamomisería’, el principal causante del declive del encinar, se ha demostrado que las condiciones climáticas también influyen. Aún así el puzzle sigue sin resolverse.

En la búsqueda de las últimas piezas que ayuden a comprender cómo se desarrolla la enfermedad, los investigadores del departamento de Ingeniería Forestal de la Universidad de Córdoba Francisco Ruiz y Rafael María Navarro, junto con el investigador del Ifapa Alameda del Obispo Alejandro Pérez de Luque e investigadores internacionales, han realizado un estudio de la biodiversidad de microorganismos del suelo a través de técnicas moleculares, para analizar si las interacciones entre los microorganismos del suelo influyen en la gravedad de la enfermedad y cómo. 

Una de las encinas estudiada por los investigadores cordobeses.


El estudio se centra en los hongos y oomicetos que viven en el suelo, y las interacciones que se dan entre ellos, y confirma que los cambios en la estructura y biodiversidad de la microbiota son determinantes para la salud del arbolado mediante dos vías: por un lado, las interacciones entre los microorganismos del suelo influyen directamente sobre los patógenos que afectan a la encina y, por otro, la presencia de algunos microorganismos beneficiosos influyen en una mejor salud del árbol.

Un conocido agente de biocontrol (‘Trichoderma’) apareció relacionado con la ausencia o escasez de los oomicetos patógenos. Además, la abundancia de micorrizas influyó en una menor defoliación del arbolado.

La clave de esta incógnita era la presencia de un cóctel de especies menos agresivas de forma individual, como ‘Alternaria’, ‘Fusarium’ y otras especies que, cuando interaccionan en sinergia, pueden causar la misma sintomatología que las especies más agresivas, llegando incluso a provocar la muerte del árbol.

Por ello, los investigadores de la UCO y del Ifapa han concluido que el diagnóstico de la ‘seca’ “no debe reducirse a la presencia de un solo patógeno, sino que es necesario un análisis completo de las comunidades presentes y de sus relaciones para detectar el peligro de forma más precisa”. 


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