Salvemos nuestros pueblos

EMILIO GÓMEZ
(Periodista-Director)


Aveces escuchaba las voces de los que se fueron del pueblo. Estaban metidas en los quioscos donde se compraban los cromos de aquellos álbumes, en las calles que esperaban sus pasos perdidos, en las ferias pasadas y en los amores que no cuajaron. Se fueron sin más.

Cuando uno nace en un pueblo cree que se quedará siempre en él. Quizás no lo piense pero lo siente. Luego la vida lo llama para otro sitio. Allí donde ya se pierden sus latidos. Primos que se marcharon, amigos de los que apenas sabes, y gente que pierdes de vista sin saber a dónde fueron. Luego están los padres que ven como un día sus hijos se fueron mientras ellos siguen envejeciendo sin estar cerca de los suyos. Un día recuerdas y te viene al pensamiento la imagen del que vivía en la punta del pueblo, del que tenía la abuela en el Cerro o del que llevaba la bicicleta Orbea en aquel tiempo.

La infancia es como una selva llena de aventuras. Con gente que mañana partirá y a los que le perderás la pista porque tomaron otro sendero. ¿Por qué se va la gente de los pueblos? Una pregunta que todos nos hacemos. Hemos construido una sociedad dominada por el asfalto y la concentración. Todos al mismo sitio. Juntos. Olvidando lo que fuimos, la naturaleza, el silencio y la tranquilidad.

No les interesó a los gobiernos crear salidas en los pueblos. Y se pagará. Porque nos hemos cargado los oficios tradicionales, el campo y la vida saludable. Cuántos terrenos vacíos, casas derruidas y tradiciones perdidas.

Esa España llena de pueblos, de colorido, de gente y de ilusión no es la que existe ahora. Los veranos de antes eran diferentes. Llegaba mucha gente que se había marchado pero que en verano aparecía con la maleta dispuesto a deshacerla y salir corriendo a la calle de donde había salido. Ya cada vez vienen menos de los que se fueron (que son cada día más). ¿Y qué hacemos? Un proyecto conjunto para SALVAR NUESTROS PUEBLOS. De lo contrario nos cargaremos la vida como era entonces o nos iremos a la ciudad todos.

Somos una tierra maravillosa donde si queremos, tendremos un lugar maravilloso para vivir y para dejarle a los que venga detrás. Hace falta que sepamos ponerlo en valor, transmitiendo sus bondades. Cosa que no hemos hecho demasiado bien, pues está claro que detrás de cada pueblo están los que vivieron en él, nuestras costumbres, nuestras historias y nuestro patrimonio. Todo lo que nos dejaron los que nos precedieron. Duele ver casas abandonadas, cortijos con los palos del tejado caído, campos sin animales y encinas que se mueren sin remedio. Todo eso que estamos, en parte, dejando agonizarlo fue con lo que vivieron nuestros antepasados. Y de lo que vivieron. Eran un grupo de personas que no querían irse. De nosotros depende el futuro de nuestros pueblos. 


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