Los alfareros en el Catastro de Ensenada de Pozoblanco


ARTURO LUNA BRICEÑO

Dedicado a Domi Calero que tanto afán, cariño y tiempo está dedicando a recuperar la alfarería antigua en Los Pedroches.


A la respuesta 33 del Interrogatorio General del Catastro de Ensenada de Pozoblanco sn 1752 dijeron: “Que ocupaciones de artes mecánicas hay en el pueblo, con distinción como albañiles, canteros, albéitares, herreros, sogueros, zapateros, sastres, pelaires, tejedores, sombrereros, manguiteros y guanteros, etc., explicando en cada oficio el número que haya de maestros, oficiales y aprendices, y que utilidad se les puede resultar trabajando meramente en su oficio al día cada uno.

Dijeron: “Que también hay cinco Maestros de Alfareros a los que regulan la utilidad diaria de tres reales de vellón a cada uno”.
Aunque se declaró que todos eran maestros alfareros lo cierto es que uno de ellos dijo ser Oficial de Alfarero:

Diego Fernández Villarejo. El menor: Oficial de Alfarero, de edad de veinte y dos años. Casado. Tiene un hijo de menor edad.

Diego Fernández Ballesteros el mayor, tiene un caballo y dos colmenas en el término”.


Aunque en el Libro de los Vecinos se apellida de segundo Villarejo y en el 2º Tomo de Haciendas de seglares da el apellido de Ballesteros, no se trata de la misma persona. Lo más probable es que fuera su padre. No declaraban posesión de vivienda y moraba alquilado o con algún familiar en la Calle del Castillejo. Calle que actualmente se denomina “Alfareros”

Acisclos Cabello. Alfarero, de edad de treinta años. Casado. Tiene un hijo de menor edad y tres hijas. Tiene una casa en la Calle de Cantarranas con cuarto bajo y encamarado. Doce varas de frente y diez de fondo, regulado su alquiler anual en sesenta y seis reales de vellón. Confronta por una parte con la de Bartolomé García y por otra con la de Juan de Amor. Una pieza de tierra de sembradura de secano en el sitio que llaman de Guadarramilla. En el término dos jumentos.

Acisclos Martín Rosales: Maestro de Alfarero, de edad de cuarenta años. Casado. Tiene un hijo de menor edad y dos hijas. Tiene cinco sextas partes de una casa en la Calle del Castillejo. En el término un jumento.

Alonso Márquez: Alfarero. De edad de treinta y cuatro años. Casado. Tiene un hijo de menor edad y una hija. Tiene la tercera parta de una Casa Pajar en la Calle de Cantarranas. La tercera parte de una pieza de sembradura de secano del sitio del Trebolar. En el término un caballo.

Miguel Rosales: Maestro de Alfarero: de edad de cincuenta años. Casado. Tiene una hija. Tiene una casa en la Calle del Castillejo con cuarto bajo y encamarado. Doce varas de frente y las mismas de fondo. La sexta parte de una casa en la citada Calle pro indivisa con otras quintas partes propias de Acisclos Martín Morales. Una pieza de tierra de sembradura de secano en el sitio del Fontanar. En el término noventa y ocho cabezas de ganado lanar entrefinos y dos jumentas”

Estos cuatro Maestros alfareros debían ser familia entre sí. Las dos familias Rosales y Cabellos continuaron su tradición hasta bien entrado el siglo veinte. Los Cabellos establecieron sus alfares en los entornos de San Bartolomé y Los Llanos. Y los Rosales emparentados con los Carrillos, se establecieron en El Lejío y la Carretera de Villaharta.

En 1754 sólo existía un horno de cocer teja del que se servían todos. Lo mismo sucedía con los tendederos o eras, donde se moldeaban y secaban los ladrillos y las tejas. Este horno estaba situado en la zona del Campo Chico, en una de las entradas del pueblo: El Callejón de la Indiana. Y en las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada se lee:

.- “Que también hay otro (horno) de cocer teja propio de D. Joaquín Morante a el que le consideran de útil anual treinta y tres reales de vellón”.

En el libro de Haciendas de Eclesiásticos cuando declara sus posesiones el presbítero Don Joaquín Morante de la Madrid se lee:

.- Un horno de Cocer Teja en dicho Callejón de la Indiana contiguo a la Población con su hogar, el tendedero y demás pertrechos, regulada su utilidad anual por un quinquenio en treinta y tres reales de vellón. Confronta por una y otra parte con tierras de Doña María de Pedrajas”.

Don Joaquín Morante de la Madrid era un cura que tuvo mucha importancia en la segunda mitad del Siglo XVIII en Pozoblanco. Fue Comisario de la Inquisición y Consiliario ante el pleito para expulsar a Andrés Peralbo Cruzado y su mujer, de la Cofradía de Jesús Nazareno. En Haciendas de Eclesiásticos declaraba:

“Don Joaquín Morante de la Madrid. Presbítero. Tiene por bienes temporales:

.-Una casa en la Plazuela de Don Martín con cuarto bajo y encamarado. Catorce varas de frente y diez y ocho de fondo regulado su alquiler anual en ciento cincuenta y un reales de vellón. Confronta por una parte con la de Don Pedro Matías Castillejo, vecino de la villa de Fuente Obejuna y por la otra hace esquina a la Calle del Castillejo”.

La Plazuela de Don Martín actualmente es la plazuela en la que se encuentra el Pósito. Almacén que se construyó tiempo después, en el siglo XIX. Esta casa hoy estaría situada en la esquina de la Calle Alfareros. La trasera del edificio daba al Callejón de la Indiana.

La alfarería en Pozoblanco, aunque elaboró cacharrería, sobre todo de gran tamaño, estaba más ligada a la construcción de casas que a la de utensilios, su especialidad era la confección de tejas y ladrillos de molde. En la alfarería para uso doméstico se trabajaron mucho los recipientes, especialmente los cántaros y las tinajas. 









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