Se cumplen quince lustros del nacimiento de los cabos primeros

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ (Presidente-Editor) 

En este mes de junio se han cumplido 75 años de la introducción de los cabos primeros dentro del ordenamiento de mandos del cuerpo militar.

Su función principal era la de ser los transmisores de enlace entre la tropa y los suboficiales y oficiales, hasta la desaparición del servicio militar obligatorio, ya que, con la profesionalización de todos los miembros del ejercito, ha perdido la verdadera función para la que fue creada.

Yo hice el campamento en León, en julio y agosto de 1982, en el Ferral del Bernesga, y posteriormente fui destinado a Salamanca, al cuerpo de ferrocarriles, al lado de la estación de la
ciudad. En ella hice el curso de cabo y posteriormente hice el curso de cabo primero en Valencia, en Fuente de San Luis, ya que era el único cuerpo que concentraba en un mismo lugar a todos los que hacían el curso. Mi mayor fortuna, entre los cincuenta cabos que acudimos, fue que en mi carnet de identidad reflejaba como profesión la de fontanero. El haberse licenciado poco antes el fontanero que
hubo anteriormente en la unidad a la que fui destinado, supuso que yo tuviera que compaginar los estudios del curso con trabajos de fontanería, tanto en la unidad como en las viviendas del
capitán y del comandante.

A tal nivel llegó mi suerte, que tenía permisos todos los fines de semana para venir a Pozoblanco. Durante los tres meses que duró tuve permisos especiales para acudir a varios partidos de fútbol nocturnos del Valencia C.F., y hasta me quitaron un arresto justo que me había puesto el alférez, pues
delante de él me lo anuló el capitán. Incluso el comandante me propuso que me presentara al examen de prácticos (futuros ferroviarios profesionales), que él me garantizaba que aprobaba el examen, cosa que al final no hice.

El último día, cuando nos dieron las notas y el orden para conseguir destino, mi sorpresa fue mayúscula al quedar el 7º sobre cincuenta alumnos, y por ello pude escoger la primera de las
dos plazas que había para Córdoba.

Haciendo un inciso diré que la corrupción y la falta de honradez se ha dado siempre, en cualquier ámbito, también en el militar. Ejemplo fue en la época que yo estuve en la unidad de Salamanca, donde el máximo mandatario, que era un capitán, se aprovechaba de forma ilícita y descarada a costa de los 80 miembros que componíamos la unidad. Su sistema era fácil, quitar el bocadillo de media mañana, comprar lo peor del mercado, y crear un sistema de chantaje para no dar cenas. Después los de contabilidad rellenaban los partes diarios con el gasto por soldado, del cual el 60% se lo repartían entre el capitán y sus secuaces mandos inferiores.

En el campamento comía mucho mejor que en Salamanca, y no digamos en Córdoba, con piscina, aire acondicionado y comidas mejores que si estuviéramos en casa. En Córdoba ejercí como cabo primero durante los cuatro últimos meses de mi servicio. Tengo que decir que mi carácter extrovertido me ayudó a realizar mi labor con vocación y equilibrio entre la tropa y los mandos.

Incluso tuve el honor de recibir a un tren especial, con cerca de 1.500 soldados que venían de la comarca aragonesa de “Los Monegros” de hacer maniobras, y acudí al vagón de mandos, donde oficiales llenos de estrellas ocupaban el mismo. Al frente venía un coronel, al cual me dirigí para darle las instrucciones del tiempo que tendrían que parar y sugerirle que podía dar permiso a la tropa durante tres horas, hasta que continuara el tren a su destino de Melilla.

Algunos malos y corruptos militares siempre han existido, y como nos dijo el oficial de nuestra unidad en León, un militar cabal, el teniente Ibáñez, dos días antes de jurar bandera: “Vais a vuestros nuevos destinos, y tened en cuenta que vosotros vais a ser lo que sea vuestro capitán, si es un hijo de…., todos seréis unos hijos de… y si es lo contrario pues así seréis”.

Pero en fin, hoy toca recordar y felicitar a los miles y miles de cabos primeros que tan fundamental labor han realizado, siendo el brazo de prolongación y explicación de los problemas de la tropa, para ponerlo en conocimiento de los suboficiales y oficiales del ejército español.

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