Las crónicas del agua

ARTURO LUNA BRICEÑO

Cartel del 11 de julio de 1930.

La Comarca de los Pedroches si por algo se ha significado a través de los tiempos ha sido por la pertinaz sequía que casi todos los veranos la azota.

En 1754, y según se refleja en el Catastro de Ensenada de Pozoblanco, para paliar la sed, contaba con 17 fuentes en el término y en el casco urbano. Dentro del pueblo se encontraban dos: La Fuente de la Izquierda, situada en la calle el mismo nombre que se conserva, pero sin el apellido zurdo, y su ubicación es hoy un falso pozo que se encuentra mediada la Calle de San Antonio y la otra tampoco está abierta: La Fuente de Santa Catalina. Las demás estaban alejadas de la población y también tenían nombre religioso: Fuente de Dios, Fuente del Milagro y Fuente Santa.

Otras eran más prosaicas: Fuente del Jalaurrano, Fuente del Calvo, Fuente del Talaverano y la Fuente del Lobo. A estos pozos y fuentes había que añadir los manantiales que regaban el cultivo de las catorce huertas que existían, Algunas dentro del pueblo como era La Huerta de Juan Dorado que estaba en la Calle de la Ribera. Otras, que perviven, estaban cerca de la población: La huerta de la Clara, La huerta del Pino o La huerta de la Monja. La más importante de ellas era La huerta del Fontanar, propiedad de Doña María Pedrajas. Huerta que estaba en las orillas del Guadarramilla. 



Si tenemos en cuenta la construcción de seis casas que Juan Gines de Sepúlveda ordenó levantar en las dos huertas que el había comprado cerca de San Sebastián y que eran conocidas por Las Coronadas. Casas para sus familiares y el capellán de la Capellanía que había fundado en Santa Catalina. Estas casas estaban dotadas de corral, huerto y pozo. Es de suponer que casi todas las casas de Pozoblanco en 1754, tenían un pozo o un aljibe para recoger el agua de lluvia.

De estos pozos sacaban las mujeres el agua para lavar la ropa y las aguas, una vez utilizadas, eran arrojadas a la calle. Hay muchos datos del mal olor en distintos documentos. Algunos son bandos en los que se dice: “que el que dejara sin recoger a su cerdo cuando lo devolvía el porquero del Concejo, o no tenía la puerta abierta para que el animal fuera a su zahurda, sería multado y el cochino requisado y enviado al Hospital de Jesús Nazareno”.

El evitar la peste era uno de los cuidados que el Concejo llevaba a rajatabla. Y el evitar que los pozos y aljibes recibieran filtraciones de las aguas fecales un deseo, casi nunca conseguido, de los vecinos.

Ante estos peligros, a finales del siglo XVIII, se empezaron a construir cementerios, para dejar de enterrar a los muertos en las iglesias. Y a la vez se construyeron fuentes con pilas para que las mujeres pudieran lavar la ropa. Dos de estas fuentes de Pozoblanco se pudieron haber hecho celebres en toda España, porque una zarzuela, titulada: La Virgen de Luna, Que estrenó el 11 de julio de 1930, Marcos Redondo en el Cine Moderno tenía un cantar que decía:

Mocitas de Pozoblanco
que al Chorrito vais por agua,
traerla de La Guizuela
que es la más fresca y es la más clara.
Y si quieres verme a solas
en San Gregorio estaré,
te pasas por La Ribera y en San Antonio te esperaré.



Pero esta zarzuela se estrenó el día 11 de julio y ese mismo día se bajó del cartel para siempre. Al parecer contaba una historia de que El Lobo, (Marcos Redondo) volvía de la mili y traía un collar para regalárselo a la Virgen de Luna. Se lo dio a su hermana, y su marido, que estaba enamorado de otra, se lo robó y se lo dio a la que amaba. Furiosa su mujer lo mató y un mendigo, llamado el Migas Tostás, se inculpó del crimen. Un drama que transcurría en la Romería de la Virgen de Luna. 

Porquero, año 1930.


La zarzuela sentó en Pozoblanco muy mal. Y según continuaba la representación la gente se iba indignando y protestando. Unos porque se sintieron identificados y otros porque no entendían que eso pudiera suceder en la Romería de la Virgen de Luna. La protesta llegó a tal limite que no se terminó la función, ni se llegó a representar al día siguiente, como estaba anunciada.

Manuel Fernández Palomero, autor del libreto, natural de Villanueva del Duque, aunque se dice qué criado en Pozoblanco, cosa que dudo, se olvidó de dos cosas: Primero que la Virgen de Luna en Pozoblanco es algo que no se toca fuera de su patronazgo. Segundo que por esas fechas habían asistido, con película incluida, a la Exposición Iberoamericana de Sevilla, a vender una imagen moderna de un pueblo emprendedor. Y claro está, esta Zarzuela no ayudaba.

Por otro lado, es inexplicable el paseo que le da a su novia para quedar con ella. Eso es más marear la perdiz que pelar la pava.

La zarzuela se arreglo y se estrenó al año siguiente en el Teatro Fuencarral de Madrid. La Virgen de Luna se había convertido en la Virgen del Valle, y el titulo nuevo, era: “Sierra Brava”. Este titulo se lo debió poner Palomero viendo lo bravo que se le puso el personal en el estreno en Pozoblanco.

El libreto y la partitura de: La Virgen de Luna se conserva en el Archivo Histórico de la SGAE. Donde lo he visto no hace mucho tiempo. 


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