De vuelta

ANTONIO RUIZ SÁNCHEZ
(Periodista)

Todos hemos sido niños alguna vez, así que seguramente recordemos estas fechas de septiembre como los temidos días de la vuelta al cole. En cuanto llegaba el noveno mes del año, el estómago nos daba brincos y se nos hacía un nudo en la garganta pensando en que teníamos que volver a las clases después de más de dos meses en libertad veraniega salvaje.

Costaba volver a una rutina de madrugones, deberes, exámenes y profesores exigentes. Y es que conforme se acercaba el primer día de clase, apenas podíamos dormir debido a todas las preguntas que se acumulaban en nuestro cerebro. ¿Qué maestro o maestra me tocará? ¿Será bueno o me mandará muchos deberes? ¿Mis compañeros seguirán queriendo jugar conmigo o habrán cambiado durante el verano? ¿Cuál será mi clase? ¿Me enteraré de lo que expliquen? ¿Dónde me tocará sentarme?

Miles de cuestiones que reflejaban un único temor: el miedo a lo desconocido. Cuando nos enfrentamos a una situación nueva, las inseguridades se multiplican porque no sabemos cómo vamos a reaccionar o con qué nos vamos a encontrar. Mucho más de pequeños, cuando todo nos afecta en mayor medida.

El día antes (y la noche) de volver al colegio era un verdadero trauma. No saber qué iba a pasar a la mañana siguiente suponía altas dosis de ansiedad.

Aunque también estaba la parte buena: los libros nuevos con ese olor tan agradable que sólo podía darle el forro de plástico, el estuche a rebosar de lápices, gomas, ceras de colores y sacapuntas. Incluso si tenías suerte, te compraban una mochila porque la anterior estaba para tirarla.

También reencontrarse con los amigos era una de las cosas buenas. Porque una vez pasados los primeros minutos de pánico, te dabas cuenta de que a pesar de que habías pasado todo un verano sin estar con ellos, seguíais siendo amigos y podíais seguir jugando en el patio.

En cuanto habían transcurrido un par de semanas o tres, parecía como si nunca te hubieras ido del colegio. Te acostumbrabas a tu nueva maestra, a tu nueva clase y a tus nuevos libros. Porque el miedo a lo desconocido sólo dura hasta que te enfrentas a lo que desconoces. Y la vuelta al cole no dura todo el año, sólo unos cuantos días de septiembre.


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