Las Cabañuelas

ANTONIO GARCÍA HERRUZO
(Maestro)


El anhelo de predecir el tiempo, no ya en espacio breve o corto, sino a largo plazo, es cosa arraigada en el hombre desde épocas remotas, y para lograrlo, nuestros antepasados recurrieron a mucha observaciones que se consideran hoy, unas absurdas, otras ingenuas y las más sin base científica o sólida.

En los Pedroches, y entre muchas otras cosas para indagar el tiempo venidero existían muchas experiencias. Así, por ejemplo, se creía que partiendo una cebolla en doce parte iguales y en cada fracción unos granos de sal, dejándolos después en orden de manera que cada uno corresponda a un mes del año. Se comenzaba por Julio, y examinando detenidamente, a las doce en punto de la noche de San Juan, fecha en que debía realizarse la experiencia. Así podía asegurarse, sin temor a error, que los meses más lluviosos serían aquellos que correspondieran a los cascos de cebolla que permanecían en aquel momento más jugosos, y, por el contrario los más secos demostraban la más pertinaz sequía.

La sabiduría popular tiene su origen en la observación y en la experiencia. No se adquiere ni en los libros, ni en las letras, ni en las ágoras universitarias. Tienen sin duda, un origen en la cultura del boca a boca, en la larga convivencia que siempre tuvo la familia alrededor del hogar. Esas enseñanzas las incorporaban y asumían los miembros de cada familia y contribuían, en parte, a formar su peculiar cosmovisión.

Los hombres y mujeres de los Pedroches han tenido desde siempre un continuo contacto con la naturaleza, oteando el horizonte, el estado del cielo, o incluso el vuelo de las aves.

Así aparecen los REFRANES relacionados con la climatología, basados todos ellos en la observación previa y directa. Veamos algunos de ellos:

1.- “Cuando la Chimorra tiene montera llueve aunque Dios no quiera”.

1.A.- “Si hace ceja en la Chimorra, no hay cañá (cañada) que no se aniegue (anegue), ni arroyo que no corra” (Reinaldo, 82 años. Villaralto).

1.B.- “Si la Chimorra amanece tocada (nubes negras), coge la manta y vente a tu majada” (Moisés, 91 años. Pozoblanco).

2.- “Cuando el grajo vuela bajo, hará un frío del carajo”.

3.- “Ceja en poniente, deja la yunta y vente”.

4.- “Si la Candelaria plora (llueve), ya está el invierno fora (fuera); si no plora, ni dentro ni fora”. (El Berengeno, 89 años. El Viso).

5.- Cielo aborregado, a los tres días mojado”.

6.- Aire solano, agua en la mano; en invierno que no en verano”.

Son infinidad los refranes que he recogido de más de un centenar de INFORMANTES: caseros, pastores, ganaderos, aceituneros, arrieros, viñadores, etc, etc, en mi libro “EL HABLA LLANA” (inédito). Así que vamos a ocuparnos en el título que preside este mi artículo: LAS CABAÑUELAS.

Consisten LAS CABAÑUELAS en la costumbre que tienen los hombres del campo en vislumbrar el año meterorológico venidero según los días del mes de Agosto. Parece que esta observación hecha desde lejanísimas épocas, tiene una base un tanto sólida, pues al decir de personas documentadas y solventes en la materia, el día primero de Agosto suele coincidir, poco más o menos, con el punto de simetría de la curva anual de temperatura; Doblada por este punto, coincide en general la curva descrita desde Enero con la que falta por recorrer hasta Diciembre.

Aclarémoslo con detalle. Dando una interpretación caprichosa al viejo decir: “Primer día de Agosto, primer día de invierno”, hay personas cabañuelistas que sostienen que la primera observación, o sea, la del primero de Agosto, corresponderá al futuro mes de Enero, guardando las siguientes el orden natural, habiendo creado con ello un cierto confusionismo en la interpretación de “Las Cabañuelas”.

Otros cabañuelistas , queriendo rubricar mejor la predicción, nos hablan de “Las Tornas”, o sea las observaciones hechas en sentido inverso, empezando en el mes de Julio para terminar en Agosto, y comenzando tales observaciones el 15 de Agosto( Virgen de Agosto) para terminar el día 21, festividad de San Bartolomé, época en que a veces, inesperadamente, desciende la temperatura a causa de un temporal que por entonces nos visita, y justifica muchos refranes que quieren certificar lo que anteriormente decían sobre la simetría de la curva anual:

“La buena otoñada, por San Bartolomé la primera aguada”.

Termino ya. Lo hago como siempre alzando mi voz por todas esas gentes, que, apartados de las escuelas, han vivido y crecido en la inculturación y en la agrafía, pero inmersos eso sí en un mar extensísimo de conocimientos, olvidados, ridiculizados y, aún, despreciados. Así D. Antonio Machado sentenciaba que la verdadera historia de un pueblo no se encuentra en lo que de él se ha escrito, sino que se encuentra dentro del hombre mismo.

¡Feliz lectura!. Volveremos sobre este tema de “Las Cabañuelas” en una próxima entrega. !!Feliz Verano a todos!!

Bibliografía: “El habla llana: Índice Semántico de rusticismos, dichos y vulgarismos”. Antonio García Herruzo. Año 1992. (INÉDITA). ν

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